El paraíso existe y la rubia del jaguar… ya veremos

Comparte ese artículo

Ayer, después de meterme entre pecho y espalda dos huevos fritos – en aceite de oliva nada de huevos a la plancha horrorosos- me senté en una humilde terraza de pueblo manchego, de España casi vaciada pero con ambiente. Una televisión más grande que las mesas donde se servían las copas, emitía noticias avisando de nuevos bombardeos israelíes. Se veía a un abuelo asotanado, Alí Jamenei, líder supremo de Irán, con su gorro redondo – ¡qué manía curas, obispos, papas, ayatollahs, de ponerse gorros raros en la cabeza para darse importancia!-. Sujetaba un fúsil con la mano izquierda y avisaba a los judíos de que van a responder de manera contundente a sus agresiones. “Les vamos a cortar las manos y los pies”, decía solemne. Ya saben cómo, en el mundo islámico, subsisten las penas corporales contrarias a cualquier derecho humano mínimamente civilizado: cortar las manos del ladrón, la nariz o las orejas del fornicador -¡qué espectáculo una ciudad plagada de gente sin nariz ni orejas!-, o apedrear a la mujer adúltera, que como todos sabemos es una muerte civilizada, un castigo proporcional y una actividad cultural y filosófica y éticamente impecable. A este mundo le falta la Edad Media, estoy convencido. Con lo fácil que es, cuando una mujer te traiciona o te apuñala por la espalda – también un hombre- mandarlo directamente a la mierda y seguir como si el traidor (@) no existiese. ¿Ha experimentado alguna vez el orgasmo sideral, de verl@ desde lejos por la calle, con su porte cochambroso, con un gord@, posiblemente calv@, seguramente fe@, con peluca y extensiones, tuneado desafortunadamente, acarameladamente ficticios… y mirar para otro lado mientras recitas la jaculatoria adecuada? Os acompaño en el sentimiento a ambos. Es un momento catártico digno de ser anotado en el zodiaco con un nombre ex profeso. Ver a l@s culibaj@s desfilar con su trote cochinero haciendo gala de sus artrosis múltiples y desparramadas que agitan su fisonomía cual compresa de coj@. Y paro ya que no quiero que me llamen quevediano, mala leche y practicante del odio. Hoy estoy en el paraíso.

A lo que voy, que me iba yo a dar un homenaje vespertino, metiéndome tras los huevos fritos, un güisqui de dieciséis años para celebrar que EL QUIJOTE NEGRO E HISTORICO va viento en popa, que en El Pedernoso no va a llover mientras dure el festival literario y que mi rubia del Jaguar me ha prometido venir – aun en contra del marido- y consumar si soy capaz de olvidarme de los gatillazos. Disfruto en el paraíso y me llega a los tímpanos machacados por la artillería antiaérea de la mili una conversación como sigue – dos tontos, que aún no han tomado conciencia de que son gilipollas. No son del pueblo. Proceden de una gran urbe que no diré-.

−Oye. ¿Qué opinas de que compre bitcoins cuyo vendedor garantiza la recompra con beneficios, en acciones de nuevas tecnologías? Tengo un pequeño capital – mi abuela murió la semana pasada y me ha dejado un fondo nutrido que quiero poner a trabajar-.

−¿Tienes controlado el efecto inflacionista? ¿Has previsto el posible cierre del estrecho de Ormuz a los hidrocarburos? ¿ Sabes que puede influir la retirada definitiva del proyecto de corredor mediterráneo? ¿Recuerdas que no hay que poner todos los huevos en la misma cesta? ¿Sabes que el futuro está en el reciclaje y que hay que mirar, sobre todo, a la basura porque ahí está el dinero?

Ante tante imbecilidad, cojo a mi Casilda, me voy de la mesa y me siento en un poyete sin reparar que encima tengo un busto de Fray Luis de León, que nació aquí aunque fuera profesor en Salamanca, como Begoña lo es en la Complu, como el maestro Ciruela lo es en Huétor y como Don Blas – el cura con novia- no lo era en ningún sitio dada su condición de analfabeto.

¿Cómo pueden dos panolis, con la que está cayendo, con Netanyahu haciendo méritos para aglutinar a los judíos en torno a sí mismo, con Jamenei avisando de cortar manos y piernas, con Biden y Putin gagás aguantando la gerontocracia mundial, con Trump inexplicablemente, bañado en laca y en maquillaje, en la carrera a la Casa Blanca, con Sánchez inventando policías lingüísticas para vigilar el esplendor del catalán y el euskera y orillando al sindicalista electricista porque no lleva al huerto a Puigdemont? ¿ Cómo pueden con todo eso, preocuparse por los bitcoins convertibles en acciones tecnológicas que garantizan el beneficio? Estos dos tontos saben aquel refrán de “ a río revuelto ganancias de pescadores”. Y ellos están pescando.

Me siento y veo detrás el busto de Fray Luis de León. Nació aquí. La Inquisición lo metió preso por traducir al castellano el “Cantar de los cantares”. Más de tres años se pegó en el trullo y al volver a clase comenzó con aquella frase famosa: “Decíamos ayer…”. Ese libro incluido en la Biblia, es un canto erótico, un canto de bodas. Yo se lo he recitado al oído a mi rubia, en el Jaguar y fuera de él antes de los gatillazos, que ya van tres: Paloma mía, amada mía, ven a mi. Bésame con los besos de tu boca”. Un cura una vez, con las neuronas como perlas, muy escasas, dijo que no era un canto erótico sino la premonición del amor de Jesús a su Iglesia. “Platónico perdío” aunque desconociera en su totalidad la filosofía griega. Pura represión inquisitorial, franquista y ayatolliana: darse un revolcón, comerse viva a la prójima empezando por donde ella diga, es bueno, intrínseca y moralmente bueno. Déjense de gilipolleces. Más a estas edades que echar un polvo no es pecado. Es un milagro.

