El pasado mes de febrero se celebraron las elecciones presidenciales en El Salvador y Nayib Bukele optaba a la reelección como Presidente. Obtuvo el respaldo de más del 85% de los votos emitidos. El pueblo salvadoreño se pronunció en las urnas democráticas y su voz fue clara. Un respaldo abrumador que, sorprendentemente, no fue correspondido con la felicitación de ningún líder político español, ni del Gobierno de España ni de la oposición.
Escribo estas líneas en el principal medio digital policial de España después de haber viajado a El Salvador para participar en la toma de posesión del Presidente Bukele el pasado 1 de junio y haber sido testigo privilegiado de un momento histórico que merece ser contado. Desde la libertad de responder tan sólo ante el pueblo español, el pueblo al que hoy sirvo con un uniforme togado desde la Audiencia Nacional como Abogado del Estado. Después de cinco décadas en guerra, el principal problema de El Salvador era la inseguridad, la población salvadoreña era presa del terror y rehén de las maras.
Las maras, las pandillas terroristas, habían convertido a El Salvador en la nación con más homicidios per cápita del mundo. Bukele asumió el Mando y le declaró la guerra al crimen. Una guerra sin cuartel. Antes de la llegada de Bukele al Gobierno de El Salvador, la forma de “controlar” a los terroristas pandilleros fue, además de la corrupción, negociar un cupo de dos policías muertos al día. Las autoridades negociaron con los pandilleros una cuota diaria de crimen a costa de la vida y la sangre de los agentes y sus familias. El Presidente Bukele se negó a que el Gobierno continuara siendo cómplice del crimen organizado.
El modelo Bukele de seguridad ha supuesto un cambio de paradigma. Y lo han hecho sin ayuda, con todos en contra. El camino no ha sido sencillo y en la memoria queda el fin de semana más sangriento, en el año 2022, cuando en tan solo tres días los pandilleros asesinaron cerca de 90 personas entre la población inocente. Las medidas contra el crimen han sido efectivas y hoy los frutos son visibles a los ojos del mundo con cifras objetivas. De ser el país más inseguro y violento del mundo, El Salvador es hoy el país más seguro del hemisferio occidental. Bukele ha protegido al pueblo de El Salvador y, con ello, le ha devuelto la libertad. Porque sin seguridad no hay libertad.
En el momento más crítico de la lucha contra las pandillas terroristas de maras el Presidente se dirigió a la Nación y les dijo públicamente a los pandilleros: “Hay rumores que quieren empezar a vengarse con la gente honrada, al azar. Hagan eso y no va a haber un tiempo de comida en las cárceles. A ver cuánto tiempo duran sus homeboys allá dentro. Les juro por Dios que no comen un arroz.” En ese momento algunos hablaron de los derechos humanos de los pandilleros presos, Bukele protegió los derechos humanos del pueblo decente. Porque, ¿qué hay del derecho de una mujer a no ser violada, del derecho humano a la vida? Así lo expresaba el propio Bukele en una reciente entrevista: “Ellos -los pandilleros- sí tienen derechos humanos, no afirmo lo contrario. Son seres humanos. Pero si debes priorizar, ¿a quién priorizas? Los derechos humanos de la gente honesta, decente y trabajadora. No los derechos que los otros sí tienen, pero no se debe priorizar los derechos humanos de los asesinos, violadores y homicidas. Así que aseguramos el país. Y lo hicimos sin ayuda de ningún otro país y frente a enormes condenas contra toda nuestra labor. Contra todo. Ellos intentaron bloquearnos a cada paso. Pero ahora que se ven los resultados, ahora que son tangibles, mensurables, e innegables, ahora no saben qué hacer. Porque muchos otros países, similares al nuestro y que enfrentan problemas parecidos, empiezan a decir: “Tal vez nosotros lo debemos probar también.” Pero ellos no lo quieren porque no es parte de su agenda global.”
