Destacando ante todo la labor militar y de todas las Fuerzas de Seguridad que como siempre actúan como auténticos médicos y psicólogos de guardia continua, son auténticos salvadores.
Vivir el horror en forma de angustia lacerante y continua, el miedo que te obliga a esconderte para que los fanáticos no acaben con tu vida, la persona carece del primer derecho inherente, su libertad, que es pisoteada hasta la más grave magnitud.
Ni televisión, ni cine, ni redes redes sociales, auténtica esclava en la celda de su casa. Tapado su cuerpo y rostro, las mujeres, sin derecho al trabajo ni al estudio. Psicológicamente uno ve como normal lo que es anormal y antinatural, el resignarse a su suerte maldita.
La asfixia emocional de esta situación vital tan traumática no se soluciona con el refugio en otro país, ahí sigue la desconfianza en los demás, el estado de alerta continua ante el peligro, el temor a que sean buscados .
Si el tiempo de adaptación de un lugar a otro o de una ocupación a otra requiere un tiempo, la adaptación de una cultura a otra requerirá una etapa ardua y difícil con gran ayuda psicológica.
Los niños han visto los horrores de una sociedad injusta donde estaba en juego la vida, sufrirán pesadillas, terrores nocturnos, ansiedad y miedos; ese mismo estado de alerta que el adulto.
Poco a poco verán que existe otro mundo, con derechos y sin amenazas en donde hay espacios en la calle, en donde la mujer estudia y trabaja, y esa niña, futura mujer, podrá ser periodista, policía, psicóloga o lo que ella quiera. Esa niña podrá ver el sol y respirar libertad, siendo ella misma y no un robot manejado al antojo de los locos.
Las imposiciones, y máxime en Afganistán, crean desequilibrios psicológicos que a veces se enquistan y provocan personalidades con miedos, en la mayoría de las ocasiones el rechazo a la violencia y agresividad, pero en algunas ocasiones, más minoritarias, se puede generar en un cerebro lastimado una especie de agresividad y violencia creyendo retar al enemigo pasado.
Las secuelas son diferentes en cada persona, y de ahí la actuación psicológica temprana para el ser moldeable y captador de la esencia educacional sea más eficaz. Todos debemos ser solidarios y no obviar que el peligro continúa y no es cuestión de días.
Educar en libertad y respeto, pero a la vez en solidaridad hacia las víctimas.