Agentes de la Policía Nacional han detenido en la localidad valenciana de Paterna a un hombre de 37 años y con numerosos antecedentes policiales como presunto autor de hasta ocho robos y tres hurtos en establecimientos comerciales de la localidad, cometidos todos ellos en tan solo una semana y en diferentes horas del día.
La detención se produjo sobre la una de la madrugada, cuando agentes que prestaban servicio de prevención de la Seguridad Ciudadana observaron a un hombre con la capucha puesta en actitud sospechosa, por lo que lo vigilaron desde una distancia prudencial.
En un momento dado, el sospechoso extrajo del interior de su chaqueta una barra metálica e hizo un gesto de forzar la cerradura de un establecimiento. Rápidamente, los agentes se acercaron para impedir el hecho delictivo, momento en el que se percató de la presencia policial e intentó huir del lugar, siendo finalmente detenido en la calle Reyes Católicos.
El arrestado opuso gran resistencia, llegando a lesionar a dos de los policías, presentando uno de ellos una herida sangrante en un dedo, además de romperle el pantalón, y el otro un golpe en la mano derecha.
La detención se ha producido en el marco de un dispositivo de seguridad establecido conjuntamente por la Policía Nacional y la Policía Local de Paterna tras una serie de robos en establecimientos comerciales de Paterna cometidos en la última semana.
Como consecuencia de las investigaciones, consideran al ahora detenido el presunto autor de tres delitos de robo con violencia e intimidación, cinco delitos de robo con fuerza y tres delitos leves de hurto en diferentes comercios de la localidad cometidos en los últimos días.
Los agentes han podido averiguar que los hechos cometidos eran en un radio cercano a la vivienda del sospechoso, por lo que podría regresar rápidamente a su vivienda en la que se ha intervenido, durante el registro realizado, diferentes prendas de ropa que podría haber vestido durante la comisión de los diferentes hechos.
Su principal objetivo eran comercios tipo farmacias, peluquerías o panaderías y aprovechaba los momentos en los que había poca o ninguna afluencia de clientes para sustraer la recaudación de la caja registradora. En una de las ocasiones llegó incluso a emplear una navaja para intimidar a las empleadas del establecimiento.