Si defiendes la Ley y el Orden, como es mi caso -durante las XIII y XIV Legislaturas como Portavoz de Interior en el Congreso de los Diputados-, es forzoso reconocer que El Salvador ha demostrado al mundo que, con valentía, determinación y el liderazgo adecuado, la batalla contra el crimen puede ganarse. Pero hace falta voluntad política. Bukele ha aplicado una máxima esencial: El Gobierno que no combate el crimen se convierte en cómplice. Distintas realidades nacionales pero una máxima común: La autoridad no se negocia, la autoridad se impone. Y no hay equidistancia posible. O se impone la autoridad del criminal o se impone la autoridad del Estado a través de la Fuerza legitima, de las Fuerzas del Orden. No hay una fórmula mágica en materia de seguridad. Cada país tenemos nuestra realidad nacional distinta y, por tanto, las medidas en materia de seguridad tienen que adaptarse a esa realidad particular.
Pero hay una evidencia científica, que acabamos de comprobar como última vez en las elecciones europeas celebradas el pasado 9 de junio y los resultados electorales obtenidos en buena parte de nuestro entorno europeo, con España como excepción: cuando se desborda, el crimen cambia Gobiernos. Porque el pueblo algunos dicen que quiere libertad, pero la libertad es un privilegio que se puede permitir el que tiene a salvo su vida. Sin seguridad no hay libertad.
¿Cómo consiguió Bukele que El Salvador haya pasado de ser el país más violento del mundo al más seguro del hemisferio occidental? Aplicando un conjunto de medidas, desde el estado de excepción hasta una cárcel de máxima seguridad específica para los terroristas, el CECOT, todas ellas imprescindibles para que el crimen dejase de dominar las calles y se acabase con la era de impunidad de los delincuentes. Y, sin embargo, la primera medida fue la más importante: reforzar las plantillas de las Fuerzas Policiales y las Fuerzas Armadas y dotarlas de la equipación necesaria.
El modelo Bukele de seguridad es inspiración y hoy se está construyendo una Alianza de Naciones que han decidido colocar la seguridad en el centro de las políticas públicas, con El Salvador como gran referente, tal como declaró la Ministra de Seguridad de Argentina, Patricia Bullrich, en su reciente visita a El Salvador para conocer de primera mano el Plan de Seguridad Bukele.
En un mundo de Lobos todas las Ovejas están en peligro sin el Perro Pastor. Y, sin lugar a dudas, amar y proteger al pueblo es cuidar de nuestros Perros Pastores. Porque cuando amas, proteges. Cuando amas a tu pueblo, quieres protegerlo. Si quieres seguridad, invierte en seguridad. Así les habló el Presidente Bukele a los hombres y mujeres de las Fuerzas Armadas y Policiales salvadoreñas, así se dirige un líder político a nuestros Perros Pastores cuando se respalda el principio de autoridad policial: “Yo siempre he dicho que pocas son las carreras que requieren tener esa pasión tan grande y ese amor por el pueblo tan grande que va incluso por encima del instinto del miedo que todos los seres humanos tenemos. Porque todos los seres humanos tenemos un miedo. Todos. El miedo nos hace correr. El miedo nos hace ocultarnos. Nos hace alejarnos del peligro. Ustedes tienen ese instinto también. Ustedes también tienen miedo. Pero tienen algo que se sobrepone al miedo. Un coraje, una valentía, un amor al pueblo que se sobrepone al miedo. Y que hacen lo contrario a los demás. Todos corremos del peligro. Ustedes hacen lo contrario. Ustedes van hacia el peligro. Para proteger a los demás. Para proteger a sus familias, para proteger a sus compatriotas, para proteger nuestro país. Y eso es más noble que cualquier otra carrera.
Ustedes tienen el coraje y la valentía de ir hacia el peligro para que los demás estén a salvo. Yo creo que eso debe ser agradecido por todos. Y ustedes lo van a sentir cuando patrullen las calles. El amor del pueblo hacia ustedes. El pueblo los quiere, que nadie les diga lo contrario. Los que no les quieren son los delincuentes. Los que no les quieren son los que protegen a los delincuentes y los que los protegen a ellos. Quiero decirles que lo que ustedes están dando por su patria no puede ser recompensado por nadie en el nivel que ustedes lo están dando más que Dios. Y créanme, que como Presidente y como Comandante General de las Fuerzas Armadas vamos a hacer lo posible para que ustedes tengan las mejores condiciones para trabajar.”
