Hace unos días se presentó, a través de los medios y redes sociales de la Policía, la última y flamante adquisición de la Policía Nacional para la formación de sus agentes en el ámbito del tiro: la galería virtual.
He tenido la posibilidad de probarla y creo que es una gran adquisición sobre todo si, por supuesto, se sigue desarrollando y se le da el uso debido. Tiene muchísimas posibilidades si se sabe aprovechar.
Creo que estas ocasiones deberían ser aprovechadas por la Policía para intentar transmitir a través de los medios y de las redes sociales cuál es la realidad de los enfrentamientos armados y cuáles son los objetivos de la formación policial en el ámbito del tiro para desterrar, al fin, muchas ideas equivocadas que los medios y el cine se han dedicado a perpetuar.
Y precisamente, de eso quería hablar aquí: ¿Cuál es el objetivo de estas prácticas? ¿Qué las motiva? ¿Para qué sirven? ¿Por qué son tan importantes? ¿Es cierto que sirven para que los policías aprendan a matar como muchos piensan?
Voy a intentar explicar, para quien quiera leerlo, mi visión, la cual motiva mis entrenamientos y que intento inculcar a los compañeros a los que he tenido la oportunidad de transmitir mis escasos conocimientos e ideas.
Lo primero es entender que, para un Policía, su pistola es una de sus herramientas de trabajo; una infinitamente más compleja y letal que cualquier otra de las que porta en el cinturón. Por lo tanto, su formación debería ser proporcional a esa complejidad y letalidad ¿no?
Todos somos conscientes de que la Administración no nos forma todo lo que debería en este ámbito, pero no podemos achacarle la totalidad de la culpa.
¿Alguien se imagina a un carpintero que no sepa usar una sierra? Rápidamente, ante esto, pensaríamos que no es un buen profesional. ¿Alguien se imagina a un policía que no sepa usar su arma?…
Una parte de la formación es única y exclusivamente nuestra responsabilidad, y está al alcance de nuestra mano. Manipular nuestra arma en seco de manera habitual es fundamental y debería ser “obligatorio”.
En mis formaciones, en los niveles más básicos siempre digo lo mismo: “no busco que seáis tiradores de elite, ni siquiera grandes tiradores.” Al principio solo busco formar tiradores seguros, para ellos mismos y para la gente que los rodea.
Que sepan manejar su herramienta de trabajo con solvencia, con seguridad, con aplomo, con responsabilidad y, sobre todo, sin dudas y sin miedos.
Por eso hay que entrenar en el manejo y en el uso: solo la manipulación constante de nuestras armas nos dará pericia, seguridad, conocimientos y las habilidades necesarias para eliminar dudas y miedos y ello redundará en nuestra seguridad y en la seguridad de los ciudadanos.
Y esto debe hacerse de manera habitual pues estas habilidades si no se usan, se pierden.
Y ahora… ¿qué? Ya somos tiradores seguros y nos hemos propuesto practicar de manera habitual para no perder lo adquirido, ¿Por qué debemos seguir aprendiendo y formándonos? ¿Qué debe motivar nuestros entrenamientos a partir de ahora?
Pues en este momento que ya no somos un peligro ni para nosotros mismos ni para terceros, es el momento de aprender a SOBREVIVIR. Ése es el principal objetivo del tiro policial.
Nosotros como Policías, reaccionaremos ante una situación: nunca llevaremos la iniciativa ante una agresión ilegítima, por lo tanto, siempre estaremos en desventaja y por eso debemos seguir entrenando, mejorando y aprendiendo, porque todo lo que aprendamos nos acercará un pasito más a ese objetivo que no es otro que el sobrevivir, el volver a casa con los nuestros.
Eso es lo que debemos pensar siempre, cuando no nos apetezca entrenar, cuando nos dé pereza hacer el Plan Nacional de Tiro, o incluso cuando nos planteemos la realización de algún curso de formación privado.
Debemos hacer el Plan Personal de Tiro
Seguro que lo habéis oído mil veces: en situaciones de supervivencia, con altos grados de estrés, tus habilidades se reducirán a aquellos que tengas muy entrenado, y eso con suerte. No podemos pretender hacer algo por primera vez en una situación de vida o muerte.
Lo siento, pero no funcionará
Por supuesto, estos objetivos y motivaciones del entrenamiento policial son mis objetivos y motivaciones, y los que intento inculcar siempre que puedo. Algunos me dirán que me olvido del ciudadano, que también debemos hacer uso del arma de fuego para proteger la vida y la integridad física de terceros. Y sí, eso sería ideal, que nuestra vocación de servicio al ciudadano nos impulse y motive para seguir formándonos y creciendo a todos los niveles sería perfecto, pero no nos engañemos, sino somos capaces de hacerlo por nuestra supervivencia y la de los nuestros, dudo mucho que lo hagamos por otros.
“No hay arma más poderosa que la voluntad.”
“El Especialisto” (@el.especialisto en Instagram), para h50 digital. Especialista en Armamento y Tiro e Instructor de Táser de la Policía Nacional e Instructor de CALCOP.
Muy buena reflexión la final.
Si sabemos que bajo estrés, en el mejor de los casos podrías hacer aquello que tengas muy entrenado, ¿ pretendemos que entrenando 1 vez al mes(y ya estamos dando por hecho mucho) salga algo? ¿Con que regularidad deberíamos entrenar para poder aplicar mínima ente algo? Como intuir as, la respuesta es que no se entrena ni lo mínima ente rutinario para aplicar mínima ente algo. Entonces que solución podemos hacer? Una de dos: concienciarnos y entrenar más o (la solución que veo más viable, real y eficiente) lo poco que se entrena que sea biomecánica ente simple, adaptado a los procesos amigdalicos y al marcó legal.