La Guardia Civil, a través de los canales que tiene activos de colaboración ciudadana, ha conseguido recuperar a principios de este mes de septiembre un importante fragmento que forma parte del sepulcro del Arzobispo de Toledo, Alonso Carrillo de Acuña, cuando se acaban de cumplir 84 años de su destrucción parcial al inicio de la Guerra Civil.
Se trata de un torreón almenado de los cuatro que conforman cada una de las esquinas del sepulcro. Presenta una decoración vegetal, de tracería y letras góticas, que forman parte de una inscripción que recorre toda la banda superior de la tumba.
Atribuido al Maestro Sebastián de Toledo, el sepulcro fue realizado entre 1482 y 1489 para la iglesia del Convento de Santa María de Jesús en Alcalá de Henares. Fue trasladado en el siglo XIX a la Iglesia Magistral de Alcalá de Henares y en el año 1936 quedó destrozado en los primeros días de la Guerra Civil.
Colaboración ciudadana
A raíz de la emisión de un programa de televisión en el que se recopilan algunas operaciones policiales relacionadas con el Patrimonio Histórico de nuestro país y en el que está participando la Guardia Civil, un ciudadano creyó reconocer parte del sepulcro ahora recuperado, cuando veía las imágenes pertenecientes al capítulo donde se reproducía la “Operación Templanza”, desarrollada por la Sección de Patrimonio Histórico de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil en el año 2017 y que culminó con la localización y recuperación de los relieves de “La Templanza” y “La Prudencia” de este mismo sepulcro.
Este ciudadano, aportó al Obispado de Alcalá de Henares información sobre la localización exacta de lo que él creía que pudiera tratarse de una parte del sepulcro. Según su testimonio, la pieza se encontraba encastrada a media altura en la esquina de la fachada en una finca agrícola madrileña, adquirida por unos conocidos suyos hace varios años y cuya propiedad está ahora en manos de la Fundación Montemadrid.
Colaboración entre instituciones
Tras realizar una primera visita a la finca a finales de agosto, los agentes pudieron identificar sin ninguna duda que el relieve de alabastro era una de las esquinas del sepulcro del Arzobispo Carrillo, que se consideraba perdida o destruida en 1936.
Comprobada la titularidad de la finca agrícola, los agentes se pusieron en contacto con la Fundación Montemadrid, quienes desconocían que ese fragmento se encontrara en una finca de su propiedad, toda vez que el uso de la finca está cedido a la Comunidad de Madrid como centro de servicios sociales desde el momento de su adquisición, hace más de treinta años, y la asociación que desarrolla su actividad en la finca desconocía el verdadero origen de esta pieza tan singular.
Ante la falta de seguridad y protección en la que se encontraba la pieza, a pesar de que probablemente llevara allí más de 40 años, la Guardia Civil puso en contacto a las instituciones implicadas en su recuperación, quienes no dudaron en poner a disposición de los agentes todos los permisos, medios humanos y materiales para llevar a cabo la obra que permitió extraer la pieza de la pared, con los medios facilitados por la Diócesis de Alcalá (operarios, arquitecto y conservadora), la supervisión de otra conservadora-restauradora especialista en materiales pétreos del Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE), y la autorización y compromiso con el patrimonio cultural de la Fundación Montemadrid.
El relieve, ahora en depósito, será integrado en el futuro en el sepulcro, después de que se materialicen los trabajos de restauración.