El Ministerio del Interior ha hecho pública la tasa de la criminalidad de nuestro país, unas cifras que asustan y dan la razón a los sindicatos y asociaciones policiales que llevan meses denunciando el crecimiento de la delincuencia y la falta de medios humanos y materiales para hacer frente a la misma.
La visión de las cifras alarma, no sólo comparándola con el año prepandemia, 2019, si observamos la diferencia en estas entre 2021 y 2022 asusta su tendencia al alza. Los delitos graves y menos graves de lesiones y riña tumultuaria, que miden y palpan la calle siguen subiendo de manera alarmante, si en 2019 se cometieron 20.051 ilícitos penales en el año 2021 se cometieron 20.252 y este año pasado 26.422, lo que supone un ascenso del 31,8% si comparamos el año 2022 con el 2019 y un 30,5% si lo comparamos con el año 2021.
Las cifras son públicas, son las cifras de la gestión del actual Gobierno de coalición, y la lectura es clara, ya que en 2019 se registraron 2.199.475 hechos delictivos en España, en 2021 se cometieron 1.1957.719, y en 2022 se cometieron 2.325.358, esto supone un aumento sin precedentes, ya que si lo comparamos con 2019, el año prepandemia, las cifras registradas aumentaron un 5,7%, y comparadas con el año anterior, 2021, los delitos aumentaron un 18,8%.
Homicidios y agresiones sexuales se disparan, los primeros, homicidios y asesinatos consumados han subido en 2022 un 10,9% si los comparamos con el año anterior, 2021, si bien los homicidios o asesinatos en grado de tentativa han subido un 17,4% si cogemos como referencia el año 2021 y un 44,5% si comparamos los números con el año prepandemia 2019.
Alarmantes son las cifras de las agresiones sexuales y delitos contra la libertad sexual. Las agresiones sexuales con penetración aumentaron un 33,9% respecto 2021 y un 53,2% si las comparamos con 2019. El resto de los delitos contra la libertad sexual han aumentado un 9,6% si comparamos los datos con el año 2021 y un 24,4% si lo hacemos con 2019.
Está claro que las cifras dan la razón a las organizaciones policiales que avisaban de la necesidad de nuevas leyes más duras y contundentes, que la Ley del sólo sí es sí era un gran atraso legislativo en materia de penas, y que la intención de la derogación de la Ley de Seguridad Ciudadana, la principal arma policial para luchar contra la criminalidad, es considerada una barbaridad que pone a nuestro país en manos de los delincuentes.
Mas que nunca se hace patente la necesidad del cambio del marco legislativo y modelo policial para luchar contra una criminalidad creciente, así como la admisión de responsabilidades por los gestores actuales quienes fueron avisados con tiempo de esta tendencia delincuencial, y ceses y dimisiones sería de esperar dentro de un marco democrático donde se deben asumir las consecuencias del trabajo realizado.