Me rescatan la alcaldesa de El Pedernoso y el concejal de cultura. ¿Te vienes a Toledo, que ya está bien de trabajar por hoy? La soga en la casa del ahorcado. Soy más vago que el peluquero de Kojack. Me jubilé por no ver a un funcionario que, para no incorporarse mientras sesteaba, pulsaba el botón que abría una puerta, con un palo de escoba que había apañado como mando a distancia. Nos vamos a Toledo y admiro cómo la iglesia ha contribuido al arte. Entro gratis a la Casa del Greco. La chica de la puerta no se cree que yo sea un anciano jubilado. Me vengo arriba. No le enseño el carnet porque lo he perdido – puto alzheimer-. No cree que tenga setenta años, dice que me conservo muy bien. Tengo un inicio de erección que disimulo metiendo en el bolsillo la botella de agua. Entro. Dos orgasmos más viendo cómo San Jerónimo, pintado por el Greco, se pegaba con una piedra en el esternón para superar las tentaciones. Como yo con la rubia del Jaguar cuando se hace la estrecha y no viene porque su marido no la deja. Empieza rondarme la idea de contratar a un sicario. Estuve en Colombia, cuando era espía, y conozco a bastantes.

Vamos a la catedral. Los ancianos pagan con descuento. Me vengo arriba otra vez y le digo a chica ¿Cómo he podido entrar en la Casa del Greco gratis y aquí tengo que pagar? Solo es gratis – responde educadísima- para las personas de vida consagrada y los sacerdotes. Pues me ha adivinado usted la condición – me vengo otra vez arriba e imito perfectamente al Padre Caparranas, un claretiano que me daba inglés sin conseguir que aprendiese nada. Los dioses están de mi parte. Ante mi – el mundo es un pañuelo- hay un periodista alicantino. Soy el párroco de este hombre, pregúntele a él. ¿Es usted sacerdote? – pregunta sonriente-. Respondo gallegamente: ¿No se me nota en el porte místico, señorita? El periodista entra al trapo: me alegro de verlo, padre. Y la chica me franquea el paso sin pagar. Déjelo, no sé si en alguna reforma podemita acelerada han vuelto a tipificar como delito el uso de hábito o condición religiosa a la vez que despenalizan el insulto y la amenaza a policías. Déjelo que quiero pagar como anciano para ayudar a la conservación de estos tesoros. Solo pido que mi donativo lo retire del mantenimiento de esos dos arzobispos inquisidores cuyos cuadros cuelgan en la galería de ilustres: Gomá y Pla y Deniel, que santificaron el golpe de estado de Mola y Sanjurjo, luego de Franco y su dictadura consiguiente, sacralizándola como Santa Cruzada. Adiós, padre – dice el periodista alicantino-. Y lo despido con mi bendición apostólica: Benedicat vos, omnipotens De…. La chica se empeña en que entre gratis.

Hoy es el gran día. Inauguramos el QUIJOTE NEGRO E HISTORICO. Esto sí que vale y no las promesas de los políticos a los pensionistas. Explanada del Molino Cotolix. El Pedernoso. Me he puesto el traje de la boda. Me viene todavía, cuarenta y tres años después. Camisa de cuello duro y corbata de seda y lujo. Como un pincel. La explanada del Molino Cotolix. La alcaldesa esplendorosa. Se lo ha currado. El concejal de Cultura, Julio, profesor de instituto y filólogo nervioso como si fuese a entrar en el sillón A mayúscula de la Real Academia. Ángel Ortiz, Magistrado, Secretario General de Prisiones, mi amigo. Ana Lena Rivera – La niña del sombrero azul-. Sandra Aza – Estirpe de Sangre-. Monica Moreno – Letrada de las Cortes. Otoño y Nueces-. Miriam Rivero, imposible leerla sin pecar contra la castidad. El gran Manuel Desantes, catedrático, Jefazo de la Biblioteca de los libros felices de Alicante. acompañado del Supremo Don Biblio. Y yo de tuercebotas, ordenanza de todos. Larga vida al QUIJOTE NEGRO E HISTORICO

Manuel Avilés, escritor y director de prisiones jubilado, columnista habitual de h50 Digital

Un comentario sobre “El paraíso existe y la rubia del jaguar… ya veremos

  1. …y todavía tiene Vd. tiempo para escribir artículos en éste interesante H50! Válgame el Señor! Imparable este escritor de ficción y algunas realidades.
    Qué bien se ve todo el evento (tinglado) que habéis organizado para la posteridad, con tanta nobleza literaria de personajes.
    Desde mi sofá lo veo genial y luego en YouTube, quedará perfecto todo gracias a tu gran esfuerzo que ya sé nota bastante perjudicado en tu persona.
    Mucha suerte y felicidades campeón! Luego vendrá la calma si es que puedes, salud con huevos fritos y lo que haga falta!
    Felicidades!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

error: Contenido protegido por derechos de autor c) 2021 h50. Está expresamente prohibida la redistribución y la redifusión de este contenido sin su previo y expreso consentimiento.