Llegamos a los 400 condenados que han podido reducir su condena por delitos sexuales, siendo estos los realmente beneficiados ante la nueva ley que sigue siendo un quebradero de cabeza para la mayoría de la sociedad que entendemos además lo que esto conlleva.
27 excarcelados, que según Irene Montero es culpa de los jueces porque han dictado sentencias destacando la problemática de la aplicación de la misma y no de saber interpretarla cómo ella misma indica.
Es más, nos indica que, los jueces montan un jolgorio ante las violaciones grupales, emitiendo una generalización de interpretación ante una situación muy grave que deja en total indefensión, es decir, apuntamos a que la propia víctima pueda acudir a interponer una denuncia sin necesidad de aportar desde el primer momento una sola prueba de lo sucedido, pero por otro lado, se permite la excarcelación de depredadores sexuales, en los cuales vuelve a dejar desprotegida a la siguiente víctima. ¿Interpretación o aplicación? Recuerden o sepan, que el Juez aplica la ley.
Por otro lado, hay una delgada línea en la interpretación de una agresión sexual en la que la propia víctima no acceda a mantener relaciones sexuales consentidas; ya que he podido escuchar como ejemplo a través de la propia Irene Montero tras su entrevista en los informativos de Telecinco con Pedro Piqueras, mencionar como que si te arrepientes de haber mantenido una relación sexual puedes denunciar una agresión, porque no has expresado con claridad tu consentimiento.
Dejemos claro que hay puntos a favor en esta ley, como es en ciertos aspectos que antes tenían que juzgarse como un abuso siendo claramente una agresión, pero, muy distinto es que, no se puede equiparar un trauma en el que se deberá tratar de por vida a una víctima que ha sufrido como consecuencia de una violación, a la contradicción de una ley que proviene de un sector feminista que se ha motivado desde hace varios años a defender a la misma mujer.
¿Son conscientes de la falta de protección ante un depredador sexual? ¿Mencionan la trazabilidad de tener que revivir la experiencia traumática de las propias víctimas viendo como dicha ley no hace el intento real de protección y de erradicar el problema? ¿Se paran a estudiar que deben hacer contra los depredadores tras su ingreso en prisión? ¿Son conscientes de que tal incompetencia y falta de madurez es un crecimiento exponencial de agresiones sexuales contra las mujeres? ¿Bajo que protección y en base a la propia victimología han compuesto dicha ley?
Podría seguir mencionando múltiples cuestiones acerca de esta ley, pero como criminóloga, expongo con total miedo y desesperación la involución que han creado desde el propio ministerio de igualdad, en el que se supone que trabajan para erradicar y tratar los delitos de violencia sexual y de género.
Muy lejos de ello nos encontramos, pues a pesar del anuncio que invaden con videos y mensajes manipulados, las víctimas carecen de protección real.
Y voy más allá, los propios agresores no tendrán el tratamiento adecuado para una futura reinserción social, porque serán conscientes de que la ley actual les ayuda a seguir delinquiendo. Por lo tanto, mi labor como criminóloga se ve mermada por la falta de medios y herramientas que las propias administraciones están limitando.
Para finalizar, como experta o especializada en esta materia, debo indicar y reclamar que debemos trabajar muy duro para que exista la verdadera protección y tratamiento para ambos, no podemos dejar de lado a ninguno y debemos estudiar, elaborar y practicar los valores que esta problemática tenemos actualmente. Las leyes pueden modificarse, pero si no hay comprensión y no aceptamos las críticas constructivas, no podemos avanzar, no podemos evolucionar y mucho menos podremos erradicar esta lacra.