Independientes de la Guardia Civil (IGC) ha planteado de forma reiterada a la DGGC propuestas encaminadas a la implantación de un turno de trabajo ajustado a horarios, cadencias y descansos que permitan conciliar la vida profesional y laboral, tal y como ya realizan en la actualidad otros cuerpos policiales homólogos.
IGC considera que es una prioridad urgente y de extrema necesidad que de una vez por todas se ejecuten las medidas legislativas necesarias para mejorar las condiciones laborales de los miles de guardias civiles que prestan servicio en todo el territorio, ya que a día de hoy se encuentran ante una discriminación real y objetiva con el resto de fuerzas policiales.
Señalan que esta situación empieza a ser insostenible, ya que a la carencia de efectivos se suma la precariedad laboral con turnos agotadores y sin una cadencia normalizada que permita conciliar la vida profesional y laboral y que impide el óptimo descanso a gran parte de los guardias civiles. Muestra de ello, es que ha aumentado el número de patologías relacionadas a estrés, ansiedad e insomnio.
IGC ha solicitado en múltiples foros con la Administración, así como a través del máximo representante del Ministerio del Interior que se tomasen medidas efectivas para solucionar la problemática que sufren miles de guardias civiles, sin que hasta el momento se hayan adoptado medidas efectivas al respecto. Consideran que todas las fuerzas policiales que realizan funciones policiales idénticas, deben compartir los mismos derechos en materia laboral que el resto cuerpos policiales de España. La realidad es que a día de hoy la Guardia Civil sigue siendo considerada el “Patito Feo” y sigue siendo el cuerpo peor parado.
Como dato curioso, un agente de la Guardia Civil realiza una media de 144 horas más de trabajo al año que un Policía Nacional, lo que supone casi el equivalente a trabajar un mes más al año.
Desde IGC se considera primordial la implementación de una jornada laboral digna e igualitaria al resto de cuerpos policiales y con una misma retribución que permita la conciliación de la vida personal y profesional.
Por este motivo, desde IGC se considera necesario que la Administración escuche de una vez por todas al colectivo benemérito y adopte de forma inminente y sin mayor demora cuantas medidas sean necesarias para revertir la situación actual que padecen en la actualidad en torno a 50.000 guardias civiles y sus familias.