En un contexto de creciente inseguridad global, los guardias civiles españoles han sido enviados a misiones exteriores de alto riesgo, a pesar de no ser reconocidos oficialmente como una profesión de riesgo. Esta situación ha generado un profundo malestar entre los agentes, quienes consideran que su labor en el extranjero debería ser valorada y protegida de manera adecuada.
Recientemente, un grupo de guardias civiles del Grupo de Acción Rápida (GAR) fue desplegado en Gaza para reactivar la misión de la Unión Europea en el paso de Rafá. Esta misión, que busca apoyar el alto el fuego entre Israel y Hamás, implica un alto nivel de peligrosidad debido a la inestabilidad de la región. A pesar de ello, los agentes no cuentan con los beneficios y protecciones que se otorgan a las profesiones de riesgo.
La falta de reconocimiento como profesión de riesgo ha sido una reivindicación histórica de los guardias civiles y policías nacionales. A diferencia de sus homólogos autonómicos, como los Mossos d’Esquadra y la Ertzaintza, los agentes de la Guardia Civil no pueden jubilarse de forma anticipada sin sufrir una reducción significativa en sus ingresos. Esta desigualdad salarial y de condiciones laborales ha sido motivo de numerosas protestas y manifestaciones por parte de los cuerpos de seguridad del Estado.
El Ministerio del Interior, presidido por Fernando Grande-Marlaska, ha sido objeto de críticas por parte de las asociaciones profesionales de la Guardia Civil, que exigen una equiparación salarial y el reconocimiento de su labor como profesión de riesgo. La Comisión de Interior del Congreso de los Diputados aprobó una Proposición No de Ley (PNL) a favor de incluir a la Guardia Civil y la Policía Nacional como profesiones de riesgo, pero la medida aún no ha sido implementada.
La situación se agrava con cada misión exterior en la que participan los guardias civiles. Durante 2024, un total de 15.108 militares de las Fuerzas Armadas y Guardia Civil han participado en las 17 misiones en el exterior, de los cuales alrededor de 1.300 fueron mujeres. Estas misiones, que incluyen operaciones en zonas de conflicto y de alta peligrosidad, subrayan la necesidad de reconocer y proteger adecuadamente a los agentes que arriesgan sus vidas en el cumplimiento de su deber.
La falta de reconocimiento como profesión de riesgo no solo afecta a la seguridad y bienestar de los agentes, sino que también tiene implicaciones en su moral y motivación. Los guardias civiles continúan desempeñando su labor con profesionalismo y dedicación, pero la falta de apoyo y reconocimiento por parte del Estado es una cuestión que debe ser abordada con urgencia.
Guardias civiles se desplazan al Cuartel General Permanente de @Eurogendfor en #Vicenza ante un posible despliegue en el paso fronterizo de Rafah dentro de la misión de asistencia fronteriza de la Unión Europea.#GuardiaCivil pic.twitter.com/2CR9K1bJAa
— Guardia Civil (@guardiacivil) January 27, 2025