El emotivo viaje solidario de un grupo de policías hacia Ucrania

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Una vez más y estando fuera de servicio, muchos de nuestros agentes pertenecientes a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad nos dan una lección de solidaridad, heroísmo y amor, haciendo aquello que juran al tomar el cargo “Servir y proteger”.

La guerra Rusia-Ucrania tiene consecuencias catastróficas, la crisis humanitaria en Ucrania es devastadora tras más de un mes de Guerra. Miles de personas pierden la vida, más de 10 millones de personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares  cruzando las fronteras internacionales de Ucrania como refugiados y la economía sufre trastornos profundos.

Ante este escenario de horror nos encontramos con personas que nos dejan una lección de solidaridad, heroísmo y amor cómo describimos al principio, que se dejan el sudor y las lágrimas para poder llegar a las personas en las zonas gravemente afectadas y tenderles su mano y una forma de ponerlas a salvo. Apenas hace unos días nos llegaba una de estas emotivas historias y hemos querido entrevistar a los protagonistas de ella.

En sus días libres y desinteresadamente 11 policías nacionales y un policía local procedentes de Madrid, Granada y Tenerife, (Jesús Gonzáles López, Juan Vicente Bermejo de la Obra, Juan Luis Cervilla García, Jesús Diaz-Ropero Medina, Emilio Pascual Reche, Javier Trapero Ruí, Álvaro Romero Comino, Roberto Aladro Mateos, Juan Miguel Morales Conde, Rubén Gutiérrez Cobles y Víctor Giral), junto con varios civiles y colaboradores organizaron este viaje con un final que no te puedes perder.

Gracias a todos por concedernos esta entrevista a h50
– MNOHAYA LITA -”os deseamos muchos años de   vida”

Ya de vuelta en casa, nuestra primera y obligada pregunta es saber ¿Cómo estáis?

Cansados físicamente pero fortalecidos mentalmente por haber conseguido llevarlo a buen puerto, con la recompensa del agradecimiento de la gente que hemos traído y sus familiares, y esperando poder ayudar con lo que enviamos. Todos hemos rellenado nuestro recipiente.

¿Cómo  y de quién surge la idea para organizar este viaje?

Se le ocurre la idea a un compañero, Jesús González, al que le andaba rondando desde hacía tiempo la idea después de hablar con otro compañero, Roberto Mateos y su mujer Carmen Reyes, el cual estaba volcado en la recogida y ayuda económica a los refugiados. ¿Por qué no dar  un paso más allá y, a la par que llevamos cosas, bajarnos gente?

A partir de ahí contacto con su compañero Juanvi al que abdujo sin mucho esfuerzo, para luego tirar de Juan Luis Cervilla ,con el que coincidió en Irak y Afganistán y ahora destinado en Granada y al que le dice lo que se le ha ocurrido … “que se va”, que “ya tiene montado un binomio con Juan Vicente, que se lía la manta a la cabeza y que se va”, a lo que el granadino le dice que “adelante, que se apunta a eso y más, que cree puede conseguir otros 3 compañeros más”. Y así se forma el tridente, 6 compañeros y 3 “furgos” que dará inicio a este viaje, al que luego se irán sumando más compañeros y amigos.

Surge ante la situación que se estaba viviendo y la necesidad de intentar algo más en la medida de nuestras posibilidades. Es decir, con nuestro tiempo, que es lo que tenemos y podemos dar, con nuestro sacrificio siempre inherente a lo que somos, la esperanza  de poder llegar a tiempo  y el coste económico que asumimos desde un principio.

¿Cuántos vehículos habéis necesitado?

7 monovolúmenes y una furgoneta de carga para las medicinas.

¿Cuáles han sido los motivos de este viaje?

La voluntad y espíritu por ayudar, la nuestra y de la de todos a los que representamos, que nos han animado directa e indirectamente y de los que nos sentimos orgullosos. Queríamos ser parte del reflejo de un país y de una institución, trasladar la solidaridad de todos los nuestros. Somos conscientes de que en este viaje no solo íbamos 15 personas. Nosotros éramos el mensaje de muchos otros.

