Columna de Braulio Lopez Matamoros*
He de reconocer que escribir este artículo me está siendo una tarea harto complicada. No es que me cueste encontrar las palabras adecuadas, enlazando una frase tras otra para conseguir un párrafo decente, el problema me ha surgido cuando después de varias líneas escritas pensaba en si dichas palabras se podrían considerar como políticamente correctas.
Ante la duda y por si acaso, he preferido recular e ir borrando lo escrito, para seguidamente empezar de nuevo. Así al menos lo he repetido hasta en cuatro ocasiones.
No soy yo muy de morderme la lengua, y los que me conocen saben que es así, pero hoy he decidido llevarme la contraria y tratar de ser comedido en mis palabras.
La cantidad de exabruptos e improperios que he evitado soltar, y que perfectamente podría haber escrito para referirme al tema del que os quiero hablar, podría ser muy similar al utilizado por Quevedo cuando tirando de pluma afilada, éste repartía a diestro y siniestro. Resumiendo todo en un par de palabras se podría decir que la entrevista me ha provocado un asco y una repugnancia difícil de describir.
Y de una entrevista asqueante, donde lo blanco quieren vestirlo de negro y viceversa trata la cuestión.
Dicen que una mentira a base de repetirla muchas veces puede llegar a convertirse en una verdad, pero mientras queden personas valientes y coherentes dispuestas a no dejarse arrastrar por esa marea turbia y oscura de desconocimiento y de ignorancia que se extiende como una plaga intoxicando la coherencia y el raciocinio, la verdad será verdad y la mentira solo será una vil herramienta torticera.
Por más que nos empeñemos en no querer verlo, desde ciertos medios alineados en una órbita buenista y equivocada, se está llevando a cabo un lavado de cerebro sistemático para unos y una labor de adoctrinamiento como borregos para otros. Se pretende formar una imagen negativa de la policía y a la vez conseguir que la sociedad tenga una versión Disney y aceptable de una cuestión tan delicada como el terrorismo de ETA.
Obviando hablar de los erróneos documentales en los que se trata la problemática terrorista como una lucha motivada por la ocupación de un territorio y en la que se enfrentaban dos bandos en igualdad de condiciones, hoy os quiero hablar de una entrevista que he visto recientemente en un canal de Youtube en la cual el entrevistador y un periodista al que se le presume una trayectoria profesional bastante seria y respetada, pasan el tiempo parloteando con bromas, gracietas y chascarrillos sin ningún ápice de humor.
La promoción de un libro puede dar para mucho, siempre y cuando entrevistador y entrevistado se presten a la conversación libremente y sin tabúes de ningún tipo. Pero el hecho de hablar libremente y exponer tus opiniones o vivencias desde un punto de vista cómico, no está reñido con el respeto. Y desde la educación y el respeto podrás hablar de esas vivencias, expresar opiniones o comentar esas situaciones que conoces, como en este caso el entrevistado dice conocer bien de primera mano. Resaltando que esa primera mano es el testimonio de un terrorista. Con este dato ya os podéis imaginar el nivel de la entrevista y sus participantes.
Tu novela puede ser muy buena, puedes arrasar en ventas y tu promoción ser todo un éxito, pero antes de hablar de manera jocosa del terrorismo o de los zulos de ETA, te pido por favor decencia, empatía y seriedad, en ese orden y en igual medida. Con una pizca de esas tres cualidades seguramente tu mensaje promocional y tu libro ganarían más puntos.
Que en esa entrevista en lo que menos estaba pensando el periodista era en promocionar su libro, está claro desde el principio. Prestarse a la chanza y a la burla conversando sobre los zulos de ETA, su localización o sobre las personas que colaboraban con la banda como si fueran los buenos samaritanos, no eran datos fundamentales a tener en cuenta para que a un futuro lector le embaucase la trama de tu historia.
En cuanto al entrevistador, su variopinta lista de entrevistados es la base perfecta para una estrambótica amalgama de personajes a quien les da cabida en su programa. No quiero decir con ello que sus entrevistados carezcan de importancia o relevancia en sus respectivos ámbitos.
Más que nada porque he visto bastantes entrevistas que ha hecho a ciertas personas a las que tengo bastante respeto por su labor y por el rigor de sus informaciones. Aunque yo no sea el crítico más idóneo para opinar, sinceramente en esta en cuestión a patinado una barbaridad al entrar en un terreno el cual a día de hoy sigue provocando un dolor descomunal a muchas personas.
