Mis manos ensangrentadas sujetaban el cuerpo aun caliente de mi compañero, mi hermano y binomio a bocajarro se acabó pegando un tiro con su arma reglamentaria, en mitad de la calle, ante la vista de todos, y aunque el resto de los compañeros intentamos poco a poco acercarnos a él para tranquilizarlo de nada sirvió.
Se había perdido en la negra oscuridad sin que nadie y menos yo, nos diéramos cuenta.
Su sangre se derramaba a borbotones sobre nuestro uniforme azul, nuestra placa por la que tanto habíamos luchado ahora solo era de un rojo brillante.
¿Cómo podré yo olvidar todo lo ocurrido?
Sus ojos… Sus ojos de dolor al mirar los míos; sentí su desesperación en ese instante y sus ganas de morir segundos antes de la detonación y …
¿Por qué no me pidió ayuda?
¿Acaso lo hizo de alguna manera y yo no le presté la atención que él necesitaba de mí?
¿Quizás fue aquella intervención, aquel niño muerto lo que le afectó o… aquella tremenda discusión con el jefe de la unidad?
Sólo sé que él no está aquí hoy conmigo, mi hermano con el que tantas veces reí de servicio, se ha llevado una parte de mi dejando un vacío en el pecho. He guardado algunas cosas suyas como recuerdo de nuestra fugaz amistad.
Mi entrevista hoy dirigida a todos los funcionarios que salen a la calle cada día sin saber que van a encontrarse de servicio, sin saber si volverán a casa, a todos aquellos que se dejan la piel por vocación, que se ganaron la placa o el uniforme que llevan con mucho orgullo y sudor.
A todos aquellos que intentan mirar a otro lado ante la falta de tacto ante los SUICIDIOS, ante esta lacra silenciada, a todos aquellos que presionan a sus trabajadores y a veces hasta la vida les hacen imposible.
A todos aquellos que dicen que “Los trapos sucios” se quedan en casan decirles NO abiertamente, que esto es un problema grave que no se puede suplantar a personas muertas con nuevas promociones.
Protocolos inexistentes, escasos donde tan sólo a los funcionarios se les da una ayuda insuficiente, por favor que no nos engañen con las estadísticas de los suicidios, que el estrés, la depresión, la ansiedad son cosas muy serias para estar jugando con la vida de las personas; ayudar a que nuestros funcionarios tengan una buena “Salud Mental” sería normalizar el asunto, que hablar de lo que pasa en los servicios sin tener miedo a las represalias, a que se les quite el arma, a ser suspendidos de sueldo y empleo.
Dejar de tener miedo para ir libremente al psicólogo si es necesario.
Les dejo con Rodrigo Díaz Carazo Psicólogo y Coach motivacional para opositores y antes de comenzar querría darle las gracias por contestar mis preguntas a un tema TABÚ entre las FFCCSE.
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¿Háblanos un poquito de ti, a que te dedicas?
Mi nombre es Rodrigo Díaz Carazo. Soy psicólogo y coach motivacional experto en opositores, en su mayoría los aspirantes a las Fuerzas y Cuerpos de seguridad del Estado (FFCCSE).
Ayudo a las personas a conseguir aquello que se proponen, potenciando sus habilidades y capacidades y desprendiéndoles de toda carga que dificulte su camino.
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¿Cómo ayudas a los opositores, qué dudas y sentimientos suelen experimentar ante una oposición como la de ser policía?
Lo más común es lidiar con la ansiedad. La ansiedad nace del miedo o de la frustración. En su mayoría de veces las personas muestran inseguridad hacia sus capacidades alimentadas por la competición que existe en las redes sociales (RRSS). Otros muestran vidas tremendamente complejas; familias desestructuradas, parejas que no saben acompañar a un/a opositor/a, inestabilidad económica, etc.
Finalmente, ayudar a los opositores a lidiar con las expectativas ajenas al resultado que van a obtener y ayudarles a dar una segunda traducción a los mensajes de “apoyo” que son como dardos envenenados. Ejemplos: “Lo vas a conseguir”, “No debe de ser tan difícil”, “Este es tu año” …
Mi finalidad y propósito es acompañar al opositor para que de alguna forma pueda liberarse de todas esas cargas que arrastra para así poder alcanzar su sueño, su plaza.
Y, si alguno lo necesita, brindo apoyo en técnicas de estudio y asesoramiento nutricional para potenciar su rendimiento cognitivo y físico.
