Agentes de la Policía Foral adscritos al Grupo de Delitos Informáticos, en colaboración con miembros de la Brigada Asistencial y de la División de Información, han detenido recientemente a un joven vecino de una localidad de la comarca de Pamplona como presunto autor de un delito corrupción de menores.
Las investigaciones comenzaron cuando se recibió una denuncia por un caso de “child grooming”, una modalidad delictiva que consiste en contactar con menores de 16 años de edad a través de las redes sociales o de otras formas de comunicación (como salas de chat, canales de mensajería o similares) para acercarse a ellos e intentar posteriormente un contacto sexual.
En el avance de las indagaciones policiales, los agentes del Grupo de delitos informáticos llevaron a cabo la entrada y registro en el inmueble en el que residía el sospechoso investigado. Allí encontraron elementos electrónicos y otras evidencias, que una vez analizados vinculaban al joven con varias menores de edad con las que habría contactado.
Tras la instrucción de las correspondientes diligencias policiales el detenido fue puesto a disposición del Juzgado de Instrucción nº 3 de Pamplona, que decretó su ingreso en prisión. Los investigadores continúan analizando la información contenida en los dispositivos incautados.
Grooming: importancia de la supervisión y denuncia
El grooming en las redes sociales es una de las principales amenazas que pueden encontrar los menores de edad cuando navegan usando sus dispositivos digitales, puesto que estos depredadores sexuales se esconden en ellas para lograr sus objetivos.
En esta modalidad delictiva, el ciber-depredador utiliza diferentes tácticas y artimañas en el espacio virtual para interactuar y ganarse la confianza de los menores de edad.
Generalmente el acosador trata de forzar un encuentro cara a cara con los menores de edad, en el que se puede perpetrar abusos y otras acciones de índole sexual.
Los especialistas de Policía Foral vienen detectando una proliferación de este tipo de conductas, algunas con víctimas de hasta 12 y 13 años, por lo que insisten la necesidad de prevenir este tipo de hechos siguiendo unas pautas básicas. Además, en caso de que se haya sido víctima de este tipo de técnicas, es fundamental presentar denuncia para poder investigar los hechos. En el momento de presentar la denuncia, será fundamental aportar todo tipo de pruebas o documentos que ayuden en la investigación: conversaciones, capturas de pantallas, contenido multimedia recibido o compartido…
Consejos frente el grooming para padres
– Supervisar la actividad de los menores, en especial de quienes no llegan a los 14 años. Tener una actitud activa para conocer las aplicaciones que utilizan sus hijos y el uso que hacen de ellas.
– Formarse y formar a los menores sobre los riesgos que puede conllevar compartir determinados datos personales, especialmente los que afectan a su intimidad. Es importante hacerles entender que cualquier información que comparten queda fuera de su control, y puede ser aprovechado de forma maliciosa por cualquier persona, forme parte de
su círculo social (como amigos o compañeros de colegio) o no.
– Concienciar de que relacionarse con personas desconocidas a través de internet o redes sociales conlleva riesgos tan importantes como hacerlo en el mundo físico. De hecho, este tipo de interacciones en el ciberespacio suele ser aprovechadas por los delincuentes para buscar encuentros físicos a nivel personal.
– Prestar atención a los síntomas más habituales que suelen mostrar los menores víctimas de estos delitos, como cambios de actitudes o hábitos (ausencias injustificadas, altibajos anímicos o de resultados escolares, uso de dispositivos a escondidas…), en sus relaciones con otras personas, en especial con adultas (miedos, negativas a abandonar el domicilio, dificultades de comunicación…).
Consejos frente el grooming para menores
– No compartir fotografías, vídeos o datos personales a través de los cuales se les pueda identificar.
– Evitar compartir contenidos de carácter sexual, incluso con personas con las que en ese momento se tiene confianza o incluso algún tipo de relación sentimental. La relación puede cambiar y el contenido compartido, usado de manera ilegítima.
– Desconfiar ante usuarios desconocidos que busquen entrar en contacto.
– Tener presente que en el ciberespacio es frecuente el engaño y que la imagen y datos (edad, sexo, origen, aficiones, formación…) que ofrece un usuario puede no ser real. – Utilizar perfiles privados y no aceptar solicitudes de amistad de desconocidos. El hecho de tener más seguidores no debe ser una prioridad en el uso de las redes.
– Rechazar inmediatamente mensajes y proposiciones de tipo sexual. Desconfiar de los mensajes extraños que se puedan recibir a través de las redes sociales, en especial de aquellos que afirman haber conseguido contenido de carácter sexual de la víctima.
– En caso de sufrir presiones o chantajes de índole sexual, contárselo de inmediato a una persona adulta de confianza (padres, familiares, profesores…). Nunca intentar solucionar el problema accediendo a las pretensiones de los delincuentes.