Recuerdo el libro “La Mala Hora” de Gabriel García Márquez, relata como un día cualquiera el alcalde de un pueblo empieza a conciliar el sueño cuando escucha un disparo. Un cadáver motivado por unos cuernos escritos en un pasquín… y comienza la novela.
Pasquines que siguen apareciendo a lo largo del relato, lo de menos es su contenido, lo de más el odio que engendran.
Nadie sabe si es verdad o mentira lo que relatan, pero todos sienten verdadero pánico cada mañana cuando descubren uno nuevo. En el pueblo nace la desconfianza, el miedo, el rencor entre sus habitantes.
El lector adivina que esos papeles colgados en diferentes lugares acabarán con la convivencia.
Este fin de semana, amanecí con los problemas de mi nieto en La Seu d’Urgell, una población de Lérida en los Pirineos Catalanes.
Mi descendiente vive y trabaja allí. Se fue del nido familiar en Zamora por su novia, una guapa moza catalana lugareña de La Seu.
No pierdo la costumbre del paseo matinal y hago fotos a pasquines independentistas en el Paseo Joan Brudieu, Plaza del Mercado, Calle Mayor, Ayuntamiento…no me dio tiempo a fotografiarlos todos, son demasiados.
Mi nieto tiene miedo
Como catalán me siento maltratado, hostigado y estafado por esta secta mafiosa de políticos lazis que son todos unos inutiles, golpistas y vividores , que lejos de reducir los brutales impuestos y gastos, entre ellos sus sueldos y los de su mafiosa red clientelar de jetas, parasitos y terroristas, nos exprimen a los catalanes en nombre de esa región tornada en inventado paisito por esta jauria de lazis psicopatas y corruptos.
Normal, son los nuevos nazis de Europa