Artículo de Odracir Zagam.
LA IGLESIA VASCA Y LA BANDA TERRORISTA ETA
La condescendencia de la Iglesia vasca con la banda terrorista ETA fue un hecho incuestionable. Suena brutal, pero los testimonios son tan palpables que cerrar los ojos resultaría aún más obsceno. La calculada ambigüedad del obispo Setién y de muchísimos de sus clérigos poniéndole una vela a Dios y otra al diablo es una muestra más de como se dejó a las víctimas a los pies de los caballos.
PERDÓN PÚBLICO
Cuando los terroristas anunciaron en mayo de 2018 su disolución, derrotados por el Estado de Derecho, los actuales obispos del País Vasco, Navarra y Bayona pidieron perdón públicamente en un comunicado oficial (posiblemente alentado desde la Conferencia Episcopal), por las “complicidades, ambigüedades y omisiones” que se dieron en el seno de la Iglesia vasca durante la barbarie de ETA, después de que la banda hubiera asesinado a 853 personas y llevara el horror a millones de hogares. La cúpula del clero en Esuskadi esperó medio siglo a que ETA proclamara su desaparición.
MIRAR PARA OTRO LADO
Hubo, no obstante, excepciones en ese “mirar para otro lado” mientras se cometían los crímenes. Javier Mendizábal, párroco de San Nicolás, en Bilbao, fue el cura que más uniformados enterró en España; le llamaban “el capellán de las víctimas”. Mendizábal, y unos pocos eclesiásticos de a pie, alzaron la voz y condenaron sin rodeos el terrorismo ante el disimulo de la “mayoría silenciosa”. Les costó el ostracismo. Hoy, todos alaban su decencia. Ningún legado es tan valioso como la honestidad. No importa el oficio.
Por Odracir Zagam, para h50 Digital Policial