Un artículo de Rosa Mª García Durán
Bueno, parece que todos estamos más tranquilos. Uno de los autores de las cartas que insidiosamente anunciaban muerte es “esquizofrénico” (sic). Ah, bueno.
Si es así, la preocupación es distinta. ¿Sí?
Protección
¿No debemos preocuparnos de que personas vulnerables por razón de enfermedad deban ser objeto OBLIGATORIAMENTE, de mayor protección?
Apenas recibidas algunas cartas de mala ley por sus receptores nos enteramos todos a través de grandes titulares por parte de algunos medios de que el triste protagonista de esta atrabiliaria historia es un “esquizofrénico” (sic). Ah, bueno.
Algunos lo resumirían así: “es una cosa de locos, no da para más”. Y, en efecto, de cara a la responsabilidad de esa persona seguramente la cosa no se estirará mucho.
Pero…
No estigmatizar
¿Qué hacemos con todas esas personas que tienen esa enfermedad y sus familias? Soy del grupo. Cómo tercio esta alarma desaforada, por favor pregunten a psiquiatras y especialistas, con la información y pedagogía que reciben las familias de que un enfermo de esquizofrenia es una persona NORMAL, aunque tenga que tomarse medicación de por vida para sus síntomas, como un hipertenso o un diabético
¿Y si hubieran sido estos últimos, diabético o hipertenso, quienes hubieran tenido la mala idea de mandar cartas raras, aportaría más o menos connotación a la acción? ¿Saldrían peor parados? Que cada cual responda según su conciencia.
Mala suerte
Tener esquizofrenia es tener mala suerte. Pero la medicación y el seguimiento médico a estos enfermos y el apoyo familiar que los cercanos se buscan, crean un ambiente más que saludable para estas personas que suelen deprimirse por ver que sus vidas pasan sin mucho interés. Evitando, si acaso, las risas sobre su forma de vestir, en concreto, sobre su libertad de ser, en definitiva.
En muchos casos la soledad es lo único que les queda a estas personas que tienen una enfermedad, pero que, de ninguna manera, les quita nombre y apellidos. Si de la esquizofrenia hacemos un ejercicio de personalismo, a D. Esquizofrénico habrá que pedir los papeles (de diagnóstico médico) para sustituir la personalidad de un individuo por su patología que, así las cosas, no será una parte del todo, sino el sujeto en sí mismo. Ni como hipótesis nos gusta, ¿verdad? Un Esclerótico…, un Invidente… un acatarrado…Quita, quita…
Derechos
Propongo una reflexión que no tiene que ver con la libertad de expresión, sino con la clara conculcación de derechos de aquellos que son más vulnerables ante acciones de las que son sujetos pasivos, al albor de las que se encuentran y sobre las que no se pueden pronunciar, porque ni siquiera tienen voz; por mucho que las familias velen por su dignidad. Por tener los mismos derechos que posee cualquiera que lea estas líneas. No más, NO MENOS.
Realidad
Las personas que sufren el padecimiento de la esquizofrenia tendrán que esconderse un poquito más, que han hablado de ellos, otra vez sin saber y con aparente prejuicio. Sus miedos, sus penas, su sacrificio con fortaleza que no se resigna, y la de sus familias seguirá un día más, pese a todo. Como decía alguien muy divertido, cuando los enemigos se daban de bruces contra la sensata realidad, “están todos locos” (sic Obélix).