La Real Casa de Correos, sede de la Presidencia de la Comunidad de Madrid, en la céntrica Puerta del Sol, ha iluminado hoy su fachada de dorado en apoyo a los niños que padecen cáncer y para concienciar a la sociedad sobre esta enfermedad.
La iluminación del edificio de la Puerta del Sol madrileña comenzó a las 20:00 horas y permanecerá encendida hasta primeras horas de la madrugada.
‘¡Enciende la Esperanza! ¡Enciéndelo en Oro!’ es una campaña internacional a iniciativa de Childhood Cancer International que sitúa el mes de septiembre como el mes de sensibilización del cáncer infantil. En España, esta campaña está promovida por Federación Española de Padres de Niños con Cáncer que buscan dar visibilidad a los menores que padecen cáncer infantil y adolescente.
“El cáncer infantil es una enfermedad que no se combate en soledad, sino que necesita del apoyo de la sociedad en su conjunto”, dice Pilar Ortega, presidenta de Padres de Niños con Cáncer, “porque cuando un hijo tiene cáncer, tiene cáncer toda la familia”.
Por segundo año consecutivo, instituciones y monumentos de nuestro país y de todo el mundo se iluminarán y colgarán lazos dorados para visibilizar una enfermedad que en España es la segunda causa de muerte en infancia y adolescencia, sólo detrás de los accidentes de tráfico, y la primera causa de muerte por enfermedad de 1 a 19 años.
En nuestro país, se diagnostican al año 1.100 casos de cáncer en niños y 400 nuevos casos en adolescentes; en el mundo, cada 3 minutos un niño es diagnosticado con cáncer, estimándose que la cifra al año asciende a 250.000 niños y adolescentes.
Además del llamamiento institucional, la campaña ‘¡Enciende la Esperanza! ¡Enciéndelo en Oro!’ realiza un llamamiento a toda la sociedad y para ello propone una acción en redes sociales que demanda el aumento de la esperanza de vida de los menores con cáncer. Desde el nacimiento de la Federación Española de Padres de Niños con Cáncer en 1990, la supervivencia a cinco años ha aumentado en España un 42%, pasando del 54% al 77% en la actualidad, sin embargo, es fundamental que la esperanza siga aumentando.
Autor: Antonio Abarca