La recogida de desertores está ligada, como no podía ser de otra manera, con la aparición del servicio militar obligatorio, cosa que no se produjo hasta comienzos del siglo XVIII con la Guerra de Sucesión. Por ello, tiene su lógica que vayan de la mano las legislaciones sobre el reclutamiento y las normas para llevarlo a cabo en los pueblos con la aparición de los desertores y de todo un mecanismo para recogerlos y ponerlos a disposición de las autoridades.
Fue un problema endémico y complicado de solucionar porque normalmente las autoridades de los pueblos amparaban a los desertores. Endémico porque duró muchísimo tiempo y complicado de solucionar porque las razones de ese amparo se basaban casi siempre o en razones de familia o en temor a las represalias si los recogían y los entregaban.
La problemática ocasionada por las deserciones era muy variada. Desde aquellos que se ganaban la vida en solitario, porque eran protegidos por los habitantes de sus pueblos de naturaleza hasta otros, que, careciendo de ese amparo, se asociaban para delinquir como única forma de subsistencia sobre el terreno. Estos grupos eran mucho más difíciles de controlar y de someter en especial cuando entraban a formar parte de otras bandas ya establecidas de bandoleros.
En este artículo se narra el origen de las deserciones y cómo se trató de combatirlas desde el mismo momento en que aparecieron. Se toma esto como pretexto para explicar otras cosas que a un lector le pueden parecer curiosas y desconocidas.
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