Desde hace unos días en distintos medios de comunicación se están exteriorizando las dudas y contradicciones en la administración de la tercera dosis, ahora llamada de refuerzo. Así, a la Agencia Europea del Medicamento (EMA) “le preocupa la sobresaturación del sistema inmune con repetidas vacunaciones”, mostrando abiertamente sus reservas sobre las dosis de refuerzo.
Precisamente, el jefe de Estrategias de Amenazas Sanitarias Biológicas y Vacunas de la EMA, Marco Cavalieri, ha expresado hace unos días “su preocupación sobre la necesidad de suministrar dosis de refuerzo de la vacuna cada tres o cuatro meses contra el Covid-19 ante el temor de sobresaturar el sistema inmune”, con la excepción de los inmunodeprimidos. También manifestó que “sería mejor empezar a pensar en dosis de refuerzo más espaciadas en el tiempo que se sincronicen con el invierno, como se hace con la gripe”.
Más lejos fue la Catedrática de Inmunología de la Universidad de Vigo, África González, que dijo “que la vacunación repetida contra el Covid-19 podría dar lugar a una sobreproducción de anticuerpos que podría generar problemas (…), a nivel experimental hay datos de que dosis repetidas y poco espaciadas en el tiempo inducen menor respuesta inmunitaria”. Precisamente el día 12 de este mes de enero el Subcomité Clínico que asesora a la Xunta mostro su preocupación por la incertidumbre acerca de reducir a la mitad –de 6 a 3 meses- el período de tiempo entre la administración de la segunda dosis y la de refuerzo.
Incluso, cada vez son más los inmunólogos de prestigio que ponen en tela de juicio y alzan su voz para advertir de esta insensatez. A tal respeto, Marcos López de Hoyos, presidente de la Sociedad Española de Inmunología (SEI), deja claro que los cuestionamientos de los inmunólogos a las novedades sobre la vacunación con el Covid anunciadas el pasado jueves por la Ministra de Sanidad, Carolina Darias, están sometidos a la evidencia científica. Desconocen la evidencia científica a la que se refirió Darias para justificar el cambio de seis a cinco meses, como tiempo que debe transcurrir entre la segunda y tercera dosis “Si hay aval científico e inmunitario para cambiar de seis a cinco meses, desde luego, lo desconozco. No sé si se han basado en algún criterio de otro tipo, pero desde el punto de vista inmunitario, no lo entendemos”, manifestó el presidente del SEI para el Diario El Mundo. Pero, estas prácticas son las que se siguen aplicando en la actualidad. A tal respecto, debo hacer referencia a mi caso personal.
Con fecha 22 de diciembre soy citado por el Sergas para la administración de la tercera dosis, sin tener en cuenta que aún el 24 de septiembre se me había inyectado la segunda dosis.
Me negué, dado que ni siquiera habían transcurrido tres meses entre la administración de la segunda y tercera dosis, cuando en esa fecha aún estaba aprobado el obligado transcurso de los seis meses entre una y otra. Todo un sinsentido. Ahora el Consejo Nacional de Salud acordó que se reduzca el tiempo a cinco meses entre ambas pautas.
Esta incomprensible actuación no avalada por la comunidad científica, ni siquiera en Galicia por el Subcomité Clínico que asesora a la Xunta, que muestra su preocupación por la reducción del tiempo entre la segunda dosis y la de refuerzo, denota una palmaria arbitrariedad administrativa, que puede repercutir en la vida, el bienestar y la dignidad de los ciudadanos. Como ha dicho Juan Manuel de Prada en ABC: “Este anuncio de un perenne día de la marmorta vacunal nos demuestra que en el seno del Ministerio de Sanidad convive, junto a una facción sensata, otra desquiciada y tragacionista al servicio de la industria farmacéutica, que ha encontrado con la complicidad de gobiernos débiles o corruptos, una bicoca de tamaño incalculable. Pues, en su avaricia inmoderada, está dispuesta a seguir suministrando dosis hasta convertirnos en yonquis con el sistema inmunitario hecho fosfatina”.
Autor: Manuel Novás Caamaño | Abogado