El verano empieza caliente… Es más, en Francia empezó con fuego literalmente. Ahora en España tenemos otro de esos casos que los negacionistas de la estadística policial llaman caso aislado. La noticia de que un marroquí provocaba un incendio en la Jefatura Superior de Policía de la Rioja corría como la pólvora. El hecho de que no estemos hablando de grandes daños o de víctimas mortales no quiere decir que el ataque carezca de relevancia.
Innumerables son los casos similares que motean la geografía europea, pero a nadie le interesa comentarlo. Deben pensar que si se omiten los hechos y procuran que no trasciendan a la prensa, es fácil hacer ver a la sociedad que son actos puramente vandálicos sin mayor importancia. Eso, o directamente lanzan por las televisiones a los activistas más radicales desmintiendo las noticias tachándolas de bulos.
Ya no es sólo lo que está ocurriendo en Francia, no es continuar con el ejemplo de violencia y caos gratuito para someter a la ciudadanía a golpe de fuego y terror. Ésto va mucho más lejos y viene de mucho antes.
Hace unos días cayó en mis manos un antiguo artículo de un diario de corte ultraizquierdista y en el que se hablaba del “miedo a la policía”, la persona que suscribía el artículo es habitual colaboradora de tertulias y siempre que puede atiza a la policía con su lengua en forma de látigo. A pesar de su ignorancia y del más absoluto desconocimiento para hablar con criterio sobre temas de seguridad, la siguen sacando a diario para aprovechar su ímpetu y emitir con vehemencia soflamas despotricando de las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado. Dicho ésto, he de recalcar que a policías y guardias civiles el insulto les resbala y la que al final la que queda retratada es la susodicha. Lo grave de la cuestión no reside en que alguien critique o vocifere contra una institución, lo peligroso es que desde un medio de comunicación se arengue a muchos descerebrados a generar un odio que después se transformará en agresiones. Ésto y no otro motivo es lo que hace que me refiera a ésa periodista y a sus vomitivas palabras.
La historia cambiaría si se les hiciese responsables directos de cada falta de respeto o de cada agresión sufrida por los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, y que sin duda son producto de ése odio macerado de forma maquiavélica por los “ilustrados” que azuzan a “Los nuevos chicos de la gasolina”.
Por empeorar que no quede. Unos nos llaman superfluos o Piolines y otros abogan por la desaparición de la policía tal cómo la conocemos. Ya hay políticos que quieren una “Policía amiga” y no como la que hay ahora. Según dicen, una policía con armas produce rechazo, miedo y se percibe por la ciudadanía como una policía violenta o agresiva. Para los que viven en el “Planeta Galleta” o “Los mundos de Yupi” debe ser normal que todo sea Happy flower, pero la realidad social es bien distinta. Para muestra la “Revolución de las sonrisas” todos sabemos muy bien de qué iba, o los altercados de Francia, o las súbitas agresiones terroristas con cuchillo en plena calle.
¿Van a convencer con un mitin sobre paz e igualdad al yihadista para que no siga asesinando?
¿Cuándo les ocupen la casa van a empatizar con esos pobres que reclaman e imploran por una vivienda digna y gratis?
No, ¿Verdad?
Ahí ya ven las cosas de otra manera y tendrá que venir la policía a resolver la papeleta. Ésa misma policía a la que odias e insultas por la mañana en tu programa. Por mucho que les odien, les insulten, les señalen, les agreden, les difamen y les calumnien, cuando las cosas se pongan feas serán a ellos a los primeros a quienes recurran.
Por cierto, si hay alguien que debe sentir miedo de la policía, ése es el delincuente. Los demás pueden estar bien tranquilos.
@mar_deposeidon