Estoy seguro, que tanto el entrevistador, como el periodista entrevistado si hablasen del terrorismo yihadista, no harían el mismo tipo de bromas y no tratarían de una manera tan banal, con tanta sorna y tan mal gusto. No imagino a estos dos tipos en plena tertulia entre risas dialogando sobre la preparación de un brutal atentado yihadista o como los agentes de inteligencia logran obtener información de sus detenidos.
“Cuando pierdes la objetividad, pierdes el criterio e incluso la razón”
Pero claro, como la historia hoy en día se cuenta según le apetezca al consumidor, tenemos entrevistas como esta, en la que se blanquea y dulcifica a una banda terrorista que ha estado más de 40 años sembrando el terror en un país a base de secuestros, asesinatos y extorsiones.
«¿Que pensarían el entrevistado y el entrevistador si ellos mismos o algún familiar suyo, se hubiese visto en el pellejo de cualquiera de los que han vivido señalados y amenazados durante décadas, solamente por pensar diferente a los terroristas?»
«¿Hablarían de la misma forma y tratarían un hecho doloroso como si careciera de importancia?»
Que no se nos olvide que la banda terrorista ETA no ha desaparecido, que aún quedan más de trescientos asesinatos sin esclarecer, que tampoco han pedido perdón, que no han devuelto las armas, ni han reparado el daño causado, y que no lo han hecho porque no están arrepentidos y porque siempre van a justificar que todo lo que hicieron, lo hicieron porque estaban convencidos de que era lo correcto y que lo repetirían si fuese necesario.
Si seguimos dando pábulo a este elenco de personajes que con una excesiva arrogancia y poco criterio se mueven por las televisiones y los medios de comunicación donde desde la idiocia en la que viven, vende una imagen pacífica y progresista de unos individuos que en su pensamiento siguen supurando odio y aversión contra los que no pensamos igual, estoy seguro que la cosa se va a ir de madre y luego cuando se echen las manos a la cabeza, será tremendamente difícil recular.
Es evidente que por motivos de peso no puedo hacer referencia al programa de youtube ni al entrevistador, ni al periodista entrevistado, pero sinceramente con tal de no darles ninguna publicidad, gustoso acepto esta autocensura.
Para ese youtuber y para ese periodista, ahora resulta que es muy chachi y divertido hablar de zulos, de armas, de secuestros, de colaboración con una banda terrorista. Lo peor es que se olvidan de que la historia por mucho que se pretendan cambiarla, es historia. A lo largo de todos los siglos que nos preceden, ha habido actos dignos de reproche y condena indistintamente de quien los cometiese o quien lo sufriese.
Los asesinos siempre serán los verdugos y las víctimas quienes perezcan injustamente.
Habla y dice hablar desde la herida, y cada vez que pueden no pierden la oportunidad de poner siempre de malo al policía, de dejarle como un personaje siniestro y torturador.
Pero amigo, siniestro es quien mata por la espalda con tiros en la nuca, quien con una bomba asesina y mutila niños en una casa cuartel, siniestro es quien vuela por los aires un centro comercial repleto de gente, siniestro es quien se pone una capucha para dar un comunicado, siniestro y torturador es quien tiene metido en uno de esos zulos de los que tú te ríes, a un hombre durante más de quinientos días.
Querido, te recuerdo que, durante la década de los años 2000, y tirando más o menos por el 2009, cuando supuestamente ETA para algunos ya estaba derrotada, servidor prestaba servicio como escolta en el País Vasco, y como policía debía seguir concienzudamente unas rigurosas rutinas de autoprotección que terminaba extendiendo a mi vida particular si no quería llevarme un susto de parte de tus blanqueados justicieros.
Por eso y por muchos motivos más, he creído conveniente dejar esta opinión por escrito, porque no vale todo para vender un libro ni para hacerse el gracioso.
Es muy fácil reírte a carcajadas desde tu silla de Youtuber, escondido y parapetado en la libertad de expresión, pero si leéis este artículo, dale una vueltecita al tema. Ponte en el lugar del otro y deja la comedia y la gracia para quien la tiene.
Y, por cierto, periodista, que sepas que da igual como cuentes el cuento, pero que te quede claro que caperucita seguirá siendo quien vaya de visita a casa de su abuelita y el lobo por mucho disfraz de nuevo demócrata que se ponga, nunca logrará engañarla.
Suscribe el presente alguien con memoria y con un convencimiento firme de lo que es la historia y la verdad.