Un marroquí de 30 años de edad atacó el pasado domingo a la encargada de una panadería y causó graves destrozos en el negocio tras solicitarle que abonase el coste de una cerveza antes de disfrutarla. Sineu vivió un episodio de violencia desmedida por el individuo, que ya ha sido detenido.
Brahim F. fue el responsable de los crudos acontecimientos, un hecho más que se suma a ese elevado porcentaje de delitos cometidos por extranjeros en España. Tan sólo en Barcelona los menas magrebíes cometen el 80% de los delitos, según publicó el diario ‘La Razón’ tras informaciones de la Guardia Urbana en 2022. Ha pasado más de un año y las estadísticas publicadas por el Ministerio del Interior indican un alza en el número de casos.
La encargada tuvo que ser atendida por las lesiones en un centro médico después de que el marroquí, que estaba fuera de sí, atacara al local y causara graves daños en él. La Guardia Civil, tras recibir el aviso, acudió al lugar para proceder a su inmediata detención, aunque fue necesario reducirle para poder engrilletarlo.
Al parecer, tras el primer incidente, el sujeto de 30 años de edad, volvió con una llave inglesa y una botella de whisky siendo su objetivo la víctima de su paliza. Los hechos se produjeron, según las fuentes policiales consultadas por ‘última hora’, después de las 13:00 horas en la panadería-cafetería Panord, situada en la Plaza Es Fossar de Sineu. El presunto autor ya es conocido por su carácter irascible.
Las trabajadoras, con miedo -puesto que ya conocen su comportamiento- le indicaron con mucha delicadeza que debía pagar antes de consumir, sin embargo, no fue suficiente y comenzó muy violentamente a golpear las copas de vino y destrozar parte del mobiliario. Producto de la ira, lesionó en una mano y un ojo a Catalina, una de las encargadas. Los clientes y resto de sus compañeros corrieron a socorrerla, logrando que el sujeto marroquí tuviese que marcharse, aunque luego volvió con una llave inglesa y una botella de whisky. A su vuelta, se sentó en la plaza y quedó a la espera de que la empleada saliese del local.
En ese momento, apareció una dotación de la Benemérita para hacer frente al varón, cada vez más cabreado; los viandantes y testigos de lo ocurrido temían por la integridad física de Catalina. Una vez procedieron a su identificación, el hombre se alteró más aun y se encaró con los uniformados, obligándoles a reducirle para poder ponerle los grilletes. Tras lograrlo, fue trasladado a dependencias de la Guardia Civil de Inca. Se acusa de ser autor de un delito de amenazas con arma blanca, desobediencia, resistencia grave y lesiones.