Nos estamos refiriendo al barrio de El Príncipe, en Ceuta. Muchos de sus vecinos denuncian que las medidas de confinamiento decretadas por el estado de alarma, no están siendo respetadas y demandan más presencia policial.
Locales abiertos, grupos de personas vagando por sus calles sin control, droga, delincuencia… esta es la realidad que define actualmente a este conocido barrio de la ciudad autónoma, poco dado a mantener un comportamiento cívico y acorde a las leyes.
Lo cierto es que los esfuerzos policiales se están concentrando en otras áreas de la ciudad, menos reacias a conservar un permanente estado de desobediencia y donde las labores de prevención y control de los agentes están siendo fundamentales para contención del virus. Recordemos que Ceuta solo registra dos muertes por el COVID-19.
Sin embargo, en El Príncipe estas medidas pierden su razón de ser dada la actitud rebelde y criminal que muestran ciertos sectores minoritarios de este barrio. Cada actuación de un zeta, acaba en pedradas, amenazas e insultos hacia los agentes, lo que implicaría una gran movilización de efectivos, que se perderían para la lucha de la contención del coronavirus.
Y “por si fueran pocos, parió la abuela” -aludiendo al dicho popular- decenas de toxicómanos y delincuentes, expulsados del centro y de otros núcleos de la ciudad por la presión policial, se desplazan hasta este lugar, potenciando aún más las posibilidades de contagio.
A parte de la postura preferentemente anarquica conocida en El Príncipe, Ceuta se enfrenta, con el paso de los días de preceptivo confinamiento, a otros focos de conflicto como el centenar de personas alojados en pabellón “La Libertad”.
La convivencia en este lugar es cada vez es más insoportable. Allí se albergan aquellos argelinos y marroquíes adultos, que normalmente dormitan en las escolleras del puerto y que frecuentemente se encuentran inmersos en fuertes enfrentamientos callejeros. A ellos se le suman, muy a su pesar, decenas de trabajadores marroquíes atrapados en Ceuta, tras el unilateral cierre de fronteras de Marruecos.
Peleas, robos, fugas masivas… es el día a día en el pabellón La Libertad, cuya situación ya denunciamos días atrás en h50, donde incluso la UIP tuvo que intervenir para reducir los niveles de violencia.
Pese a las adversidades, las fuerzas y cuerpos de seguridad no pierden la cara a la situación y continúan en primera línea, luchando contra la expansión del coronavirus y asegurando la paz ciudadana en Ceuta.
Hace meses atrás estaba el barrio más tranquilo, vuelven los niñatos y sus cabecillas a delinquir a sus anchas y lo peor que otra vez están dando vueltas con las pistolitas.