El 22 de octubre del 2000, a las ocho menos cuarto de la mañana, Máximo Casado había salido minutos antes de su domicilio para acudir a su puesto de trabajo en la cárcel alavesa de Nanclares de la Oca, al poner el motor en marcha, una bomba de ETA colocada en los bajos de su vehículo acabó con su vida.
Máximo Casado Carrera, de 44 años, estaba casado, desde 1983 trabajaba en la cárcel de Nanclares de Oca (Vitoria), en 1990, logró la plaza de jefe de Servicios. En 2001 el Ayuntamiento de Vitoria dio su nombre a unos jardines situados en las inmediaciones de donde residía y un monolito en el que se podía leer “En memoria de Máximo Casado que dio su vida por la libertad”.
Este viernes pasado fue el 21 aniversario del asesinato de Máximo Casado perpetrado por ETA, y desde la Asociación Profesional de Funcionarios de Prisiones quieren recordar ese fatídico día en el que Máximo fue asesinado por ser funcionario de prisiones.
Ese día del 2000, aquel veintidós de octubre el odio y la codicia, dos de los mayores motivadores que existen nublaron los corazones y mentes de sus ejecutores. Los convirtieron en escoria de una pobreza humana abismal y robaron el tesoro más grande que atesora una persona, la vida.
“No solo la tuya, sino que el zarpazo de esa abominación visceral arrancó parte de la vida de Conchi y de tus hijos. Ese odio irreconocible cuyos rostros ya conocemos, y que paradojas del destino somos los propios funcionarios de prisiones quienes velamos por su seguridad y por la seguridad de la sociedad, como lo hacías tú”, así de sentidas son las palabras de APFP.
!Te necesitamos Máximo, como necesitamos a todos aquellos de nuestros compañeros que como tú nos acompañan en cada servicio desde un cielo azul no tan lejano. Somos Funcionarios de Prisiones con la determinación de los que nunca se dan por vencidos.
Ten seguro que tu nombre, tu esfuerzo, tu valor, tu gallardía, no pasan de corrido por los que ahora continuamos tu camino, aquí abajo, de patio en patio.
El oficio de funcionario de prisiones endurece, solo con observar el día a día, la ayuda constante al intramuro, de la violencia de los que no tienen nada que perder porque lo perdieron todo y que las palabras vacías de tratamiento de nuestro Secretario General no ayudan a nada”.
“Que los héroes y heroínas con demasiada frecuencia ni llevan capa, ni poderes ocultos que asombrarían al mundo, todo nuestro respeto y afecto a Máximo y a todos los asesinados por la barbarie terrorista”.