A muchos de nosotros nos hubiera gustado traer familias pero por nuestra situación personal no podemos. Algunos hemos estado en lugares donde hemos visto la degeneración del ser humano mediante atentados, la hambruna y desesperación de los inocentes que siempre deben sufrir las incoherencias mentales de unos pocos y, sobre todo, la impotencia de los inocentes y sus consecuencias en los más débiles y niños. Esta vez podíamos intentar hacer algo más.

¿Cómo se ha financiado este viaje?

Los compañeros se han volcado totalmente, mediante aportaciones a través de Bizum a todos los miembros del grupo, desde las cajas puestas en Jefatura de Granada y en dependencias del Ministerio de Interior, hasta las aportaciones a título particular de amigos, y crowdfunding de compañeros como Roberto y su mujer que ha ido aglutinando a gente con el boca a boca para que participaran entregando enseres o económicamente, sirviéndonos de un gran apoyo.

Gracias a  cientos de aportaciones hemos podido cubrir los gastos del viaje incluido el hotel, manutención de refugiados y luego aportaciones para sus desplazamientos dentro de España.

Todavía estamos esperando cargos, dado que hemos cubierto muchos de esos gastos con nuestras tarjetas personales, el dinero que sobre será empleado para la compra de medicinas, material quirúrgico o sufragar otros viajes, nuestros o de compañeros que se animen, de hecho ya hemos participado ayudando a gente y compañeros que partirán con material y trasladaran refugiados hasta España

Para la organización de este viaje, decíamos que ha habido muchos colaboradores. Empresas, personas anónimas, agentes de Frontex, un agente del TEDAX de Almería y organismos oficiales entre ellos el Ministerio del Interior, ¿Cuál es la ayuda que os han aportado todos ellos?

Empresarios a título particular nos hicieron aportaciones y cedieron vehículos de transporte como es el caso del envío del material médico que acumulaba Emilio, un TEDAX de Almería que lo había ido acumulado mediante donaciones desde antes de la pandemia. Este se encontraba en Cartagena y fue trasladado hasta Madrid en un camión propiedad de este empresario.

Gracias a un agente de FRONTEX, con el que pudimos contactar y sincronizar la entrega de material quirúrgico para hospitales y comida para orfanatos.

Él, al igual que nosotros, y junto con compañeros y amigos a título particular colaboraban trasladando víveres y medicinas hasta Ucrania en coordinación con polacos y ucranianos.

El Ministerio del Interior, en Amador de los Ríos 7, nos brindó un espacio para hacer el acopio del material antes de su carga, pudiéndolo mantener como base para la salida.

¿Qué tipo de material habéis podido reunir y dónde?

Medicinas, material médico quirúrgico para hospitales y frente de guerra.

Comida para niños con destino orfanatos, así como pañales y material de higiene femenino

Cerillas, velas, mantas, lámparas de bobina, ropa de abrigo como edredones y sacos de dormir y comida genérica.

Intentamos no llevar mucha ropa ya que en frontera están saturados de ella.

¿Cómo habéis realizado la logística?

Nos pusimos en contacto con asociaciones de ucranianos, parroquias y entidades a fin de poder recoger material para llevar, y en el caso de los refugiados para que nos remitieran nombre de familiares o amigos que desde España estaban intentando recibirlos.

Configuramos una lista de personas interesadas y a través de sus contactos en España les citamos en la frontera, día y hora para que pudieran organizar la salida desde Ucrania, íbamos enviándoles en tiempo real los desplazamiento y horas de estimada de recogida y lugar, estos a su vez se lo comunicaban a sus familiares.

En esa lista debían ir todos perfectamente documentados y a los menores solos se los recogería en compañía de padres o tutores.

Se planificó una ruta inicial hasta Alemania donde el convoy se dividiría en “Y”, así unos irían en los vehículos más rápidos hasta Varsovia para la descarga del material médico y quirúrgico y la comida para orfanatos. A su vez el resto se dirigirá a la ciudad fronteriza de Medyka para la coordinación con  autoridades antes de la recogida de los refugiados que nos estaban esperando, de esta manera llegarían antes y podrían descansar mientras nosotros nos encontrábamos en Varsovia.

