El sector de la seguridad privada lleva décadas encadenado y metido en una caverna prisionero de un sistema

Juan Gómez*

En el año 347  a. C. está datado que nació Platón. Fue maestro de Aristóteles y seguidor de Sócrates. Gran impulsor del conocimiento humano cuyas enseñanzas gozan aun de actualidad después de más de 2400 años.
Uno de los pensamientos platónicos habla sobre la Seguridad de las personas y su vigencia alcanza hasta nuestros días.
Platón nos enseña, argumentando sus razonamientos, a estar abiertos a modificar nuestros conocimientos, si fuere necesario. También nos enseña a tener una mirada crítica sobre las cosas para poder solucionar o transformar los problemas.
Este pensamiento lo expone de modo ilustrativo en su diálogo de El Mito de la Caverna.
Platón nos lleva a imaginar en este caso, a un grupo de personas que desde pequeñas están encadenadas detrás de un muro que está dentro de una caverna. Del otro lado del muro cuelga una antorcha que refleja en la caverna sombras fantasmagóricas que hacen creer a esas personas que esa es su realidad. No se dan cuenta que detrás de ese muro hay personas que manipulan esa antorcha haciéndoles creer que no hay otra realidad .
En el relato alguien se da cuenta de que están siendo manipulados y escapa para volver y tratar de liberar a sus compañeros . Estos lo toman por demente, no haciéndole caso ya que no han visto otra realidad.
Haciendo una analogía de este relato con la actual situación de la Seguridad Privada, existe un gran paralelismo. El sector lleva décadas metido en una caverna y siendo manipulado por esos portadores de antorchas que con sus macabras sombras intimidan y nos hacen ver que esa es la realidad. Estar encadenados y cegados para no querer ver que existe un cielo en el exterior nos hace sentir que ese es nuestro destino.
Muchos no querrán salir de la caverna porque no han visto otra realidad y hasta puede incomodarles el cambio. Son felices en su estado y no moverán un dedo por los demás.
Sólo liberándonos de ese yugo alcanzaremos la transformación del sector. No debemos agradecer tanto esas “raciones extras” de ¡Qué buenos prisioneros somos!. Una palmadita en la espalda, una cartulina y unos aplausos no serán suficientes para dejar de ser prisioneros de un sistema que abocará a este sector a seguir persiguiendo sombras en una caverna.

Juan Gómez es Secretario General de la Asociación de Vigilantes ANVISEPRI