En el año 1951 el montañista Eric Shipton y el cirujano Michael Ward, ambos británicos, acompañados de un equipo de alpinistas hallaron unas misteriosas huellas en la nieve mientras buscaban una ruta alternativa para llegar a la cima del Monte Everest. Para tener una medida de referencia, colocaron junto a una de las pisadas un piolet para que hiciese de testigo métrico. Dedujeron que por la forma y el gran tamaño de la huellas, debían de pertenecer a algún tipo de animal muy grande, bastante pesado y bípedo.
El 27 de agosto de 1958, un albañil, Jerry Crew, que trabajaba cerca de Bluff Creek, en California (EE.UU), en la construcción de una calzada, encontró unas huellas de treinta y ocho centímetros de largo que parecían las pisadas de un gran simio. Tras dar parte a la prensa de estos hechos, se bautizó a la criatura como Bigfoot (Pie Grande).
En el año 1967, Roger Patterson (1933-1972) y Rober Gimlin, mientras realizaban un documental sobre el estudio del Bigffot, pudieron grabar (con su cámara de vídeo) en una zona boscosa del norte de California, próxima a Bluff Creek, lo que parecía ser un Sasquatch.
A lo largo de las últimas décadas han aparecido opiniones de todo tipo: desde que lo que se ve en la grabación es un auténtico Bigffot, hasta que es una persona con un disfraz parecido al de la película El planeta de los simios, estrenada en la cartelera de los cines estadounidenses un año después de la película de Patterson y Gimlin. Patterson, hasta el fin de sus días, mantuvo que la grabación era real . Gimlin, tras la filmación, estuvo cuarenta años alejado de los medios de comunicación. En el año 2004 reapareció afirmando que no hubo ningún engaño en la grabación y comenzó a impartir conferencias sobre el Bigfoot. A partir de este metraje, los avistamientos se dispararon por Norteamérica.
También existen más referencias a seres bípedos por otras partes del mundo prácticamente con la misma descripción. En Australia se le conoce como Yowie, en la República de Altái está el Almas. También, en Indonesia, el llamado Orang Pendek. Incluso en España ya se han publicado artículos sobre la Osa de Ándara, una especie de Sasquatch que ha sido vista por los Picos de Europa en la Cordillera Cantábrica. Algunos expertos mantienen que, posiblemente, todos estos seres sean el mismo homínido adaptado a diferentes climas y terrenos.
Lo cierto es que la ciencia ha aceptado que existió un ser como los que acabamos de describir: el Gigantopithecus. Este gigantesco homínido de tres metros de altura se extinguió hace unos 100.000 años. El Gigantopithecus fue hallado en la década de 1930 gracias a que sus molares se vendían en las antiguas tiendas de medicina china como dientes de dragón y se afirmaba que era un gran remedio para determinados males.
Además, existe una leyenda local que se ha mantenido viva durante siglos en la comarca de Chitral (Pakistán). Se cuenta que en las montañas vive un ser mitad hombre y mitad simio. Se le conoce como Barmanu. Posiblemente este término procede de “Ban-Manus”, que significa “hombre del bosque”.
Hubo un explorador español que dedicó el trabajo de su vida a perseguir al legendario Barmanu. Hablamos de una criatura muy parecida a todas las expuestas anteriormente. En la comarca de Chitral vive una tribu muy antigua: los Kalash. Estas personas han residido en esta región durante miles de años, hablan un viejo dialecto y llevan generaciones avistando a esta criatura.
Este explorador se llamaba Jordi Magraner. Llegó a integrarse en la tribu Kalash como uno más. Cambió su vestimenta, costumbres y se adaptó a la forma de vida de este clan. Aprendió su antiguo dilecto y a moverse como ellos entre las montañas, con el único fin de encontrar al Barmanu. Para los Kalash, esta criatura pertenece a la fauna del lugar y no tienen duda de que vive en su zona.
El zoólogo Jorge Federico Magraner Gómez, conocido como Jordi, nació el día 6 de diciembre del año 1958 en Casablanca (Marruecos). Su padre, natural de Cullera, Valencia (España), emigró a Marruecos en la década de los años sesenta y más tarde a Francia. Criado en Fontbarlettes, una zona de la ciudad de Valence (Francia), finalizó sus estudios como zoólogo en la década de 1980 y trabajó en el Museo de Historia Natural del París. Le fascinaba el origen del Neandertal de Europa y Asia Central. Tras la finalización de sus estudios en el año 1987, realizó varias expediciones a una recóndita región entre las fronteras de Pakistán y Afganistán. Cuando volvió a Francia, fundó la Asociación Trogloditas con sede en Valence para buscar financiación para seguir el rastro del Barmanu. En el año 1994 terminó de formarse en el área de paleontología y prehistoria.
