El 14 de marzo del 2020, Independientes de la Guardia Civil –IGC-, fue la primera asociación representativa del Instituto Armado, en nombrar a una mujer como su presidenta, Vanesa González, que ostenta el cargo desde entonces.
Denuncian que la tasa de presencia femenina que presenta este cuerpo policial es deficitaria. Mientras que la Policía Nacional supone un 12%, en la Guardia Civil apenas llega al 9%, y en otros cuerpos policiales del país como los Mossos o Ertzainza supera el 21%.
La fecha inicial de andadura para la “mujer policía” en España fue en 1970, y el lugar Córdoba, donde unas diez mujeres ingresaron en su Policía Local. En 1979 España pudo ver como 42 inspectoras juraban cargo en lo que en su día fue el Cuerpo Superior de Policía Nacional, siendo en 1985 cuando la mujer pudo acceder a la Escala Básica de la Policía Nacional.
En la Guardia Civil hubo que esperar hasta 1988 para que las primeras mujeres se presentasen a las pruebas de selección para su ingreso en este cuerpo, “y a pesar de ser de los últimos en nutrirse de personal femenino, todavía no llegamos al cupo deseado”, remarcan desde IGC, que a mayores denuncia que “la falta de turnos laborales y la negativa de la Dirección a aplicar la jornada de 35 horas semanales, aprobada recientemente por el Gobierno, no ayuda a esa conciliación y por tanto se entiende como un condicionante negativo más para las posibles aspirantes”.
Indican que la Guardia Civil tiene serios problemas a la hora de ofrecer una mejor conciliación tanto laboral como familiar, puesto que la mayor parte de sus unidades se encuentran ubicadas en poblaciones de menos de 8.000 habitantes, donde las comunicaciones y los servicios son muy inferiores a poblaciones mayores.
“Con carácter general, las Comisarias de Policía suelen estar en buenas condiciones, mientras que en la Guardia Civil aún hay muchos cuarteles que están en una situación deplorable, ya que gran parte de ellos fueron construidos hace 70 años”.
Hacen hincapié en el hecho de que la Guardia Civil sea un cuerpo policial de naturaleza y carácter militar y por tanto sometido a la posible aplicación del Código Penal Militar, no ayuda a que las mujeres pudieran decantarse por él, prefiriendo optar por otro con menos repercusión profesional y personal en caso de cometer una infracción laboral. De hecho, en el 2016, en Salamanca, una agente se enfrentó a prisión militar por desobedecer la orden del jefe en un control al llevar puesto un chaleco antibalas “femenino”.
La Seguridad Ciudadana, se ve gravemente afectada ante la falta de mujeres en las patrullas, ya que a la hora de realizar un “cacheo” a una persona ante un hecho delictivo, es necesario que sea haga por un agente del mismo sexo.
Por mucho que la Administración pretenda representar que las condiciones retributivas de ambos cuerpos estatales son “similares”, la Guardia Civil siempre va a rebufo en este asunto. Como ejemplos, destacan la última Productividad por Objetivos, en la Policía Nacional se ha repartido de forma lineal entre todas las escalas y empleos, sin embargo en la Guardia Civil se ha hecho premiando a las escalas superiores en detrimento de las inferiores y en cuanto al abono de los Servicios Especiales de Navidad, en la Policía se cobran a 63 € mientras que la Benemérita lo abona a 41,60 €.