Los vigilantes de seguridad siguen siendo víctimas de la agresividad de los delincuentes más violentos. Mientras tanto, continua su lucha por reivindicar mayores medios y una mayor protección jurídica que les ampare ante los criminales.
Una de las últimas agresiones registradas ha ocurrido durante el mediodía del pasado jueves en la estación Intermodal de Palma. En ese momento, el vigilante de servicio fue acorralado por dos varones de origen argelino justo en el momento que eran sorprendidos tratando de perpetrar un robo con violencia a un pasajero que se encontraba en una cabina de un baño.
Según precisa el periodista Julio Bastida en el diario Ultima Hora, uno de los insurrectos exhibió un cuchillo de unos 20 centímetros y lo colocó a la altura de la cara del profesional de la seguridad mientras éste era bloqueado por el segundo individuo que trataba de asegurar la huida para evadirse juntos del lugar.
Por suerte y gracias a la profesionalidad del trabajador, no se tiene que lamentar un trágico final. El vigilante logró neutralizar a este segundo individuo y retenerlo hasta la llegada de efectivos de la Policía Nacional. Inmediatamente, se inició un despliegue logrando localizar al otro sujeto y conducir a ambos a los calabozos.
Los vigilante de seguridad siguen sin ser considerados, a día de hoy, agentes de la autoridad. Una tipificación que les permitiría actuar con mayor protección jurídica. Así mismo, la escasez de efectivos deriva en patrullas individuales aumentando así la peligrosidad en zonas de especial conflictividad o afluencia masiva de personas.