Nos hacemos eco de una noticia publicada en el diario abc, donde escribe un inspector de policía nacional, sobre la evolución de la prostitución.
Adjuntamos su parte en el artículo:
ANÁLISIS: “Prostitución en pisos”
Cuando hablo de prostitución, siempre comienzo diciendo que el ejercicio libre de la misma no es delito, el problema está en encontrar a alguien que lo haga libremente.
Las mafias controlan el mercado de la prostitución y determinan coactivamente a muchas mujeres a permanecer en él. Su negocio es rentable, según el Plan Nacional Contra la Trata de Seres Humanos; al menos, cinco millones de euros se cifran al día en consumo de prostitución.
En 2016 oficialmente se identificaron a unas 16.000 prostitutas en España y se trata solo de la punta del iceberg, se estima que es una tercera parte de la cifra real. El ejercicio de la misma se realiza en locales de alterne (unos 1300 tenemos en nuestro país) y en la calle. Sin embargo, últimamente, debido a varios factores como la facilidad del control policial en la calle, las redadas y presión de las unidades de extranjería en los clubes, las sanciones impuestas con la Ley Orgánica de Protección de la Seguridad Ciudadana (LOPSC)… han derivado en que las mafias busquen una alternativa muy eficaz: los pisos.
Proliferan en la totalidad de las ciudades españolas, se anuncian a través de las webs y de forma directa en la zona, con papeles pegados en árboles, parabrisas de coches… Comenzó con la prostitución asiática y hoy es un método generalizado. Un 23% -y subiendo- de la prostitución se oculta en pisos. La policía encuentra mayores dificultades de control, no puede ejecutar acciones directas, debemos pedir autorización judicial, el movimiento e intercambio de mujeres pasan desapercibidos y, sobre todo, si los alquilan, le sale mucho más económico que «trabajar» en un local donde cada prostituta debe pagar la «diaria» al encargado del establecimiento. `
Ahora sí, la ayuda y denuncia ciudadana para evitar esta lacra es vital para la policía. Si ellas no se atreven por miedo, coacciones… hágalo usted: DENUNCIE.
POR SERAFÍN GIRALDO. Inspector de Policía