La situación general de la Administración Penitenciaria en España es caótica, con una legislación permisiva y que sólo defiende los derechos del delincuente, olvidando los derechos de los funcionarios de prisiones.
A ello se le suma la actuación política, totalmente ideológica y cortoplacista, con incidentes impresentables en los últimos meses, por parte de los responsables del Ministerio del Interior.
En las comunidades autónomas con vocación secesionista, las situaciones se agravan, como hemos observado durante años, con los priviliegios a los politicos presos en Cataluña y actualmente con los terceros grados a terroristas sanguinarios en la comunidad autónoma vasca.
Al fin y al cabo, con el beneplácito del Estado, es para lo que quieren las competencias en materia de prisiones dichos politicos de corte secesionista.
En la comunidad autónoma de Cataluña, la primera que recibió la gestión de las competencias penitenciarias, la situación general es muy preocupante.
Los no reingresos al centro penitenciario de presos són un contínuo que genera más trabajo a las unidades policiales y que incrementa la inseguridad ciudanana.
Aunque se quiere negar , con las estadísticas prediseñadas politicamente, el 60% , aproximadamente, de la población reclusa es de orígen extranjero.
A los lógicos factores culturales y linguïsticos se le suma que la gran mayoria de funcionarios de tratamiento son interinos.
Estas situaciones de interinaje se trasladan a las juntas de tratamiento de los centros penitenciarios: dónde se deciden los permisos y salidas programadas de los reclusos.
Ello conlleva la dificultad de estos funcionarios interinos para contradecir las decisiones subjetivas de los mandos, generalmente políticos, que dirigen los centros `penitenciarios.
La política que impulsan estos “ directivos “ aboga por conceder muchos permisos y salidas progarmadas para mantener la poblacion carcelaria en los niveles “ estadísticos “ que les interesan a ellos, pero no a la seguridad ciudadana. Ni obviamente a los policias que vuelven a encontrarse los problemas en la calle o a jueces y fiscales que se saturan revisando los casos.
La concesión de terceros grados de forma continua no para de generar problemas de seguridad ciudadana , con delincuentes que no pernoctan en el centro penitenciario y luego tenemos las sorpresas diarias en las noticias de los medios de comunicación.
Asi se degrada rápidamente un sistema penitenciario, gracias al poder omnimodo político, con su estrategia habitual de colocar a sus cargos de confianza en los puestos directivos y potenciar el interinaje en los funcionarios. Sumado al desprecio laboral sobre funcionarios de carrera operativos y técnicos. Con ello consiguen silenciar las protestas sobre las deficiencias de sus tejemanejes a costa de la inseguridad ciudadana.
Para los presos es un chollo, usan la fórmula de: TRATO y MIENTO. Te digo lo que quieres oir para contentar tu estrategia ideológico-política y te miento porque no pienso retornar al centro penitenciario.
Y luego nos sorprendemos del aumento de la inseguridad ciudadana y de las agresiones a los funcionarios de prisiones cuando el principal culpable está en las cúpulas directivas penitenciarias. Lo dicho: juntas de TRATO y MIENTO.
Es vergonzoso cómo se gestiona la reinserción y el tratamiento por parte de los mandos de Instituciones Penitenciarias… se premia las conductas violentas de los internos en detrimento de los que cumplen las normas( un interno con mal comportamiento en cuanto dice que va a cambiar y pide algo se le concede automáticamente sin embargo el interno que siempre se porta bien cuando pide algo la respuesta es: espere, espere, espere)
Y así todo
Los personajes que dirigen las prisiones( director, subdirectores e incluso jefes de servicio) son y han sido siempre puestos de libre designación, es decir, gente que no va a dar problemas a la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias o lo que es lo mismo afines al gobierno de turno. En prisiones para estos puestos nunca se ha tenido en cuenta la experiencia ni meritos conseguidos durante años de trabajo