Un estudio llevado a cabo entre la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias (IIPP) y la Fundación para la Investigación Aplicada en Delincuencia y Seguridad (FIADYS) los clasifica en tres tipologías: vengativa, buscadora de emociones y defensiva
El retrato se ha basado en analizar las características sociodemográficas, el historial delictivo y los rasgos psicológicos de condenados por esta tipología delictiva
El informe se ha presentado en la primera de las tres jornadas ‘La aplicación de la evidencia científica en el tratamiento penitenciario y las medidas comunitarias’, organizadas por la Universidad de Comillas y la Secretaría General de IIPP
En la inauguración, el secretario general de IIPP, Ángel Luis Ortiz, ha destacado que “la experiencia de los profesionales penitenciarios y el aporte científico de la Universidad son la mezcla ideal para afrontar los retos derivados de una nueva realidad criminógena”.
La Secretaria General de Instituciones Penitenciaras (IIPP), en colaboración con investigadores de la Fundación para la Investigación Aplicada en Delincuencia y Seguridad (FIADYS), ha realizado un estudio para para conocer el perfil más común de las personas condenadas por delitos de odio, tanto las privadas de libertad como las condenadas a Penas y Medidas Alternativas.
Este estudio se ha presentado en las jornadas que llevan por título, ‘La aplicación de la evidencia científica en el tratamiento penitenciario y en las medidas comunitarias’. La conferencia inaugural ha corrido a cargo del secretario general de IIPP, Ángel Luis Ortiz, que ha subrayado que “la experiencia práctica de los profesionales penitenciarios y el aporte científico de la Universidad son la mezcla ideal para afrontar los retos derivados de una nueva realidad criminógena”.
Ortiz ha recordado la apuesta de la actual Administración penitenciaria por “la apertura, la innovación, la puesta en marcha de políticas de Igualdad o la introducción de nuevas vías de intervención como la Justicia restaurativa, la potenciación del medio abierto para el cumplimiento de las penas, el tratamiento de delitos contra la seguridad Vial, la delincuencia económica, la radicalización violenta o los delitos de odio”.
Español, joven, soltero y con educación básica
Un informe sobre el delincuente de odio, presentado por Javier López, de la Oficina Nacional de Lucha contra los Delitos de Odio, y la profesora de Comillas Meritxel Pérez, ha sido precisamente el plato fuerte de la primera de las jornadas.
Según ese estudio, el retrato del delincuente de odio es el de un hombre español, soltero o sin pareja, que convive con su familia, con un nivel educativo básico, sin trabajo remunerado o con escasos ingresos.
El 66,7% tiene entre 18 y 30 años de edad. En la medida que la edad aumenta, el porcentaje disminuye hasta desaparecer en el grupo de mayores de 60 años. Tan solo el 21% es independiente de su familia o vive en pareja. La mayoría, el 48,5%, tiene el graduado escolar y el 27.3% ni siquiera ha conseguido esa titulación de educación básica. Con relación a la situación laboral, el 33,3% cuenta con un trabajo por cuenta ajena o es autónomo. El resto, está desempleado o en otras situaciones.
En cuanto al perfil criminológico, el 70% son consumidores de substancias tóxicas, con una edad de inicio alrededor de los 15 años. Más de un tercio reconoce haber sufrido maltrato físico o psicológico por parte de sus padres u otros familiares. La mayoría se relaciona con un grupo de ideología de odio (neonazis, ultras de futbol…). No cuenta con un historial delictivo previo de gravedad y es violento con personas ajenas a su núcleo familiar o de amigos.
Destaca del perfil psicológico que el delincuente de odio es una persona propensa a asumir riesgos, agresiva de forma reactiva y con mayor prejuicio sutil.
Con todos estos datos, el estudio ha concluido que existen tres tipos de perfiles delictivos:
– Buscador de emociones. Perfil mayoritario con prejuicios hacia minorías y colectivos vulnerables. Cometería agresiones en grupo. Es el de mejor pronóstico terapéutico ya que su prejuicio es bajo.
– Vengativo. Agresivo por supuesta ofensa hacia su persona o grupo. Tiene dificultad para identificar sentimientos.
– Defensivo. Protege el territorio de personas extranjeras a las que percibe como amenaza.
En estos dos últimos tipos, el prejuicio está más arraigado y es más intenso.
Programa diversidad
La Secretaría General de Instituciones Penitenciarias tiene en su catálogo de programas de Tratamiento el denominado “Diversidad, por la igualdad de trato y no discriminación y frente a los delitos de odio”.
Este programa aborda el prejuicio de una manera específica en una de sus unidades, pero además es un contenido que se aplica de forma trasversal a lo largo de todo el programa.
Entre las recomendaciones obtenidas en el estudio y que hay que trabajar dentro del marco del programa Diversidad destacan:
– En la evaluación previa a la intervención, se debe analizar cómo es el prejuicio para que, de esta manera, el trabajo terapéutico sea más versátil cuando el prejuicio sea sutil y más específico y centrado en el componente cognitivo cuando sea prejuicio manifiesto.
– Además de trabajar aspectos psicológicos, se deben realizar actividades deportivas, culturales, ocupacionales, etc. con personas de diferentes colectivos.