Cada vehículo llevaba un equipo de transmisiones y un botiquín pequeño, así mismo llevábamos un teléfono vía satélite.

Cada binomio de furgonetas llevaba dinero en efectivo y tarjetas monedero para el pago, así como mascarillas y test Covid de antígenos a mano.

Todos fuimos con el pasaporte Covid al día, en caso de que nos fuera solicitado.

Se contactó con agregaduría de Polonia y Bulgaria, con las que mantuvimos contacto durante todo el viaje.

Se informó a la oficina del CENCI, a la que se le facilitaron todos nuestros datos, teléfonos y matrículas de vehículos.

¿Os habéis encontrado con alguna dificultad, con alguna puerta cerrada?

Sí. Las compañías de alquiler de vehículos, no aseguran con destino Polonia, ni si quiera se permiten el lujo de ampliar ese seguro.

Solo “SIXT” en Madrid nos lo cubrió, y “DFM” en Granada, ya que SIXT a los compañeros de Granada se negaron en rotundo.

Es un viaje aproximadamente de unos 7.000km, muchísimas horas de carretera. ¿Cómo fue el viaje de ida?  ¿Cómo os habéis organizado para la conducción?

El viaje se inició desde Madrid el da 18 a las 07:00 horas, aunque parte de los compañeros ya salieron el día antes desde Granada. El día 22 descendió el último de los refugiados en Granada a las 22:00 horas  después de casi 8000km

En este tipo de viaje las idas son siempre más fluidas que las vueltas, en la que se acumula el cansancio y tus horas de sueño han menguado y ya no consigues recuperarlas.

Lo realizamos por binomios, uno conducía y el otro descansaba en marcha, aunque llegado un momento debes parar 2 o 3 horas, porque el cuerpo no da más. Los periodos de conducción se acortan. Esto te ralentiza cada vez más, dado que el cansancio es acumulativo y en la furgo descansas en 90 grados porque los respaldos no se abaten. Al final lo único que quieres es una superficie horizontal para estirarte da igual sea tu cama o la barra de un bar.

Muchos de nosotros no comíamos mucho e íbamos con barritas energéticas a fin de que no nos  entrara sueño en la conducción, ni perder tiempo en el baño, las pipas son un gran aliado.

¿Cuál es el escenario que os encontráis al llegar a Ucrania?

Llegamos a la frontera de Ucrania, en Medyka, a 85 km de Leópolis, a solo 20 km de un reciente bombardeo ruso dos días antes de partir, 20 km de distancia de Zona OTAN.

Nada más llegar, rápidamente bajamos a contactar con los refugiados, era la 1 de la mañana y llevaban esperando desde las 19:00, estaban con mantas, muertos de frío, a 7 grados bajo cero, algunos se pusieron a llorar al vernos. Lo peor es ver a las criaturas allí de pie con sus madres y las pertenencias que pueden sacar, muchos de ellos en bolsas, sin si quiera llevar maletas, otros se aglutinaban para pedirnos que les lleváramos si nos quedaba hueco. Algunos llevaban ya encima trayectos de 2 días encima de sus hombros para salir de Ucrania.

¿Qué es lo primero que hicisteis?

Rápidamente comprobamos sus identidades y les metimos en las furgonetas con la calefacción para que entraran en calor.

Nosotros mientras nos acreditábamos con policía polaca.

¿Cuál  ha sido vuestro recorrido para la entrega de material? Por ejemplo…el material médico que llevabais, organizáis la entrega con un médico ucraniano con el que contactasteis. ¿Cuál es la historia que hay detrás? ¿Cómo llegáis hasta él? ¿Cómo fue y porqué decidís hacer la entrega a él y no a una ONG por ejemplo?

A través de este agente de Frontex con el que contactó Juan Vicente, a su vez también gracias a un compañero (era una cadena de eslabones que iban surgiendo y se unían para ayudar, mediante conocidos o para gestiones), conseguimos llegar hasta un médico el cual tenía estructurada una red de transporte de medicinas, material para hospitales y comida para orfanatos.

