Ni siquiera el más agorero y pesimista de nuestros amigos, familiares o compañeros de trabajo podría haber adivinado lo que el 2020 nos tenía deparado. Todos recibimos aquel año dándole la normal y habitual acogida que anualmente certificábamos a través de aquel aceptado ritual de cena, ingesta de uvas al son del tolón tolón y llamadas a los primos, tíos y hermanos lejanos. Todo fue risas, abrazos, nuevos deseos, cercanía y contacto físico esa Nochevieja, mas como bien es sabido por todos, ni en los más bonitos cuentos de hadas es oro todo lo que reluce ni debe porqué cumplirse aquello del final feliz. Y la luz llevó a las sombras y los frustrados propósitos personales a las mascarillas. Los saludos se disfrazaron de escorzos con el codo y las distancias de seguridad se hicieron obligatorias a la par que necesarias. Este contexto cambió el mundo que conocemos y eso que aún estamos de estreno en esta nueva etapa de la Humanidad. De lo negativo estamos bastante intoxicados, de lo positivo se habla menos, quizás porque como noticiable no valga demasiado. En este sentido, rompo una lanza (en favor de) y me quito el sombrero (delante de) los que cambiaron el enfoque de esta pandemia y aprovecharon para derrochar creatividad y ajustar las cuentas con su yo más interno, insertos en un lance del cual sólo podía salir victorioso el niño soñador que llevan dentro.
Supongo que fue así como empecé a escribir. Cuando alguien lee mucho, sobre todo durante su infancia, desarrolla una capacidad indomable para imaginar y divagar todo el tiempo. La más rica de las fantasías se instala en el cerebro del lector como el callo que se produce en manos y pies por el incesante estrago de los roces más impertinentes. Un confinamiento era más que suficiente por sí mismo para hacer saltar la chispa de una persona acostumbrada a imaginar personajes y situaciones irreales en su cabeza. Poco más hizo falta para que saltaran al papel, bueno, al documento de Word mejor dicho. Y si ya le añadimos un trabajo nuevo, una ciudad también novedosa y desconocida por descubrir desde cero y un toque de queda que dejaba con varias horas de vida activa a la más talentosa de las inspiraciones y creatividades de un hombre, no podía pasar más que una cosa: la germinación de una novela.
A nivel personal estoy muy contento con el resultado por varias razones, no sólo por el hecho de haber concluido el proyecto y haber sido capaz de conectar todas las tramas que acompañaban a la principal. Son varias lecturas las que se puede hacer del libro, ya que se habla de criminología, de política, de pandemia, de los jóvenes, de las redes sociales, de la sociedad de la desinformación…y en ese sentido me parecía muy interesante que el lector tuviera dudas y se formulara preguntas en su cabeza. Tiene algo de humor, historia, experiencia personal…Me sorprendió mucho que la misma historia fue demandándome cambios en el guion primigenio y los personajes han convivido conmigo como si hubiesen sido mis compañeros de habitación. De hecho, lo que iba a ser un intento de escribir por escribir presumiblemente se el primer bloque de una saga que cuenta con seis episodios. Si tuviera que quedarme con una sola cosa, me quedaría con uno de sus personajes D.Ulises Guillén Costa, un criminólogo algo friki que escribe una enciclopedia donde reúne todos los conocimientos de la ciencia criminológica. Los volúmenes de esta obra irreal están desperdigados por el libro en forma de extractos y si el lector agudiza su ingenio pronto se dará cuenta que todo lo escrito por Guillén tienen su correspondencia con la trama en la que se desarrollan el resto de los personajes. Es el tipo preferido para mis lectores que también han valorado que se muestren añadidos de la obra en Instagram.
Incluso uno de los personajes, Helena, tiene su propio perfil para contestar a lectores y resto de personas interesadas en el libro.
Luis María Oncala Sibajas. Autor de Desde Zero Madrid.
SINOPSIS: Año 2020, un extraño virus aparece en el Planeta. Los políticos juegan a ser demagogos y los oportunistas buscan la mejor ocasión para dar vida a sus oscuros planes. En una ciudad de bandera, para conocer desde cero, se darán cita las conspiraciones, los secretos, las nuevas experiencias, el control de masas, los contagios y las vacunas (si finalmente llegan a tiempo). Una novela para contagiarse. Oñate, que recientemente ha jurado el cargo, se traslada a Madrid para ocupar su primer destino como agente de la Policía Nacional. Allí conocerá a Helena, una joven amante de los programas de sucesos y de las redes sociales. Con la ayuda de otros pintorescos personajes, el extraño binomio se embarcará en una aventura en la cual intentarán descubrir quién o quiénes están manipulando a los jóvenes en plena pandemia mundial.
Excelente novela. Para todo aquel amante del misterio y el suspense, y para todas aquellas personas a las que la vida les ha permitido comenzar de Zero.