Se acaban de cumplir 375 días de guerra en Ucrania, y si hay algo que se ha confirmado después de un año, además de la imposibilidad de finalizarla por vía diplomática (por culpa de ambas partes), es el desabastecimiento de munición para todos los diferentes tipos de armamentos suministrados.
Tras solicitar envíos masivos de armamento pesado (Lanzacohetes C-90, sistemas de defensa antiaérea Himmars, drones turcos Bayraktar TB2, carros de combate Leopard en sus distintas variantes, e incluso aviones 16), los distintos países se han dado cuenta de que sus (escasos) almacenes de armamento se han ido vaciando a pasos agigantados.
En una guerra, y todavía más en las modernas, las operaciones en el campo de batalla se ven tremendamente influidas por la logística, establecida sobre una base industrial suficiente, nacional o extranjera, capaz de asegurar los suministros de los ingentes medios y recursos necesarios para continuarla. Y es que tanto Rusia, como Ucrania, con la ayuda occidental, no son capaces de suministrar a sus fuerzas armadas las armas y municiones necesarias para sostener el ritmo de las operaciones.
La necesidad de municiones de Ucrania para continuar esta guerra es insaciable, pero EE.UU. no tiene capacidad para seguir suministrándosela independientemente, va a necesitar la ayuda de sus aliados europeos.
Por otra parte, el problema al que se enfrentaban los invasores era más básico: la dificultad de deshacer los atascos de carros de combate al principio de la guerra, y como mantener la cadena de suministros (de munición, piezas, alimentarios, sanitarios, etc) una vez que habían colapsado las rutas utilizadas. Existen varias razones que pueden explicar este fracaso relativo de Moscú: la infravaloración de las fuerzas ucranianas y de la voluntad de resistencia de los ucranianos en general pueden haber sido determinantes, pero hay que resaltar este otro factor principal que ha jugado un papel fundamental a la hora de retrasar el avance del ejército ruso: la logística.
Teniendo en cuenta que la incertidumbre es parte de la naturaleza de la guerra, es fundamental asegurar la disponibilidad de líneas fiables de producción de armas, basadas en la capacidad de producción de una industria nacional o de naciones amigas, capaz de sostener las necesidades de una campaña prolongada. También es necesario disponer de cadenas de suministro fiables para la obtención de componentes, las cuales precisamente fueron dañadas tras la imposición de sanciones occidentales a Rusia.
Y es que este arte de establecer una buena red la logística ha sido el gran precio a pagar por las fuerzas rusas que se olvidaron de las palabras del General Pershing, “la Infantería gana batallas, pero las guerras las gana la logística”.