Él aprovecha los corredores seguros y dependiendo del avance del ejército ruso o situaciones de bombardeo o colapso en rutas interiores va variándolas para llevar material desde la frontera hasta Kiev.

En nuestro caso íbamos a ir a Medyka a dejársela, pero en el último momento nos dijeron Varsovia, dado que no se fiaba mucho de la entrega en frontera. Ellos son bastantes precavidos por el hecho de alguien pueda pasar información a los rusos, ya sea por simpatía o por dinero, de ahí que cambiara la ruta en el último momento.

Se realizó por la noche en un solar o descampado, dos furgos nos esperaban. Se hizo un trasvase de medicinas y material quirúrgico a una y en la otra comida para orfanatos, enseguida nada más acabar y por la noche se fueron a llevarlo.

Nos comentaban estas personas ucranianas y polacas que trabajaban para el médico que  las ONGS ralentizan el proceso, dado que deben recibir, organizar, etiquetar y realizar un stockage previo. Todo ello hace que no fluya con la misma rapidez que si tú lo consigues introducir.

A eso hay que añadirle, según nos indicaban, que ese traslado al interior muchas veces es mediante conductores, ya sean polacos o ucranianos, y como en todas las guerras podría darse el caso de que ese material pueda llegar o no, se puede vender o perder, llegar otro o incluso parte de él. Es inevitable, es el estraperlo del siglo XX.

Las ONGS prestan todo su apoyo y son de gran ayuda para el acogimiento de refugiados y entrega de material. Coordinan y organizan la estructura  fiscalizando todo para que llegue a buen puerto y allí donde es necesario, pero muchas veces puede resultar difícil.

¿El resto de material dónde y a quien  fue repartido o entregado?

El resto de material, comida, ropa y pañales se entregó en un almacén en medio de la nada antes de llegar al puesto fronterizo.

Ese contacto nos llegó a través de una asociación de ucranianos en Madrid. El procedimiento es similar. En el almacén revisan material y dependiendo de lo que haya se ponen en contacto con los lugares donde más se necesite en Ucrania. Desde el interior salen directamente para recogerlo y llevarlo sin paradas, sin avisos.

¿Qué tipo de personas y cuántas han podido venir con vosotros?

46 personas, desde bebes hasta niños con sus madres, pasando por adolescentes y ancianos con y sin nietos.

¿Cómo y dónde  habéis ubicado a los refugiados?

En Santander, hicimos noche en un hotel en San Sebastián y les pagamos un autobús a Santander la mañana siguiente.

En la zona norte, en la Sierra de Madrid, les condujimos hasta la puerta de casa.

En Madrid, les dimos dinero para un taxi y fueron desde Alcorcón hasta Móstoles.

En Getafe dejamos a otras 3 familias, un total de 7 miembros, en las puertas de sus casas donde nos esperaban sus familiares.

Hasta Alicante. Un matrimonio de ancianos les compramos un billete de tren en Madrid y les hicimos compañía hasta que salió destino Alicante, donde les esperaba su hija.

En Granada, dejamos al resto, con destino, algunos a Málaga.

Además de esos 46 refugiados, también tuvieron que hacer hueco para bajar una bandura. Es una instrumento de cuerda típico de Ucrania, parecido a un laúd, que lleva consigo otra de las bonitas y anecdóticas historias que han vivido en este viaje solidario y nos cuentan estos agentes. ¿A quién pertenece? ¿Cuál es su valor? ¿Por qué lo traéis con vosotros?

