Sin honores
Empiezo esta pieza por la mayor. Esta horrible pandemia ha provocado que miles de familias no puedan ni despedirse de sus seres queridos, peor que en una guerra, donde al menos había cartas, actos, banderas, honores. No hay héroes entre los caídos, sólo son números y eso hace que esto sea aun peor.
Todo parece perder importancia ante esta terrible tragedia humana, económica y existencial, y así es. Aunque el caos esté constantemente en nuestras psiques parece que hemos aprendido a vivir así, a quitar importancia a un peligro que está en el aire. Pero esto todos lo sabemos, no es el objeto de este texto.
Ahora bien, ¿se imaginan que ustedes convivieran 40 años con su familia y nadie les dijera ni adiós cuando se fueran para siempre? Triste, cruel, ¿verdad? Ni más ni menos eso sucede en la Policía Nacional y la Guardia Civil, y seguramente en más ámbitos de la función pública, pero hablo de lo que conozco.
Especialmente doloroso es ver bajar las escaleras de Jefatura sólo y con un papel a un compañero que ha prestado servicio 40 o más años a los españoles, lidiando con delincuentes, con el terrorismo, con las decisiones (no siempre coherentes, justas y lógicas) de los Gobiernos que sucesivamente han ido teniendo responsabilidades en su ingrato trabajo. Sin honores, sin actos, sin los homenajes que merecidamente debería tener.
Cuando veo las imágenes de despedidas que cuerpos policiales de otras naciones hacen a sus compañeros jubilados o caídos, (humanos, caninos o equinos), siento una profunda emoción y al mismo tiempo envidia, tristeza y rabia de que en España no suceda igual. Y ya no digo igual, los honores deberían ser aún mayores, pues en estos últimos años se están jubilando hombres y mujeres que lidiaron con bandas terroristas como ETA y GRAPO, que vivieron la terrible etapa de la heroína y los constantes atracos armados, y que enterraron a compañeros sufriendo una presión que no alcanzamos a imaginar.
Si esto no es heroísmo, nada lo es. ¿Tanto cuesta otorgarles los honores que merecen? ¿Ninguno de los responsables políticos que mandan en estos cuerpos es capaz de organizar un acto a la altura del servicio prestado? En vez de usar los días de los Patrones para concederse favores mutuos, podríamos rendir homenaje a esos servidores públicos que abandonan a una familia que está muy orgullosa de ellos.
Lo pido desde aquí: no permitamos que ningún compañero baje solo por última vez las escaleras de Jefatura, que se vaya con un papel de firma fotocopiada, que tire su placa y arma en un cajón sin que nadie vea que esos “trastos” van indisolublemente unidos a cada una de las arrugas de su piel.
Tienen sangre azul o verde, y siempre la tendrán, seamos justos y démosle a ellos y a sus familias un motivo para sentirse valorados, para ser reconocidos.
De bien nacidos es ser agradecidos, denle la vuelta a esta frase, yo no quiero ser un mal nacido, menos aún en esta maravillosa familia.
Yo 43 años de servicio todo en Crg y Uip y ni un solo ni triste adiós estoy decepcionado cuando estuve en Haití y me vine me trataron mucho mejor