La Asociación Profesional de Funcionarios de Prisiones (APFP), sindicato mayoritario en el Centro Penitenciario de Monterroso y en la provincia de Lugo, informa que este viernes se produjo un grave suceso en el que resultaron heridos dos funcionarios de prisiones.
Unos hechos que sucedieron cuando el jefe de servicio y tres funcionarios procedían al cacheo del interno A. K. y a la requisa de su celda. Fue en ese momento cuando éste empezó a insultarlos y hacer aspavientos con las manos de manera alterada y en actitud muy agresiva. El preso fue elevando el tono de los insultos, pasando a las amenazas y a lanzar patadas y puñetazos a los trabajadores.
Es en el intento de reducción posterior cuando resultan lesionados los dos funcionarios. Uno de ellos en la espalda con una fuerte contractura lumbar, teniendo que ser trasladado en silla de ruedas a la enfermería del Centro ante la imposibilidad para moverse, lugar donde recibió los primeros cuidados, siendo posteriormente llevado a un Centro Hospitalario. El otro trabajador penitenciario recibió atención médica y calmantes para mitigar el dolor en la zona de las costillas.
Este interno, de origen musulmán, que se encontraba cumpliendo sanción de aislamiento en celda por su mal comportamiento; con numerosos informes previos de su peligrosidad y con numerosos partes y mala conducta, manifestó posteriormente al facultativo en el reconocimiento médico que se había tragado una cuchilla, por lo que tuvo que ser derivado al hospital.
Desde APFP destacan la rápida y efectiva actuación de los funcionarios, que al reducir al interno evitaron que pudiera continuar causándoles daño. “La profesionalidad mostrada en todas estas actuaciones, que se están convirtiendo en algo habitual en nuestro Centro, hacen que no tengamos que lamentar una desgracia”, remarcan, y destacan también la rapidez del equipo directivo, tanto en afrontar la incidencia como en la aplicación de las medidas legislativas a su alcance.
Desde Apfp recuerdan que el Centro Penitenciario de Monterroso es de categoría C por lo que debería albergar internos de perfil bajo y análogo a los CIS, mientras que la realidad es bien distinta, “estamos recibiendo muchos internos progresados de 1 º grado, que al llegar a nuestro Centro manifiestan su inadaptación al régimen ordinario”.
Reclaman por todo ello, y una vez más, el reconocimiento de los trabajadores como agentes de la autoridad, una dotación de personal suficiente para las necesidades reales de los Centros, adecuación de los medios coercitivos al siglo XXI (pistolas Taser) y una actualización retributiva que les equipare con sus compañeros de Cataluña, igual trabajo, igual salario.