España es considerado uno de los países más seguros del mundo. Sin embargo, los índices de criminalidad no se reparten por igual sobre el territorio nacional. Los delincuentes, al igual que cualquier otra organización o desarrollo de actividad, ya sea legal o no, desarrollan una previsión sobre su modo de llevar a cabo ciertas acciones. Los hurteros no salen en busca de sus víctimas por simple azar sino que son plenamente conscientes a la hora de elegir el lugar y el momento adecuados para ejecutar sus fechorías.
No obvian evaluar los posibles riesgos o probabilidades de éxito en tono a su operatividad y cuanto menos, obvian la situación económica, social o política que pueda afectar a su actividad. Así pues, la policía puede prever repuntes de delitos de hurto en días de inicio de rebajas, lugares de afluencia de público, grandes eventos… al objeto de planificar con suficiente antelación la operatividad adecuada capaz de truncar los planes de estos sujetos.
¿Cómo influye la política en el índice de criminalidad?
Los índices de delincuencia en España siguen descendiendo pero hay casos de excepción como Barcelona. En la capital de Cataluña, se está registrando un repunte de hurtos con un incremento de un +19% en lo que va de año. Un dato que difiere notablemente con el descenso de hasta un -2,5% registrado en Madrid o Valencia con una mejora de la estadística de un -7,9% .
Como ya mencionamos, las causas que pueden impulsar las actividades delictivas son múltiples y la situación política es una de ellas. El déficit de agentes destinados a labores de seguridad ciudadana son una buena razón para que una ciudad se posicione como destino de preferencia para los “amigos de lo ajeno”. Las principales causas suelen ser la merma de efectivos en las plantillas o la mala distribución de agentes en determinado ámbito geográfico.
No es nada descabellado concluir que el procés es un culpable directo del repunte de criminalidad en Barcelona y un claro condicionante de la inestabilidad política de Cataluña.
Durante este conflicto político gran parte de los mossos y la guardia municipal están recibiendo órdenes que les implica abandonar sus labores de prevención. En vez de ello, los indicativos de prevención son comisionadas para custodiar edificios públicos, shows callejeros independentistas, riñas en torno a la colocación de lazos amarillos… Todos estos quehaceres son inusuales para la configuración de estas plantillas, no diseñadas para cubrir conflictos diarios que sobrecargan sus tareas dejando como consecuencia de prestar servicio a la sociedad a la que nos debemos. Los vehículos policiales deben dedicarse a patrullar no atender las consecuencias del debate e intereses políticos que derivan en una merma en la seguridad ciudadana.
Barcelona se ha convertido en la nueva capital del hurto.