Cuando no referimos al entorno como causa de enfermedad no solo aludimos al trabajo que estresa y en dónde no son reconocidos derechos prioritarios pero si se exigen deberes al máximo. Uno de los gremios más castigados en este sentido son los agentes policiales y eso causa deterioro de su salud mental además de enfermar.
También hacemos una mención a las relaciones tóxicas de familia o de pareja donde hacen a la víctima la vida insoportable. Perfiles que con ese rasgo psicopático anulan la capacidad de comprensión y empatía.
Al acudir al médico en estos casos se recetan ansiolíticos cuando eso dista mucho de ser la solución. Basta aislarse del entorno y de una forma mágica desaparecen las somatizaciones y los ataques de pánico y la desorientación.
Es muy difícil romper con todo y en caso de pareja o dependencia afectiva si hay hijos, esta separación se medita todavía más. Los hijos son más felices viendo bien al progenitor, aunque sea por separado. A veces un menor se ve inmerso en maltratos y faltas de respeto sufriendo a veces también agresiones. Lo peor es cuando estás conductas se normalizan y el menor puede rechazar ese patrón conductual o, lo más grave, repetirlo en el futuro desarrollando auténticas psicopatías que ni la educación en las aulas lo evitará.
Es evidente que se educa en el colegio y en casa y no puede haber mensajes contradictorios. Aislamiento total de lo tóxico lo cual no significa eludir responsabilidades hacia los que no tienen culpa y se ven inmersos en esta cárcel vital.
Autora: Pilar Enjamio | Psicóloga