La banca miserable. Arrastrando los pies

Columna de Ricardo Magaz. “CRÓNICAS DEL NUEVE PARABELLUM”.

LA BANCA MISERABLE. ARRASTRANDO LOS PIES

La crisis empujó a la patronal a tomar decisiones drásticas. Cientos de miles de empleados perdieron su empleo. Las pequeñas empresas siguieron la estela de recortes severos. Los bancos, que ya habían cerrado el grifo de los créditos, se encontraron con una legión de impagados que desbordaban las dársenas del mercado. Al cabo, el gobierno esbozó medidas de choque que no lograron atajar la inestabilidad también padecida en otros países de la zona.

CODICIA Y EMBARGOS

Los embargos de viviendas ahogaban el sistema en su propia codicia, esa especie de madrastra donde no es posible que dos gorriones estén mucho tiempo juntos en la misma espiga. El régimen financiero se tambaleaba y las entidades prestamistas indagaban, desde la fusión de siglas, nuevas líneas de negocio rentable, “cercanas al feudalismo económico”, al decir de los analistas más prudentes. La solución pasaba por reinventarse. La maquinaria del marketing se puso en marcha.

Al poco, aparecieron vallas publicitarias en las rotondas y spots en las televisiones.

¡HIPOTECA TU ALMA¡

“¡Ciudadano, inversionista, emprendedor, tus problemas se han acabado! Nuestro banco reconoce la existencia del Alma y te la admite como aval hipotecario. Entra en nuestra red de oficinas y te informaremos sin compromiso. ¡Pensamos en ti!”, advertía el anuncio con tipografía vanguardista.

María Jambrina penetró en la sucursal arrastrando los pies a sus 89 años. “He visto el cartel y quiero pedir un crédito para comprarle a mi hijo un piso antes de morirme”, dijo con lágrimas en los ojos.

(N. del A.) Relato ficcionado “dedicado” a banqueros y bancarios que engañaron miserablemente a miles y miles de personas honestas con preferentes, cláusulas, impuestos hipotecarios y otros artificios trampa.

(*) Ricardo Magaz es profesor de Fenomenología Criminal en la UNED, ensayista y miembro del Cuerpo Nacional de Policía (s/a)