Uno de nuestros contactos en Granada, que nos facilitó gran parte del listado de refugiados que íbamos a traernos a España, perteneciente a la Parroquia del “Santo Ángel Custodio” de esta ciudad (que curiosamente es el Patrón de la Policía Nacional), nos pidió a última hora que trajésemos a Krhystina, hermana de Katheryna, afincada en Granada, y que vendría con un instrumento musical de especial valor para ellos, un símbolo de la resistencia del pueblo ucraniano a los envites bélicos de los que ha sido objeto a lo largo de los siglos: una bandura. La noche en que nos citamos con los refugiados en la frontera, a escasos 150 metros de la valla de separación con Ucrania, nos llamó la atención que entre el grupo sobresalía la figura de una chica menuda, de unos 40 años, que portaba consigo lo que evidenciaba ser una funda de un instrumento musical de grandes dimensiones, sin duda, era Khrystina. Cuando la nombramos, en el llamamiento que hicimos a todos para que nos mostrasen sus pasaportes y acreditarles, abrazaba con fuerza su bandura, que depositó suavemente en el maletero de su furgoneta, donde quedó a buen recaudo durante los 3500 km de regreso a Granada, durante los cuales, hablando con ella, nos explicó la simbología del laúd, y que era más que un instrumento, que su valor era incalculable, pues su procedencia se remontaba a sus ancestros, que lucharon en Guerras pasadas contra la tiranía de los bárbaros… En una de las paradas para repostar y que comieran, nos deleitó con unos acordes, sumergiéndonos a todos en ese símbolo de resistencia y supervivencia del pueblo ucraniano del que, sin duda, hemos aprendido a ser más justos y fuertes para con los que más nos necesitan.

La parada en una gasolinera de vuelta a España los hizo culminar este viaje de mayor felicidad. ¿Qué pasó allí?

De camino a Varsovia, para descargar el material médico y quirúrgico que entregaríamos en mano al médico ucraniano para que lo llevara al frente, donde era más necesario dados los continuos bombardeos a Hospitales, recibimos la de un contacto para que incluyéramos en nuestro convoy a una familia de refugiados compuestos por un matrimonio y sus 4 hijos. En Varsovia, descargando el material, se nos acercó una familia, y aunque en un principio les habíamos dicho a nuestro contacto que los 6 podían venir con nosotros, una vez que hablamos con ellos el padre nos reveló que tenían otro hijo, de 17 años, que se encontraba en una localidad al norte, a 100 km de distancia y que si podíamos llevarlo también. A nosotros nos habían dicho que eran 6 miembros, que era justo el espacio libre del que disponíamos en nuestro convoy, pero al decirnos que había un miembro más, las cuentas no nos salían, por lo que le dijimos que era imposible recogerlo. El padre, sin dudarlo, nos dijo que no pasaba nada, que nos lleváramos a su mujer y a los 4 niños allí presentes, y que él se reuniría con su hijo e intentaría venir a España con su familia cuando pudiera. Fueron los primeros refugiados en subir a una de nuestras furgonetas, y nos invadió un sentimiento agridulce por poder rescatar a una mujer y a 4 de sus hijos pero sin embargo dejar allí a su marido y a uno de los hermanos. La providencia se volvió de nuestro lado al día siguiente, cuando repostando combustible en una gasolinera en Cracovia, uno de los compañeros oyó hablar en español a otro conductor, y entablaron conversación…en breves segundos trascendió que él era Policía Local, y que iban a Varsovia a recoger a refugiados. En seguida, le contamos lo sucedido con esta familia y sin dudarlo se comprometieron a buscarlo.

Nuestra sorpresa fue mayúscula cuando, ya en España, en Bailén (Jaén), a 3.000 km de esa gasolinera polaca, repostando, coincidimos con ese mismo conductor, que llevaba consigo a Igor y a su hijo. El reencuentro con su familia, que llevábamos nosotros, fue indescriptible…la satisfacción de aquél momento queda grabada a fuego en nuestras retinas para siempre.

