Este fin de semana la familia de la Guardia Civil volvió a vestirse de luto tras el asesinato en Barbate (Cádiz) de dos Guardias Civiles, David PÉREZ CARRACEDO, miembro del GAR, y Miguel Ángel GONZÁLEZ GÓMEZ, perteneciente al GEAS de la Comandancia de Cádiz, a manos de unos sanguinarios narcotraficantes, ante la mirada y el aliento desde tierra que recibía esa morralla por un grupo que a duras penas se les puede llamar personas.
Lo primero es transmitir nuestro más sentido pésame a las familias de los dos compañeros. El dolor que seguro sienten en este momento es compartido por todos nosotros. Un dolor que cualquier guardia civil lo siente en lo más íntimo, como algo propio. Por desgracia, esta sensación de pérdida no es ajena en la Guardia Civil. Y la ira que la acompaña tampoco, cuando no hace tanto como quieren hacer creer, enterrábamos padres, hermanos, amigos, todos compañeros, cubiertos con la bandera y en lo alto su tricornio, como recuerdo vivo del último sacrificio realizado en aras la principal divisa del Guardia Civil, el Honor. Por último, mandar a las familias de David y Miguel Ángel, un fuerte abrazo y la promesa de que, mientras quede un solo guardia civil, no serán olvidados.
Es evidente que, como dice D. Arturo Pérez-Reverte, “A la Guardia Civil nunca se le llama para nada bueno […]. Si lo que iban a hacer allí fuera fácil, seguro, cómodo o bien pagado, otros habrían ido en vez de ellos”. Y ese comentario está basado en la profesionalidad, vocación de servicio y cumplimiento de las obligaciones más allá del deber que hoy David y Miguel Ángel han llevado hasta sus últimas consecuencias. Estamos hablando de dos miembros de unos grupos, como son el GAR y el GEAS, reconocidos internacionalmente por su labor y preparación. Ellos sabían sin ningún género de dudas donde se estaban metiendo, pero cumplieron las órdenes aún a sabiendas que sus medios eran insuficientes. Alguien con esa preparación sabe que no se pueden detener lanchas de dos toneladas, capaces de alcanzar más de 60 nudos (111 km/h), con embarcaciones semirrígidas de un solo motor. Pero cumplieron la orden, y lo pagaron con sus vidas.
Que esa es otra cuestión. Los asesinos está muy claros quienes han sido: un cáncer dentro de la sociedad, una lacra hecha al dinero fácil, con un absoluto desprecio por una vida que no sea la suya. Exportadores de muerte, que hoy han demostrado que el principio de autoridad ha muerto en esas costas. Entre los gritos de júbilo de una masa idiotizada que no representa de ningún modo a la sociedad gaditana en su conjunto, pero que es lo que el tráfico de drogas y sus asquerosos lacayos están mostrando al mundo. Pero ahora también cabe preguntarse quién dio la orden de que se echaran al mar, despreciando el conocimiento de los que sí saben lo que tienen entre manos. Si alguien de los que, por un interés personal o político, hizo posible este sacrificio humano, debería rendir las oportunas cuentas a la Justicia, en la medida que la Ley juzga no solo los hechos cometidos con intención, sino también los cometidos con tal temerario desprecio a las consecuencias.
Desde el Ministerio del Interior últimamente se han hecho unos grandes esfuerzos por saber que pueden o no pueden hacer las Asociaciones profesionales de la Guardia Civil. Desde APROGC esperamos que esa capacidad de esfuerzo que han demostrado, sea ahora utilizada para saber lo que DEBEN HACER desde ese Ministerio para solucionar la problemática que, hasta los miembros de la Carrera Judicial (al menos los que permanecen en activo y allí destinados), saben que existe en la provincia de Cádiz. Porque está muy claro que esta situación no debe, ni puede, continuar así.
Desde APROGC entendemos que las soluciones serían las siguientes:
- Más medios humanos y materiales. Resulta totalmente obvio que, de haber existido al menos una embarcación adecuada al nivel de profesionalidad de los guardias civiles, el resultado habría sido radicalmente distinto.
- Endurecimiento de las penas, tanto de cárcel como económicas, para el Tráfico de Drogas y el Atentado a Agentes de la Autoridad. Al objeto de eliminar el descomunal beneficio y la impunidad con la que actualmente campan los narcotraficantes.
- Establecimiento del ZOCON (Zona Conflictiva). El hecho de que no solo los guardias civiles sino también sus familias vivan amenazados en estas zonas, con miedo y en el punto de mira de las mafias del narcotráfico son exactamente los mismos métodos utilizados por ETA que hicieron que en su momento se estableciera el ZOCON en País Vasco y Navarra.
Para terminar, es de reseñar la cruel coincidencia del destino que hacía solo 8 días que se cumplían 44 años del atentado de Ispáster, donde murieron 6 guardias civiles a manos de dos comandos de ETA, y que dio lugar a la formación del GAR. El que históricamente haya tenido la Guardia Civil que pagar en sangre cada cambio era algo que se creía que el Ministerio del Interior había tomado nota, y que nunca volvería a repetirse. Ahora debemos decir, otra vez, que nunca DEBERÍA volver a repetirse. Ya que encima que tienen a los mejores a sus órdenes, y peor pagados que a los demás, deberían saber valorarlos. David, Miguel Ángel y el resto de sus compañeros se lo merecen. Y su memoria lo exige.