Se suele decir que lo peor que te puede pasar en la vida, es tener que enterrar a tu propio hijo. Pero, profesionalmente hablando, lo peor que puede pasar es tener que enterrar a tu compañero.
Como miembro de la Policía Nacional desde hace mucho años, he visto de prácticamente de todo.
Desde robos violentos, violaciones, suicidios e incluso asesinatos. Pero sin duda alguna, lo peor de todo ha sido ver morir a mis compañeros por realizar su trabajo.
A muchos de ellos no les conocía, pero cada una de sus muertes me dolió como si fueran parte de mi familia. Y en verdad forman parte de mi familia, mi familia azul.
Mis “padres”, que me enseñaron todo sobre la policía cuando entré. Me enseñaron esta gran profesión, la cual no se aprende en una academia, sino en la calle día a día.
Mis “hermanos”, que trabajamos tantos años juntos, pasando los peores y mejores momentos de nuestra vida. Pasando Navidad tras Navidad de servicio. Noches de patrulla, donde nos contábamos todo sobre nuestras vidas.
Mis “hijos”, jóvenes recién salidos de la academia y a los que he querido inculcar los valores y la forma de vivir la Policía, tal y como años atrás me enseñaron a mi. Ver a esos jóvenes que por edad podrían ser perfectamente mis hijos, me da esperanza y alegría de ver que el futuro está garantizado.
Por eso cuando veo un compañero que muere arrojado a las vías de un tren a manos de un malnacido, acuchillado por no tener un chaleco antibalas, disparado por no tener una funda antihurto, ahogados por salvar la vida de otras personas o asesinados por un grupo terrorista, me cuesta dormir y le doy mil vueltas a todo pensando cómo se podría haber evitado. Se me parte el alma.
Mucho cuidado en la calle.
Fdo: Un compañero.
Mi más sincero apoyo y agradecimiento a todos agentes de la Policía Nacional a los fallecidos DEP y a vuestro familiares darles animo que paséis una feliz Navidad
Viva La Policía Nacional 🇪🇸🇪🇸🇪🇸🇪🇸🇪🇸