¿Alguna sorpresa o anécdota en el viaje que nos podáis contar? (Me hablaste de un cumpleaños y de la iglesia que fuisteis de Granada que se llama Ángel Custodio)

Cuando confeccionamos la Lista de Refugiados que traeríamos con nosotros a través de nuestros contactos en España, solicitamos copia de sus Pasaportes, para que quedara perfectamente acreditado a quien traíamos, y nos fijamos en que dos de esas chicas cumplían años en uno de los días en que nos dirigíamos de vuelta a España, concretamente, a nuestro paso por Francia, y fue en una de las Estaciones de Servicio donde aprovechábamos para repostar combustible y comer e ir al servicio donde el Equipo decidió celebrárselo por sorpresa, haciéndoles un pequeño regalo y un dulce de postre a modo de “tarta de cumpleaños”, con el correspondiente cántico por parte de todos. A pesar del momento delicado que sabíamos que atravesaban esas familias por haber tenido que abandonarlo todo en sus ciudades de origen, nos pareció que no debían de renunciar a la ilusión de celebrar su día, y qué mejor momento para rememorarlo en esta segunda oportunidad que les estábamos dando. Sin duda, sus rostros reflejaron el agradecimiento por hacerles más dulce ese aciago momento, dadas las circunstancias.

Por otro lado, como si se tratase de una casualidad de esas que te pasan por la vida y te la marcan para siempre, cuando Juanlu contactó en Granada con uno de los Voluntarios ucranianos que estaban recolectando material médico, sanitario, alimentos no perecederos y ropa para enviarlos a Ucrania y que organizaba a su vez viajes de repatriación para refugiados que tuvieran familia en Granada, este resultó realizar este voluntariado en la Parroquia del Santo Ángel Custodio, en el populoso barrio del Zaidín. El contacto con Ostap fue diario, y con Nadia, que le facilitaron una larga lista de personas que querían venir a diferentes puntos de la geografía española. Pareciera que nuestro Patrón quisiera guiarnos en este periplo sin nosotros habérnoslo propuesto…desde luego, nos abrió paso ante las adversidades y cumplimos con nuestro objetivo satisfactoriamente.

¿Os ha dejado algún aprendizaje este viaje?

Si, por mucho que te sientas seguro, nada te pilla lejos de ti, como decía Víctor Hugo, nuestro problema no es que nos vayamos a morir, si no que no sabemos cómo vivir.

Nosotros lo tenemos claro, es ayudando y sacrificando lo que tenemos. Debemos dar gracias y debemos pensar que no se pueden entender las cosas si no las has vivido.

La humildad y la bondad son los pilares fundamentales del enriquecimiento del ser humano, en cada uno está el querer llegar o no hasta ellos.

¿Queréis contarnos algo más que haya pasado en vuestra estancia en Polonia?

Las anécdotas siempre tienen una pizca de curiosas o graciosas aunque sean a toro pasado, así es que ahí va la primera:

Le pasó a uno de los miembros del Equipo. Yendo por Francia, a menos de 24 horas de llegar a nuestro destino en Medyka, uno de sus contactos en Granada le comunicó que 15 de los 45 refugiados que tenían en su Lista, no habían esperado a que llegáramos a la frontera y se habían venido a España en las horas anteriores en autobuses fletados por alguna Organización y particulares. La noticia cayó en el Equipo como un jarro de agua fría, pues suponía una disminución de un tercio de la capacidad que teníamos en nuestras furgonetas para traer a refugiados, y con toda la preparación y la logística aparejada al Proyecto que habíamos salvado hasta el momento, suponía un fuerte varapalo, pero no podíamos desperdiciar tantas plazas libres, el tiempo jugaba en nuestra contra, así que durante los tiempos de descanso y sueño que le correspondían a ese miembro cuando no conducía, los destinó a permanecer en constante contacto con quien le facilitaría a la postre el nombre de 15 personas más para añadir a la Lista, y así poder ocupar todas las plazas previstas. Cuando a ese miembro le tocó su turno de conducción desde Varsovia a Medyka, al vencerle el irremediable sueño, por no haber podido descansar nada, para combatirlo y garantizar la seguridad del convoy, ingirió gran cantidad de cafeína y bebida energizante…el resultado, una fuerte taquicardia por la que tuvo que ser atendido en un centro hospitalario, llegándosele a administrar un urgente antídoto y suero para su eliminación, hasta su estabilización. Finalmente todo quedó en un susto y tras 5 horas hospitalizado, pidió el alta y el convoy prosiguió su camino. Desde ese momento comenta que lo único que tomara energizante será  chocolate y la olla de San Antón .El Ángel Custodio nos acompañó en todo momento…

