La Policía Nacional ha impartido la pasada semana en Madrid un curso de especialización en pericias fisionómicas y retrato robot. Esta actividad está dirigida a formar a expertos a nivel territorial para, de esta forma, asumir el volumen de imágenes de hechos delictivos que se producen por todo el territorio nacional y conseguir su esclarecimiento.
El Grupo de Estudios Fisonómicos, encuadrado en la Unidad Central de Identificación de la Comisaría General de Policía Científica de la Policía Nacional, lleva casi 30 años trabajando en la comparación facial, especialmente como método de apoyo en la identificación a los órganos judiciales, así como otras herramientas que apoyen a las unidades de investigación en la averiguación del autor del hecho delictivo como el retrato robot o técnicas de envejecimiento y mejora de rostros. Un grupo especializado, compuesto por agentes instruidos en materias específicas vinculadas con los estudios faciales, en continúa formación para manejar los programas informáticos relacionados con la materia.
La formación sigue una metodología ACEV –Análisis, Comparación, Evaluación y Verificación-, conforme a las principales recomendaciones de los grupos de trabajo internacionales, y desde 2016 se encuentra acreditada bajo la norma ISO 17025 por ENAC que requiere que sea realizada por expertos cualificados en la materia. Los especialistas tienen formación teórica y práctica y, necesariamente, deben superar una prueba práctica con imágenes similares a las obrantes en asuntos reales.
Comparaciones fisonómicas y envejecimiento de rostros
Los especialistas en el estudio de rasgos fisonómicos de la Policía Nacional realizan distintos tipos de análisis a solicitud de los órganos judiciales como de los grupos de investigación como, por ejemplo, los estudios comparativos fisonómicos de personas sospechosas de haber cometido algún hecho delictivo. En estos casos, los agentes disponen de material gráfico de los presuntos autores y, aunque el análisis principal se circunscribe al rostro, no deben olvidarse otras partes generales del cuerpo –complexión, altura, posición corporal- que pueden aportar rasgos también muy importantes para la identificación.
El envejecimiento de rostros es una técnica utilizada esencialmente en caso de desaparecidos que tiene en cuenta, además de los propios procesos de envejecimiento -como los surcos nasolabial y frontales, las arrugas suborbitarias o las líneas verticales glabela-, el análisis de los segmentos faciales de familiares directos, siguiendo los estándares de las fases evolutivas. Esta técnica se aplicó recientemente en el caso del doctor Fernando Cuadrado Conejo, desaparecido en el año 1990 en A Coruña. Los especialistas elaboraron dos imágenes comparativas, una de ellas correspondiente a su aspecto en los días previos a su desaparición y otra, recreada informáticamente, sobre su posible evolución y aspecto actual.
Retrato Robot
El retrato robot es una de las técnicas más antiguas de apoyo a la investigación empleadas por la Policía Científica para elaborar un rostro del que no se dispone representación gráfica. Desde comienzos del s. XX el retrato robot es utilizado en las investigaciones policiales de la mano del antropólogo Bertillon. El primer sistema manual de creación de retratos robot consistía en láminas transparentes, en las que había dibujado un rasgo físico, y que se iban superponiendo hasta elaborar el posible rostro del autor de los hechos investigados.
Se han ido sucediendo otros sistemas de retrato robot, desde el método directo en el que el agente dibuja directamente en el papel según lo que describe el testigo, pasando por los identi-kit o foto-kit, hasta los actuales sistemas informáticos. En 1992 la Policía Nacional realizó el primer retrato robot mediante el uso de la informática.
En esta modalidad es imprescindible la colaboración de la víctima o testigo de los hechos que nos facilite los datos necesarios para la confección del rostro buscado, creando para ello un clima de confianza para saber escuchar e interpretar sus indicaciones. El especialista deberá tener dominio del “retrato hablado”, fisonomía y ser un buen psicólogo para interpretar si el relato del testigo se encuentra o no distorsionado.