En El Salvador no solo se ha ganado la guerra contra las pandillas. Se ha recuperado la confianza del pueblo en las autoridades. Según los datos oficiales de la última encuesta a la población sobre la Gestión Presidencial, del pasado mes de mayo, un 92% de salvadoreños respaldan al Presidente. Pese al respaldo abrumador del pueblo salvadoreño ningún líder político español, ni del Gobierno de España ni de la oposición, felicitó al Presidente Bukele luego de su reelección presidencial. Pero es algo comprensible porque hoy España avanza sin rumbo. Primero perdimos la batalla espiritual. Ahora estamos perdiendo la batalla física contra el crimen.
El Presidente Bukele mencionaba con enorme respeto a nuestra nación en la entrevista que concedió hace unos días al presentador estadounidense, Tucker Carlson, relatando la anécdota de cómo hace apenas un mes España se negó a entregar un pandillero reclamado por El Salvador: “Hace más o menos un mes, la policía española arrestó a un pandillero que había huido de El Salvador. El pandillero se escapó, huyó hacia España. Y con un operativo internacional entre nuestra policía, la policía española y la Interpol lograron arrestarlo. En ese caso no se debe hacer una extradición porque es una operación internacional automática. Lo atrapan, lo procesan, y lo envían a la policía original donde se presentó la denuncia. La policía española estaba muy orgullosa con el arresto y lo publicaron en Twitter diciendo: “Acabamos de arrestar a este pandillero.” Pues yo cité el tweet diciendo: “Que bien, envíenlo y acá nos encargamos.” Pues eso fue utilizado en su audiencia judicial en España como prueba de que acá no se iba a realizar un juicio justo. Así es que las leyes españolas lo protegieron y se quedó en España. No me importa que quieran que se quede. Es una boca menos que alimentar. Pueden quedárselo, pero el tema es que te pones a pensar, ¿por qué el Gobierno español quiere a un pandillero más? No es necesariamente por maldad. Es solo que las leyes, el sistema, las cosas que se les van inculcando a los jueces, a los fiscales. Ellos piensan que mi tweet fue muy malo. Y que no se le está respetando el derecho a este pandillero, que no va a tener un juicio justo en El Salvador, y que por protección tenía que quedarse en España. Ellos saben que es un asesino. Y de hecho lo arrestaron por eso. Fue un operativo internacional y saben todo. Probablemente mató a docenas de personas. Pero ellos sienten la necesidad de protegerlo. La civilización occidental está llegando a un punto en el que comenzará a decaer.”
Cómo no dirigir la mirada hacia El Salvador como modelo inspirador. Y como esperanza. Porque entre mis objetivos prioritarios en esta visita estaba el poder conocer y reunirme con el Ministro de Justicia y Seguridad Pública de El Salvador, Gustavo Villatoro, un servidor público extraordinario, para trasladarle una petición personal, como así pude hacer: que uno de nuestros agentes de la Unidad de Intervención Policial (UIP) de la Policía Nacional española, incapacitado para el servicio de por vida con apenas 40 años recién cumplidos como consecuencia de las graves lesiones que sufrió en Barcelona en octubre de 2019 mientras defendía nuestro Estado de Derecho, pueda tener una segunda oportunidad y participar en la formación de las Fuerzas policiales salvadoreñas, como miembro que ha sido de una de las Unidades policiales elites del mundo.
El pueblo salvadoreño ha decidido despojarse del miedo, ponerse en pie y luchar por su Nación y su destino. Yo he tenido la oportunidad de recorrer las calles salvadoreñas, más allá de la agenda institucional y protocolaria. Y lo he hecho en libertad, sin temer por mi vida, algo impensable en un pasado reciente. La presencia policial no se vive como una amenaza, solo los delincuentes temen a los policías. El pueblo de El Salvador mira su futuro con su eterna sonrisa, contagian un sentimiento de esperanza. El Salvador está viviendo su renacer y para mí, como española, ha sido un privilegio compartir a su lado un momento histórico, aunque sea nadando a contracorriente, “como una peregrina, siempre por el margen y pisando los charcos, buscando la verdad por direcciones prohibidas”.
España necesita un Bukele pero lo necesita ya y que empiece por los delincuentes que tenemos como gobierno y sus acólitos es indispensable si queremos vivir en paz y seguridad en España.
No. Por favor. Afortunadamente en España se respetan los derechos humanos. Cosa que Bukele amparado por su populismo, no hace.