La cosa está muy mal

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Sin duda, está siendo una época muy loca en la que se normaliza lo aberrante, lo vulgar, lo lamentable, lo mal hecho. Se han perdido las formas en general. Y esto, por ende, se traduce en la pérdida de tranquilidad en las calles. La policía y resto de cuerpos carecen de autoridad y protección. Este no será un artículo de datos, más bien algunas reflexiones al respecto de la realidad actual. La cosa está muy mal.

Saltando a las Américas, me llega inmediatamente el recuerdo fresco y demoledor del caso Trump. Un tipo que caerá mejor o peor, pero que es candidato a la presidencia de una de las potencias más destacadas a nivel mundial. Bien, pues el otro día casi le mandan con San Pedro. Un servicio secreto de cuestionable efectividad fue incapaz de percatarse de la presencia de un sujeto armado y apuntando a la cabeza impecablemente peinada del norteamericano. Sólo se me ocurren dos posibilidades: estaba todo orquestado (lo cual es verdaderamente preocupante tratándose de una supuesta democracia) o que son unos inútiles. Lo último es también alarmante, aunque bueno, siempre se puede cambiar al sujeto que esté al fusil y a sus compañeros.

El caso es que un sutil giro de cabeza, unos 20 o 30 grados, evitó la tragedia y ayudó al expresidente a parecerse al genio pictórico que la perdió entera. No voy a entrar en aquellos que se supone avisaron al fulano que estaba en la azotea de que había otro con intenciones poco agradables, lo cual lo hace todavía más lamentable, incluso, me atrevería a tildarlo de inquietante; dejémoslo ahí. No me cabe la menor duda que llega a estar ahí el GEO y el “sniper” vandálico no llega ni a la cubierta para apoyar su fusil. Mucha película de fuerzas especiales, pero luego se les cuelan unos disparos habiendo un candidato a la presidencia, pocas cosas más importantes hay que esa.

Los apuñalamientos continúan, cambiando de tercio, en la Península Ibérica. Los responsables son jóvenes, muy jóvenes, “niños” dicen algunos. Esos que te saludan para pedirte un “segarro amego” y si no se lo das te regalan una puñalada que te manda con el santo al que rece. El caso es que yo conozco a algunos  que vienen al país o han nacido aquí siendo hijos de los que llegaron en su día, que son gente estupenda. Por ello me duele ver cómo Marruecos, entre otros países, deja salir a delincuentes de sus cárceles y nos los traen vía “telepatera” ante la sosegada mirada del Presidente, ¡porque son votos! Al final se queda allí gente de bien y nos llega gente que le suelta a Quilés “buscamos problemas”. La imagen de Marruecos termina siendo mala. Un afectuoso abrazo a todos aquellos marroquíes y sus descendientes que son uno más aportando a España, os queremos, a la escoria que viene a jugar a los machetazos no. Datos.

Han pasado unos meses de la aberración de Barbate, donde dos profesionales perdieron la vida por culpa de la dejadez de Marlaska, un inútil a los mandos de un Ministerio diezmado por la desvergüenza. Digo inútil, porque de ser un hombre efectivo y tener como tiene el percal, sería un grandísimo miserable. Prefiero definirlo como inútil, aunque cada día pienso más que se trata de un sinvergüenza de cuidado. La cuestión es cómo está ahora la zona, ¿ha mejorado? ¿Hay más medios? O siguen entrando las gomas como Pedro por su casa. La respuesta la sabemos todos. Bukele ya lo dijo, aunque con otras palabras: el crimen puede exterminarse, pero el Gobierno debe quererlo.

La seguridad privada, otro terreno hecho trizas. Funcionando, como bien decimos los españoles, a base de “cojones”, que de eso no nos falta seamos de la ideología que seamos. Estoy leyendo ‘Línea de Fuego’ del maestro don Arturo Pérez-Reverte, la conclusión anterior llega tras leer sus páginas, se lo recomiendo. Pero lo dicho, están descuidados, desamparados. Sale más barato agredir a un vigilante que el litro de aceite, ¿me entienden? Oigan, pero da igual, a los responsables de que esto cambie les trae sin cuidado.

Por otro lado, tenemos la equiparación salarial, esa que no llega ni rezándole a la Virgen. A mí me entra la risa floja pensando que un agente de la Municipal de Madrid gana lo mismo, euro arriba euro abajo, que un Inspector de la Nacional. Atendiendo al destino, lugar y más factores…la cosa rondará unos 2.500 euros netos al mes. Y un Guardia Civil, agente, pues se queda en unos 1700. Ya el Ejército ni lo toco. Esto no quita que yo vea un efectivo de cada uniforme y sienta orgullo y les haga saber que siempre tendrán mi prosa a su disposición, pero una cosa no quita la otra.

Pero bueno, la bronca sigue, la dejadez sigue arropando a un país que si estuviera unido sería invencible. Las fuerzas y cuerpos de seguridad continúan tiritando de vez en cuando. No parece que la cosa vaya a cambiar a corto plazo, pero por ahí hay luchas que, esperemos, lleguen a buen puerto en unos meses. Porque, como ya les decía, la cosa está muy mal.

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