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Entrando en terreno de arenas movedizas y de lo que va esta entrevista… ¿Puedes decirnos que es el suicidio?
El suicidio es una vía de escape a una situación desesperante. A diferencia de lo que muchos creen, el suicidio es la necesidad de dejar de sufrir y no un acto de cobardía. Las personas que padecen este “sin-vivir” se sienten tremendamente solas y, como bien expresa tu pregunta, es como si se tratase de arenas movedizas donde la persona se hunde, sintiéndose incapaz de salir de ahí.
El suicidio suele producirse cuando una persona se ve sin recursos propios, sin apoyo y sin una perspectiva más viva que la suya.
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¿Cómo es el comportamiento de una persona de las FFCCSE que se plantea el suicidio como salida para escapar de sus problemas?
Lo terrible de las personas que se suicidan o con ideaciones en ese sentido es que saben disimular muy bien y cuando ocurre la tragedia nacen comentarios del estilo: “Si estaba bien”, “No lo entiendo, lo tenía todo”, “Nunca había dado muestras de tristeza”.
Una persona de las FFCCSE tiene un hecho diferenciador respecto al resto de la población y es que se les considera personas fuertes, que están al servicio de los más débiles y que por lo tanto ellos no pueden “ser débiles”. Este tipo de creencias aíslan más aún la capacidad de compartirlo.
Otro hecho fundamental es el miedo, el miedo a que, si comparten lo que siente en su trabajo, temen que les retiren de su plaza o les inhabiliten por el hecho de tener un arma y ser un peligro para sí mismos o el resto.
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¿Cuáles pueden ser los motivos que los llevan a tales pensamientos nefastos, como quitarse la vida con su arma reglamentaria?
Los motivos pueden ser varios. Una infancia tremendamente difícil, en la que se les hace creer que no son merecedores de esta vida. Un vacío existencial acerca de su presente y futuro. Un accidente que afecte al físico o a sus capacidades. Un hecho traumático como presenciar una atrocidad, un duelo, etc. Estos son algunos de los ejemplos que pueden cuestionar la existencia de la persona al no saber gestionarlos.
El arma reglamentaria puede ser un medio para tal fin. Es algo rápido, accesible y con una efectividad elevada, convirtiéndose tristemente en una opción a usar.
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El suicidio puede tener varios objetivos como he leído, el sufrimiento físico o el alivio mental. ¿Crees que uno de los motivos de estas muertes sin sentido pueden ser por el abuso o acoso laboral que ejercen muchos mandos que sobrepasan los límites de poder de su rango?
Por supuesto. He conocido casos en los que ha habido tal presión laboral que las personas han puesto en duda su existencia. Cuando alguien se ve atrapado y no encuentra soluciones, la muerte puede ser una alternativa nefasta.
El abuso puede provenir de mandos o de compañeros. No es necesario tener poder para ejercer acoso laboral. Curiosamente este hecho lo padecen, en ocasiones, las mujeres, debido a la predominancia masculina en los cuerpos de seguridad. Insisto que este hecho se da en ocasiones, no categorizando a las FFCCSE de machismo o tendencias similares.
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Muchos de estos casos quedan silenciados “dentro de casa”, sin sacar a la luz las “vergüenzas” de las que nadie quiere hablar. Los chantajes que sufren cada día muchos funcionarios, ¿Cómo merman la personalidad de una persona a la que se le priva de su libertad de expresión o en su modo de realizar su trabajo?
Sienten miedo en su mayoría. No quieren que se les mire raro o se les margine como “problemáticos” o “depresivos”. Son etiquetas muy duras. Cuando alguien tiene miedo no quiere que le afecte en su trabajo, pues es su medio de vida. Esta presión que ejercen sobre sí mismos crea ansiedad, provocando un menor rendimiento y mayor frustración al no poder cumplir con normalidad.
El no poder compartir estas “vergüenzas” le encierran a uno en una especie de pompa negra y oscura. Lo único que necesitan es cercanía, apoyo y, sobre todo, normalización.
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¿Existen realmente protocolos dentro de las instituciones para parar estos casos o son inexistentes, los funcionarios solo son números sustituibles y reemplazables en una nueva promoción?
Es tremendamente triste, pero los protocolos que existen son pobres en recursos. Sería inhumano afirmar que los funcionarios son números sustituibles y reemplazables. Espero que nadie lo piense así. Actualmente existen organismos dirigidos a la prevención e intervención de personas en riesgo. Los cuerpos de seguridad tienen una peculiaridad distinta al resto de población y es que están expuestos a lidiar con situaciones extremas, y en ocasiones, con resultados extremos. Esto exige un mayor refuerzo en educación emocional y un seguimiento de aquellos funcionarios que han tenido que vivir hechos traumáticos.