Y ahora vamos con la segunda:

Al poco de comenzar el viaje ya en tierras galas hicimos un parón para repostar y comprar algo con lo que picar  y seguir adelante, entramos todos en el autoservicio excepto nuestros manchegos de armadura en pecho. Al salir observamos que no habían salido de su furgoneta, donde en su parte trasera pudimos observar un pequeño muestrario de productos varios de la tierra. De él colgaban desde viandas y embutidos, hasta algún queso oculto tras pan de hogaza,….. Sus palabras sentaron cátedra  “nosotros nos hemos traído unas cosillas de casa para ir picando”. Efectivamente picaron pero bien. A las pocas horas de iniciar la marcha ya teníamos a uno sufriendo una ligerilla acidez de estómago que le trastoco unos cientos de kilómetros.

Como despedida, sin duda hablo por todos cuando puedo afirmar que esta experiencia solidaria ha dejado en todos nosotros una huella imborrable que va a acompañarnos toda nuestra vida.

Hemos hecho un sacrificio personal que ha sido compensado con creces por saber que hemos podido ayudar a quienes más nos necesitaban y que habían puesto en nosotros sus esperanzas de recomenzar, de empezar una nueva vida, lejos de la devastación de una Guerra, uniéndose a sus familias en España…el sentimiento de satisfacción plena que nos invade a cada uno de nosotros pese al esfuerzo y el sacrificio nos lleva a decir con orgullo que hemos podido materializar el sentimiento compartido por muchos de ayudarles, que somos un eslabón de una gran cadena de favores, y que hemos dejado atrás 7.500 km de duro recorrido para poner a salvo a 46 almas…y una bandura.

Unos de los momentos más emotivos fue cuando a los compañeros que regresaron a Granada, los refugiados y sus familiares   entonaron una canción de su folclore “ MNOHAYA LITA “que refleja el agradecimiento y celebración. Se canta en los días de Santos, cumpleaños, bodas y de celebraciones con el sentido implícito de “os deseamos muchos años  de vida”.

Estamos especialmente agradecidos a los civiles que nos acompañaron en este viaje, sin los cuales hubiera sido imposible transportar las medicinas y conseguir bajar a este número de refugiados, por su aporte material y humano. Por las horas de sueño que les robamos y los dolores de espalda que les ocasionamos les pedimos perdón.

Ellos son, los manchegos Javi y Romero que nos cedieron su furgoneta y deleitaron con viandas y demás, el ucraniano Vladyslav Kozayer el cual se brindó como intérprete y para el transporte y, Juan Torres amigo personal de unos de nuestros compañeros que no dudo en servirle de binomio.

El subinspector Jesús González, nos cuenta en exclusiva a h50 que el y otro subinspector de policía nacional  ya están organizando el próximo viaje.  Han conseguido abrir ruta a través de la frontera norte de Hungría que linda con Ucrania para hacer llegar de nuevo su solidaridad y en un mes más o menos realizaran su marcha.

No nos podemos olvidar de Ana, la mujer del subinspector Jesús González, que fue la persona que se puso en contacto con nosotros la misma noche que su marido llegaba a casa después de un larguísimo y cansado viaje  y cuando le ofrecimos realizar la entrevista no dudó en despertar al subinspector para concretar la entrevista y a su vez siendo una pieza imprescindible para que se hiciera posible, este “VIAJE DE SOLIDARIDAD”.

Gracias a todos y cada uno de los que habéis hecho posible que se realice y nos llegue esta lección de vida. El mundo necesita más personas como vosotros. Estamos seguros que vuestro testimonio será de gran ayuda, porque el mundo se mueve por ángeles sin alas.

Me permito la licencia de terminar con esta frase, aunque estoy segura que al contrario también la podría citar.   “Groucho Marx dijo; ¡Detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer! Y qué razón tenia…

Entrevista dirigida por Pilaru Ramos | Locutora de radio y directora de La voz de h50

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