Los patrulleros son de “otra pasta”, policías abnegados y vocacionales, viven la calle, ese es su medio, su “oficina de trabajo”. El barrio de Vallecas en Madrid, por su conflictividad, hace que su trabajo sea especialmente delicado.
Durante la borrasca Filomena han vuelto a demostrar, una vez más, su espíritu libre y vocacional, sus labores de ayuda y asistencia social han sido innumerables, incluso fuera de servicio.
Han despejado con palas diversas calles de Puente Vallecas, limpiaron Sierra Cadi hasta la calle Albufera y otras vías del distrito.
En la calle Marañosa rescataron el coche de una asistente social, que llevaba dos días sin ver a los ancianos a los que cuidaba.
Limpiaron la Iglesia de San Francisco de Asís de Vallecas, para que siga prestando ayuda a los más necesitados que tratan de llegar a ese “refugio”.
El pasado domingo llevaron a un anciano desde la calle Monte Olivetti al hospital Gregorio Marañón, precisaba asistencia urgente y no disponían de medios para su traslado.
Prestaron ayuda a una mujer de 80 años, que a las 6 de la mañana del pasado lunes estaba perdida en la calle, desorientada, la trasladaron a comisaria evitando una más que posible hipotermia.
Siguen limpiando aceras y calles, sacando coches atascados, ayudando a los vecinos en sus desplazamientos… son especiales.
Jorge (subinspector de la última promoción), Alberto, Eduardo, David, Ángel, Manuel, Paco, Sandra, Juan Carlos, Cristian … forman parte de un grupo de patrulleros de Puente Vallecas, esa parte más vocacional, divertida y loca de todos los Ángeles Uniformados que velan por la seguridad ciudadana.