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¿Cómo se presenta una depresión, hay alguna manera de que un compañero se dé cuenta del sufrimiento de esa persona o prefieren no ” involucrarse” en problemas ajenos?
Como he mencionado al inicio, una persona puede disimular perfectamente y esto es un verdadero peligro para la salud mental.
Las señales más características de que una persona está pasando por una depresión son: disminución significativa en la participación de planes sociales, cansancio crónico, apatía por disfrutar, pérdida o aumento de peso, un discurso crítico hacia sí mismo, intentar hablar de sus sentimientos y mostrar vergüenza, etc. Un hecho determinante para saber si alguien necesita ayuda es el tiempo. Si una persona muestra señales desde hace más de 2-3 semanas es hora de sugerir ayuda profesional.
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¿Por qué los funcionarios no denuncian las vejaciones sufridas, por qué callan, por qué parece que solicitar ayuda después de una intervención que te afecta y te marca parece que es de débiles?
Es algo cultural, por desgracia. Poco a poco la tendencia está cambiando. Multitud de divulgadores estamos dando luz al mundo de las emociones y a la importancia de contar con una buena salud mental.
La respuesta es MIEDO. Miedo a ser rechazado, miedo a perder tu trabajo, miedo a que te vean menos capacitado, miedo a que te señalen, miedo a sentirte débil, miedo a la incomprensión. Los cuerpos de seguridad guardan una singularidad en común, que en el ámbito sanitario también ocurre, y es el rol de HEROES que se les asigna.
A los héroes se les ve fuertes, solitarios y siempre a disposición del otro, pero rara vez a su propia disposición. Este hecho, en funcionarios, en personas, es una temeridad.
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Qué recomiendas como psicólogo para gestionar esas imágenes que perturban, qué hay que hacer para aliviar la ” Salud Mental ” sin sentir miedo de los sentimientos que se quedan dentro.
Compartirlo. Cuando uno guarda tanto dentro, corre el riesgo de que su capacidad de aguante explote. Por lo tanto, la mejor forma de gestionar esas imágenes que perturban es compartirlas con un buen profesional de la salud mental. Al compartir lo que llevamos dentro nos estamos liberando de esa carga y estamos ganando en apoyo y normalizando algo que debe ser normal.
De lo contrario, ese monstruo que llevamos dentro puede “ganar la partida”.
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Dónde debe a acudir a quien deben pedir ayuda, algunos teléfonos de especialistas y que sepan entender que hay soluciones, que sientan el apoyo ajeno y que sepan entender que no están solos.
Dentro de las FFCCSE hay organismos dirigidos y especializados en el perfil de los funcionarios. La salud pública, por desgracia es ineficiente en recursos, aunque nunca debemos descartarlo.
Existe un teléfono de una asociación de voluntariado conocida como “el teléfono de la esperanza” que presta apoyo de forma anónima y totalmente gratuita a aquellas personas que sufren una crisis emocional. Es un servicio disponible las 24h. Teléfonos: 914 590 050 / 914 590 055 / 717 003 717.
Por último, el ámbito privado. En España contamos con grandes profesionales dentro del campo de la psicología que pueden ayudar a aquellas personas que están pasando por un mal momento en sus vidas y a tan solo un “click” de distancia en cualquier buscador de internet.
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¿A quién debería hacer llegar este mensaje de SOS de que los suicidios son una lacra entre las FFCCSE para que dejen de mirar a otro lado?
El primer sitio a donde hay que dirigirse sin duda alguna es a las escuelas, al ámbito educacional. Educar en inteligencia emocional no sólo mejora vidas, sino que también las salva.
Por supuesto los ciudadanos debemos exigir al ámbito público que refuercen y mejoren las ayudas destinadas al campo psicológico. Desde la educación a través de talleres, hasta la intervención en caso de ser necesario.
Y una forma magnífica de mandar un mensaje de SOS es empezar a hacer públicas todas estas desgracias para concienciar a las personas y dejar de ocultarlo. De este modo estaremos dando a entender a aquellas personas que sufren de ideación suicida que no son raros y que nos importan.
Muy buena entrevista. Felicidades
Hacen falta MEDIOS como este para obtener información veraz, libre de “cortes”.
Congratulations!!