Hace apenas cuatro años vivimos una convulsa época en el mundo policial. De aquello quedaron algunas cosas buenas, la principal es un aumento en el sueldo policial. No entro en el debate si se ha conseguido o no una equiparación, si es que legalmente puede conseguirse.
Evidenciamos que en aquella época se produjo la irrupción o entrada de nuevos actores y siglas en la lucha por los derechos/reivindicaciones policiales, un aumento en las nóminas y otras modificaciones que no deben motivar este escrito, dado que las organizaciones sindicales ya dan cuenta de ellas. No es mi labor.
Solo un “pero” de aquella etapa; los insultos entre policías, los linchamientos en redes, la absoluta falta de respeto entre “compañeros” de trabajo, hizo que cruzáramos las líneas rojas de códigos éticos para llegar a la vergüenza más absoluta. Un policía insultando a otro policía en público lo convierte en un delincuente.
Ha vuelto a ocurrir, un portavoz sindical alentado por un troll de su propiedad o amigo, ha menospreciado en una red pública a un policía en activo, que ni siquiera pertenece al mundo sindical. Lo que confiere aún más gravedad al asunto. Ya denuncié en este medio policial una vez estas actitudes y lo seguiré haciendo. Por elegancia, respeto y proximidad de las elecciones no citaré al portavoz de esas siglas.
Destacar que esas conductas ensucian el uniforme que todos compartimos. Quizás la falta de formación y capacidad hace que aparezca la envidia, un vicio tan humano que se antepone al decorativo uniforme que llevan. No aprendemos.
Las elecciones sindicales se acercan … solo pido respeto al uniforme. Es nuestra imagen pública.
Gedeón Pérez.
Comparto totalmente