Un buque de la Guardia Civil lleva desde el pasado jueves atrapado en aguas frente a Mauritania con 170 migrantes a la espera de desembarcar en el país africano. Una operación que ha desencadenado una gran tensión en la embarcación y que conduce a un conflicto diplomático entre ambas naciones.
El objetivo inicial era desembarcar en el puerto de Nuadibú (capital de Mauritania) pero las autoridades africanas prohibieron el atraque al Río Tajo y con ello la negación a asumir que los inmigrantes rescatados de un cayuco pisasen suelo mauritano.
En estos momentos, la nave española permanece fondeada en la bahía de Nuadibú, pendiente de las negociaciones entre Frontex y las autoridades competentes mauritanas. Mientras tanto, los agentes hacen frente a momentos de tensión. Como ya adelantó EL MUNDO, los efectivos del Instituto Armado tuvieron que realizar disparos de fuego real al aire para evitar el motín que trataban de protagonizar los 170 subsaharianos que están a bordo y que protestaban por las condiciones en las que iban a viajar iniciando estos una huelga de hambre.