Magraner, acompañado de la Dra. Anne Mallasseand, entre los años 1992 y 1994 en el Valle de Shishi kush (entre Afganistán y el noreste de Pakistán), encontraron en la nieve unas huellas muy parecidas a las humanas que podían pertenecer al Barmanu e incluso consiguieron sacar moldes. Magraner relató que hasta en dos ocasiones le habían despertado los gritos de una animal desconocido. Nada tenía que ver con la fauna del lugar: hienas, chacales, leones de montaña, leopardo de las nieves, laridae, etc…
Los investigadores encontraron pelo y hallaron excrementos que contenían tres especies de parásitos intestinales no catalogados. Por lo que la criatura que hizo esas defecaciones era un ser desconocido para la ciencia.
Se desplazó a Pakistán en varias ocasiones, hasta que en el año 1994 decidió quedarse en la zona de Chitral. Manifestaba que esta tribu vivía como en la época de los Íberos y Celtas. Salía de noche equipado de unas gafas infrarrojas y un rifle con dardos tranquilizantes, pues el ser que buscaba prefería salir en la oscura noche. Jordi Magraner estaba totalmente convencido de la existencia de esta legendaria criatura.
Magraner se entrevistó con muchos pastores que pasaban largas temporadas viviendo en las altas montañas de la zona de Chitral. Consiguió hasta veintisiete testimonios de personas que habían avistado a este ser. Algunos lugareños hasta dibujaron al Barmanu. La mayoría de los testimonios se remontaban a la década de 1970, pero algunos eran más recientes, incluso de los años noventa. Lo describían como un ser humano con todas sus extremidades, pero con los brazos más largos y caminaba erguido. Cubierto totalmente de pelo, menos en el rostro y rodillas. Una cabeza grande y alargada, poca frente, nariz amplia y boca sin labios. También, todos los testigos, coincidían con que emitía un olor a animales muertos en estado de putrefacción.
El zoólogo siempre tuvo una fe ciega en que conseguiría descubrir el eslabón perdido del Neandertal. Comenzó a enseñar bocetos del Barmanu a lugareños de distintas zonas de Chitral que no tenían contacto entre ellos y que habían sido testigos oculares de la criatura. Las diferentes personas, para sorpresa, no dudaron en señalar el mismo dibujo. Magraner tenía la certeza de que encontraría a la criatura en la zona de Chitral, ya que era uno de los lugares mas inexplorados e inaccesibles de la tierra. Una región idónea para esconder a un Neandertal.
Magraner siempre mantuvo que cuando encontrara al Barmanu no tenía intención de sacarlo de su hábitat, sino que él mismo se haría cargo de asegurar su conservación y supervivencia.
El explorador fue bien acogido por el pueblo Kalash. Sin embargo, los musulmanes más radicales habían fijado como objetivo a Magraner. Lo acusaban de llevar el cristianismo a la zona, aun habiéndose declarado ateo. En el mes de abril del año 2001, el zoólogo puso en conocimiento de la policía de Chitral varias amenazas, insultos y propaganda contra él en el Valle de Chitral.
El día 2 de agosto del año 2002, el explorador fue hallado degollado en su casa, del Valle de Chitral, al igual que su ayudante, un niño de tan solo doce años. Apenas desaparecieron pertenencias del zoólogo, por lo que se descartó el robo como causa del asalto. Tras dos años de investigación no hubo ningún detenido y la investigación no fue concluyente. Próximos a los cadáveres, la policía encontró documentación e informes que indicaban la existencia del Barmanu. Además, también se hallaron cintas de audio que contenían testimonios de lugareños describiendo sus avistamientos con la extraña criatura.
Jordi Magraner fue enterrado en Bumberet (Pakistán). El funeral duró varios días, tal y como indicaba la tradición Kalash.
¿Lo asesinaron por cristianizar la zona? ¿por el simple hecho de ser occidental? ¿o porque estaba a punto de hallar una especie prehistórica que se suponía que no debería existir?
El verdadero motivo del asesinato del explorador que persiguió al Barmanu, a día de hoy, continúa siendo un misterio.