En el marco de las investigaciones llevadas a cabo por Agentes de la Comisaría de Avilés, especializados en el Tráfico de Estupefacientes, encaminadas a la detección y erradicación del tráfico de drogas en la comarca, hace varios meses se detectaron puntos de venta de estupefacientes en el barrio de La Magdalena, cuyos responsables pertenecían a un clan familiar, perfectamente estructurado y organizado para la comisión de dicha actividad ilícita.
El clan familiar investigado tomaba altas medidas de seguridad con las que se protegían de las investigaciones policiales, dificultando la identificación plena de sus miembros, sus funciones dentro del grupo y la obtención de medios de prueba, lo que determinó que dicha investigación se prolongara durante muchos meses.
La investigación puso de manifiesto que dicho clan familiar llevaba a cabo la comercialización ilícita de estupefacientes en diferentes viviendas del barrio, con cambios frecuentes de los puntos de distribución y horarios, con la evidente intención de no llamar la atención de los vecinos, ante la masiva afluencia de toxicómanos que acudían a diario al barrio para proveerse de la sustancia que necesitan para satisfacer su adicción.
Tras la desarticulación en el mes de junio del presente año de un punto de venta de drogas en el citado barrio de La Magdalena de Avilés, en el que se procedió a la detención de cinco presuntos traficantes y la incautación de droga, dinero en efectivo y una gran cantidad de productos receptados, dichas medidas de seguridad se incrementaron, por lo que los investigadores tuvieron que extremar las precauciones para no ser detectados por los delincuentes y sus colaboradores en la zona.
La organización se estructuraba en varios niveles, con funciones delimitadas: así, mientras unos se dedicaban a la adquisición de la droga y gestión de las ganancias, otros se encargaban del transporte y la ocultación, otros de la preparación de las dosis y otros de la venta directa de los estupefacientes, utilizando para ello varios puntos de venta y diferentes horarios, tanto diurnos como nocturnos.
Asimismo, los traficantes pretendieron convertir las narco-viviendas o pisos en los que se distribuía la droga, en inexpugnables, con puertas de extrema seguridad atrancadas en su parte interior con barras o grandes listones de madera y se dotaron sistemas internos de videovigilancia con el fin de controlar las entradas desde cualquier estancia de la morada.
Seis de los principales traficantes investigados en el operativo policial actual fueron detenidos en otras operaciones antidrogas desarrolladas en los años 2019 y 2020, de lo que se presume que fue la experiencia adquirida la que les impulsó a adoptar las medidas de seguridad citadas anteriormente.
También se observó que el clan familiar se aprovechaba de terceras personas con alguna discapacidad o con necesidades económicas para que llevaran a cabo la función de más riesgo, como es la venta directa de la droga a los consumidores.
Tras meses de investigaciones y una vez detectado todo el entramado de la organización y con medios de prueba irrefutables, que ponían al descubierto los delitos de Tráfico de Drogas, Receptación y pertenencia a Organización Criminal y bajo la supervisión del Magistrado-Juez del Juzgado de Instrucción 3 de Avilés, en la madrugada del pasado miércoles día 9 de los corrientes, se estableció un amplio dispositivo policial en el barrio de La Magdalena, con el fin de para llevar a cabo la localización y detención de los integrantes de la organización, incautación de sustancias estupefacientes e intervención de los efectos relacionados con los delitos investigados.
Unidades de élite y especializadas en el dispositivo policial
En dicho dispositivo policial participaron agentes de la Comisaría Local de Avilés, con el apoyo de diferentes Unidades Especiales de la Jefatura superior de Policia de Asturias junto con equipos tácticos de las unidades GOES (Grupos Operativos Especiales de Seguridad)
Sustancias estupefacientes incautadas
Como resultado del referido dispositivo se procedió a la detención de los diez miembros del clan familiar investigados, seis hombres y cuatro mujeres y la incautación de más de 12000 dosis de heroína, 1000 dosis de cocaína, que podrían alcanzar en el mercado ilícito un valor en torno a los 230.000 Euros, en su distribución al menudeo; efectos utilizados para la manipulación y distribución de los estupefacientes; 5400 Euros en metálico procedente del tráfico ilícito, un revólver de fogueo, varias armas blancas tales como un machete y varias navajas de diferentes tamaños.
Efectos intervenidos
Igualmente se incautó una ingente cantidad de efectos de productos de diversa índole; entre éstos se intervinieron productos de alimentación como aceite, embutidos y otros; de cosmética, principalmente perfumes de alta calidad; pequeño electrodoméstico y menaje de cocina; productos de limpieza del hogar y de higiene personal; relojes y otros, de los que se presume de procedencia ilícita o como resultado del tráfico de drogas, concretamente se destaca:
2 TV de 85 pulgadas, 52 estuches de perfumes, 67 cajas de perfumes, 166 frascos perfumes, todos de lujo o de alta gama; 2 consolas play station 5, 2 mandos de play 5, 1 Nintendo Switch, 1 tablet, 69 botellas de bebidas alcohólicas de alto coste, 16 botes de bonito del cantábrico, 167 litros de aceite en 115 botellas o recipientes,152 botes de suavizante en perlas, 60 botes de detergente, 41 botes de gel de baño, 104 botes de champú, 47 cápsulas para lavadoras de la marca Ariel, 17 botes de mascarillas Pantene, 15 botes de desodorante, 2 juegos de cuchillos, 30 cajas café L’Or, diversos electrodomésticos, dos bolsos, multitud de blisters de jamón de bellota, lomo y chorizo ibérico, diversa joyería, relojería y bisutería…etc.
Los efectos recuperados podrían alcanzar en el mercado un valor estimado de unos 45000 Euros.
Tanto la heroína como la cocaína, a las que presuntamente se dedicaba a distribuir el clan familiar investigado, producen alta adicción física y psicológica creando un ciclo de consumo y dependencia entre sus consumidores que les impele a la comisión de delitos contra el patrimonio como medio para sufragar las dosis que necesitan, lo que contribuye al aumento y percepción de inseguridad y disminución en la calidad de vida de los vecinos de la zona en la que se asienta el tráfico de drogas.
Tras la comisión de los robos y hurtos de efectos susceptibles de obtener un beneficio económico, a sus autores no siempre les es fácil ni rápida la materialización en dinero en efectivo de los productos ilícitamente conseguidos, por lo que realizan trueque de los objetos robados con los traficantes a cambio de pequeñas dosis, convirtiéndose de facto en el medio de pago más habitual de la droga entre estos delincuentes y sus proveedores.
El citado intercambio o trueque genera grandes beneficios para los traficantes, ya que por un lado compran los efectos sustraídos muy baratos debido a la necesidad de los drogodependientes y el conocimiento previo de su origen ilícito y por otro, tras su posterior venta por un precio mayor al pagado al delincuente y menor al de mercado, que lo hace atractivo a personas que sin escrúpulos los adquieren.