Ya decía hace más de un mes en mi artículo “Tambores de Guerra” que había una posibilidad más que real de invasión de Ucrania por la Rusia imperialista de Putin y me hacia una pregunta ¿Qué podemos esperar de USA, UE y la OTAN en defensa de Occidente, para preservar nuestros principios democráticos de libertad, igualdad y seguridad? Contestaba, me temo que nada. Nos fuimos decía hace tan sólo hace unos meses de Afganistán corriendo con el culo al aire. Y, advertía que los rusos con la ayuda de la superpotencia China, en aquél momento callada por el interés en sus próximos Juegos Olímpicos de Invierno, actuarían con firmeza para definitivamente convertirse en la segunda potencia mundial, siempre después de China. Desgraciadamente, lo antedicho y otras cosas que denuncié se cumplieron a rajatabla. Como ya anticipé, el riesgo de la guerra era muy alto y si no se actuaba con firmeza y determinación podría suponer la destrucción de Occidente, aunque se adoptaran un tsunami de sanciones económicas, fuegos de artificio para el imperialista Putin, que pagaremos su petróleo y gas a precios todavía más desorbitantes asfixiando nuestras ya maltrechas economías. Hasta puede suponer un tiro en nuestro propio píe.
Pues bien, no se produjo una guerra, se produjo una invasión en toda regla violando el derecho internacional y el orden mundial que es lo que en realidad buscaban desde hace tiempo. Mientras, nuestros representantes dicen que así blindan o preservan nuestras vidas, aunque luego los degollados económicos o sangrados no serán nuestros gobernantes, seremos los de siempre. Mientras, “Biden, la UE y la OTAN”, hacen lo de siempre, como bien dice aquella canción de Mina Mazzini “parole, parole, parole”, con unas medidas cosméticas para que no se enfaden los sátrapas.
Pero, el domingo me despertaba con una noticia alentadora, ansiada, la posibilidad de una negociación entre las dos partes que llevara a un alto el fuego, aunque tenía muchas dudas, dadas las artimañas y constantes manipulaciones de la nueva URSS imperialista de Putin. Al poco tiempo, se desvanecieron mis escasas ilusiones, el sátrapa estaba ofreciendo la zanahoria y a la vez el palo, mientras ofrecía una negociación entraba en Járkov, segunda ciudad de Ucrania, además de llevar a cabo una ofensiva en el país en todas sus direcciones. Ahora se ha anunciado una reunión en la región de Chernóbil, aunque no tendrá recorrido ya que el imperialista de Putin exige una rendición incondicional, un armisticio impuesto por la fuerza de su crueldad, incluso agravada por la anunciada amenaza nuclear, poniendo en alerta a su arsenal, llegando a amenazar a todas las potencias extranjeras que se atrevan a intervenir.
Asoma, lo que siempre fue, un tirano al que no le temblará el pulso de su botón apocalíptico. Lo que trata de llevar a cabo, con sus al menos 6.400 bombas atómicas, es someter a Ucrania y al resto del mundo occidental, retornando así el imperialismo de la URSSS. Más aún, a Suecia y Finlandia les amenaza con graves consecuencias militares y políticas si se incorporan a la OTAN. Pero, ante toda esta tropelía, crueldad e infamia, nadie ha roto relaciones diplomáticas con Rusia. ¿Cómo es posible?
Hace unos días, comentaba en un grupo de WhatsApp que China pronto tendría que pronunciarse en el Consejo de Seguridad de la ONU sobre la condena de la invasión de Ucrania y también auguré que su voto sería la abstención. Dicho y hecho, se abstuvo, ya ha salido de la cueva del silencio y ahora pasea sus aviones por el espacio aéreo de Taiwán como indicativo de su próxima ocupación. Está en el ajo del apoyo a la crueldad y liquidación del derecho internacional y el orden mundial. China ya ha dado el paso al frente que preconizaba.
No es una guerra, es un genocidio, de un pueblo que lucha valientemente por ser libre e independiente del imperialismo de la URSS.
Un pueblo desprotegido por el llamado “mundo democrático”, que renuncia a su libertad por la que han luchado millones de seres humanos a lo largo de la historia. Es la decadencia de nuestras democracias. La democracia si fuera necesario debe defenderse hasta la muerte. Resulta indignante la actual atonía occidental para defender la democracia y por ende la libertad. La falta de decencia nos saldrá muy cara. Las Naciones Unidas, ni son naciones, ni están unidas ante la barbarie y tiranía de los dictadores, como ya se verá en la próxima Asamblea General convocada para condenar la invasión imperialista de los neocomunistas aunque su decisión no sea vinculante. Como decía un amigo, una vez más, el comunismo en plena efervescencia, siempre engañando a los ilusos, aprovechándose de sus silentes “súbditos-esclavos”. De esta forma, son los matones del autoritarismo los que imponen por la fuerza sus atrocidades a Occidente para adueñarse de nuestra libertad. La barbarie en su máxima expresión. No es de recibo que podamos consentir que un sátrapa aniquile nuestra libertad y los que dicen ser nuestros gobernantes lo consientan. Es una cobardía, que supone el suicidio de la democracia.
Autor: Manuel Novás Caamaño | Abogado
Análisis más que correcto.
El Sr. Putin sabe lo que quiere. La Unión Europea dividida, sin objetivo y principios firmes a defender por encima de todo, incluido EEUU y claros para plantarse frente a Putin. Que añora la Madre Rusia y que no ha asumido los cambios producidos en su país desde la Perestroika.
La amenaza nuclear, es eso,amenaza. Porque su Ego y despropósito le llevaría a eliminarse a él mismo y todo su territorio de la faz de la tierra. Salvo el uso puntual de armas nucleares tácticas que también repercutirian en su propio pueblo y país. Nadie le puede decir que esa amenaza no es sostenible con argumentos fundamentados….Porque es así de simple.
A parte que ya ha roto el equilibrio y principios fundamentales generados, tras la Segunda Guerra Mundial.. Cambiando todo el eje geoestratejico