Como dijo el Director Wray en su reciente discurso en el Instituto Hudson, la mayor amenaza a largo plazo para la información, la propiedad intelectual y la vitalidad económica de nuestra nación es la amenaza de contraespionaje y espionaje económico de China.
China está decidida a utilizar todos los medios a su alcance, incluido el robo de propiedad intelectual de empresas, laboratorios y universidades estadounidenses, para degradar las ventajas económicas, tecnológicas y militares de los Estados Unidos. La escala y el alcance de la actividad de piratería patrocinada por los servicios de inteligencia de la República Popular China contra los Estados Unidos y sus aliados internacionales es diferente a cualquier otra amenaza que enfrentamos hoy. Pero el pirateo de empresas extranjeras por parte de China para beneficiar a las empresas estatales chinas es solo una parte de su libro de jugadas.
El FBI ha presentado estos cargos para avisar a los líderes chinos que dirigen estos ataques cibernéticos afirmando que existen graves riesgos y consecuencias por robar la tecnología y propiedad intelectual. Ha señalado que China se enfrenta una degradación de su imagen en el escenario mundial y que otras naciones que se asocian con China en proyectos de desarrollo económico deberían considerar de cerca sus alianzas con un país que tiene tan poco respeto por el derecho internacional.
Estados Unidos establece una relación directa entre estos piratas informáticos y los servicios de inteligencia chinos indicando que sus ataques han apuntado y continúan apuntando a empresas y laboratorios en países de todo el mundo. Así mismo, altos representantes del FBI no dudan en manifestar que China usa su influencia económica para presionar a esos países a que no expongan públicamente o desafíen sus acciones ilegales.
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En base a sus informes de inteligencia, afirman que China roba la propiedad intelectual y la investigación, lo que refuerza su economía. Y luego usan esa ganancia ilícita como un arma para silenciar a cualquier país que se atreva a desafiar sus acciones ilegales. Este tipo de coerción económica no es lo que se espera de un líder mundial de confianza llegando a compararlo con el funcionamiento de una organización delictiva perfectamente organizada.
El delito cibernético es una gran amenaza para las seguridad nacional de los EE.UU. y está creciendo cada día. El FBI está abordando este problema de la misma manera que abordan con éxito otros tipos de delitos: a través de la disuasión. Y lo hacen identificando a los autores de delitos cibernéticos y haciendo todo lo posible para que sean responsables ante el estado de derecho.
A través de la investigación y la atribución, los investigadores y analistas de la División Cibernética, en las oficinas de campo en todo el país, imponen consecuencias, no solo a los piratas informáticos, sino también a las personas e instituciones que dirigen a esos piratas informáticos y facilitan sus acciones. Las acusaciones son solo una forma de hacerlo.
Al acusar a Dong y Li, el FBI está condenando sus acciones y las de los oficiales de MSS en el Departamento de Seguridad del Estado de Guangdong que les proporcionaron apoyo y dirección material.
Desafortunadamente, China no solo usa a sus hackers para apuntar a I + D o propiedad intelectual. Como demuestran los investigadores en la acusación, China también está dispuesta a utilizar las capacidades cibernéticas de sus servicios de inteligencia para atacar a los disidentes chinos fuera de China y a los manifestantes que apoyan la democracia y los derechos humanos en Hong Kong.
La preocupación de los servicios de inteligencia estadounidenses no es con el pueblo chino o con los estadounidenses de origen chino, sino específicamente con el gobierno chino y el Partido Comunista chino.