No me canso de decirlo, puede que suene redundante, pero el mundo y la sociedad está cambiando a pasos agigantados, incluso en cuestiones tan añejas como la mafia.
La primera vez que escuché la denominación “Mocro maffia”, tuve que parar lo que estaba haciendo en ese momento y prestar atención para escucharlo de nuevo. Efectivamente, lo había oído bien, ese término para mí era desconocido hasta ese instante, pero el contexto en el cual estaba siendo empleado hizo que mi desbordante curiosidad, necesitase de una aclaración.
Busqué y lo tuve fácil
“Mocro maffia” es como se denomina a un tipo de delincuencia organizada mafiosa en la zona de los Países Bajos y Bélgica, fundamentalmente formada por individuos de origen argelino o marroquí y que operan en esa zona, dedicándose activamente a la extorsión y el tráfico de drogas.
¿Por qué es noticia ahora la Mocro maffia?
Al parecer lleva ya bastantes años haciendo de las suyas, pero han dado un paso más, y han puesto su foco en un objetivo de la realeza de Holanda. La amenaza de secuestro que cae sobre la princesa Amalia de Holanda, hija del Rey Guillermo, ha sacado de nuevo a la palestra a este tipo de delincuencia tan exclusiva.
Un suplicio asfixiante
Para las autoridades de Países Bajos y Bélgica está siendo un auténtico quebradero de cabeza. Desde la frustración más absoluta de no saber cómo acometer la lucha contra este grupo criminal, a las policías belgas y holandesas no les ha quedado más opción que terminar reconociendo públicamente la gravedad del asunto. Si los máximos responsables policiales de un país, reconocen que están desbordados y no son capaces de garantizar la seguridad de una personalidad tan relevante como es la princesa Amalia, algo no se estará haciendo bien.
Que la heredera al trono de Holanda, tenga que quedarse recluida en casa sin poder acudir presencialmente a la universidad por el riesgo extremo de secuestro por parte de la “Mocro maffia’, es inaceptable.
No todo lo que brilla es oro
No estamos hablando de México, esto no es Ciudad Juárez, tampoco es la Sicilia profunda, o las barriadas más marginales de Nápoles, esto está pasando cada día en pleno corazón de la zona noble europea. Aparentar que todo está siempre perfecto, es como emprender una huida hacia adelante.
Quizá el problema, es que se ha estado poniendo más empeño en ocultar ese tipo de delincuencia, que en esforzarse en su lucha.
Aunque al principio dije que el mundo cambia, parece que hay cosas que siguen inmutables al paso del tiempo, como esos aires de grandeza de ciertos estados europeos, que todavía se permiten el lujo de mirar por encima del hombro al resto de países vecinos.
Los tentáculos se extienden
Justamente en estos días, gracias a una operación conjunta entre Policía Nacional y Mossos d escuadra, se ha podido asestar un golpe a una de las células de la Mocro maffia que intentaba asentarse en Cataluña. Sabedores de la importancia que tiene en nuestro país la lucha contra bandas criminales y grupos organizados, las distintas policías, con una excelente experiencia, realizan tanto labores de investigación, como de tipo operativo, con el fin de no permitir que se instaure en nuestro país una sucursal de esta mafia tan violenta.
Ante esta incipiente modalidad criminal, aquí no se mira para otro lado, lo de meter el problema debajo de la alfombra, ya se sabe que no solo no lo erradica, sino que a la larga lo enquista y empeora.
Las rivalidades entre clanes ya no están protagonizada por familias con acento italiano como la Gambino o la Luciano. La discreción en las cúspides de la pirámide de mando dentro de esta nueva modalidad de mafia es apabullante, poco, o muy poco se conoce de los cabecillas y sus “familias”.
La mafia ya no se sienta a la mesa, ya no come Farfalla Pommodoro, ahora es tiempo del cuscús o la Rfissa.
¿Qué más nos quedará por ver?