En los últimos meses se ha puesto de moda una peligrosa tendencia de drogadicción que gana cada vez más adictos entre los jóvenes: esnifar cafeína. Se trata de una alarmante práctica que emula el consumo de otras sustancias ilegales por inhalación como el caso de la cocaína o heroína. Esnifar cafeína es ya un problema real de nuestra sociedad que genera preocupación entre expertos en salud y organizaciones de consumidores debido a sus potenciales efectos adversos.
Estados Unidos ha sido el epicentro donde se originó esta práctica de esnifar cafeína. Rápidamente cruzó Atlántico y Pacífico extendiéndose a nivel mundial, también en parte debido a la facilidad con la que los consumidores adquieren en el mercado (sobre todo online) productos legales con altas concentraciones de cafeína en polvo.
Usuarios de redes sociales han viralizado el consumo de cafeína esnifada como una alternativa “saludable” frente al creciente consumo de bebidas energéticas entre los jóvenes. El falso mito parte de convencer a otros usuarios del “beneficio” de inhalar cafeína para mejorar la concentración o el rendimiento deportivo evitando la ingesta de los azúcares que contienen las bebidas energéticas. El gancho para viralizar esta moda juvenil se enfoca en ser capaz de lograr un mayor rendimiento entre los consumidores para alcanzar un inmediato chute de energía con el que afrontar eventos sociales, incrementar el rendimiento en el gimnasio o el trabajo.
Han surgido empresas que impulsan todavía más este peligroso consumo incentivando sus ventas con agresivas campañas de marketing sin dudar en etiquetar sus productos como “energizante por la nariz”. Incluso tiendas de productos naturales venden cafeína para esnifar como un producto saludable que incluso “libera hormonas de la felicidad”. Todo ello ejercido desde la legalidad y permisividad de las instituciones sanitarias competentes.
Cada vez más marcas se lanzan a popularizar sus productos basados en la cafeína en polvo ofreciendo instrucciones precisas para su consumo: “Échate en el dorso de la mano el tamaño de un guisante de producto para inhalarlo. Según la energía que necesites, podrás repetir la toma cada 1-2 horas. No te pases con la dosis diaria de un gramo ni hagas más de diez inhalaciones por orificio nasal”.
Peligros sanitarios
Los riesgos asociados con esnifar cafeína son numerosos y preocupantes. Según FACUA-Consumidores en Acción, el consumo desmesurado de cafeína en polvo puede tener graves consecuencias para la salud. La inhalación de cafeína puede provocar un aumento rápido de la frecuencia cardíaca, la presión arterial y la posibilidad de arritmias, especialmente en personas jóvenes. Además, la absorción rápida del producto a través de la mucosa nasal puede llevar a efectos más intensos y peligrosos que los de las bebidas energéticas.
El Dr. Guillermo Burillo, coordinador del Grupo de Toxicología Clínica de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias, advierte que una cucharada de cafeína en polvo puede ser comparable con al menos 28 tazas de café. Esto puede desencadenar síntomas como flema, tos, picazón en la garganta, dolores de cabeza y picazón en los ojos. Además, la práctica de esnifar cafeína puede llevar a una absorción muy rápida del producto, aumentando el riesgo de sobredosis y efectos adversos graves.
Conclusión
La moda de esnifar cafeína es una tendencia preocupante que pone en riesgo la salud de los jóvenes. Es crucial que las instituciones públicas tomen medidas para regular la venta y el consumo de estos productos, y se trate de regular su venta física y online poniendo en marcha campañas de concienciación sobre los peligros asociados con esta práctica. La búsqueda de un impulso rápido de energía no debe comprometer la salud y el bienestar de las personas.
Autor: JM Puig